El afro como adjetivo y sus implicaciones
No deberíamos dejarnos hipnotizar por un edificio de símbolos y valores que por exceso de iluminación ocultan la rígida estructura principal que nos atrapa.
Una de las mayores amenazas de una cultura hegemónica es la fosilización de aquellas otras que representan un cuestionamiento a su legitimidad o a su hegemonía. Por la misma razón, esta cultura dominante aplaudirá y premiará todo aquello que le conviene mantener definido dentro de límites conocidos.
En Estados Unidos se llama "afroamericano" a todo aquel hombre o mujer de piel oscura, aunque sea el más puro producto de la violencia cultural europea. En América Latina, la idea monotemática de un hombre negro tocando un tambor y una mujer negra bailando semidesnuda, como objeto sexual de consumo interno y para la exportación, contribuye a restringir la potencialidad de la población negra que de esa forma no se auto representa, ni es vista por los demás, como protagonista en otras áreas de la sociedad. Si es un pintor blanco, se destacará por sus temas "afro" y se dará un baño de "pueblo", aunque el grupo aludido represente, como en Uruguay, al nueve por ciento de la población. Probablemente será reconocido como un gran artista plástico y un mal tamborilero, ya que el blanco es asumido como el "observador natural" de la irracionalidad y la sensualidad del primitivo africano, según la centenaria tradición eurocéntrica. De la misma forma que, después del Renacimiento y de Miguel Ángel, abundan desnudos femeninos en la pintura europea (en algún caso, rodeados de hombres vestidos) y en los medios contemporáneos de entretenimiento: el que observa, el macho blanco, es quien domina y así realiza un juicio sexual y estético. Mirar, representar, es ordenar, establecer, dominar. El observado se hace objeto, se hace cosa. Y la crítica contribuye abstrayendo los valores estéticos de los valores éticos o ideológicos, aplaudiendo aquellos y negando estos. Es decir, legitimando con su prestigio intelectual.
No deberíamos dejarnos hipnotizar por un edificio de símbolos y valores que por exceso de iluminación ocultan la rígida estructura principal que nos atrapa. Aunque los uruguayos nos auto representamos como antirracistas por excelencia, debemos reconocer que existe una discriminación social de hecho —aunque creo que nunca tan grave como en gran parte de Estados Unidos— que ha relegado a la población negra a un lugar casi inexistente en la política, en las universidades y en los altos puestos públicos y privados.
La población negra del continente no vino de turismo sino por la violencia de la cultura europea. Razón por la cual los negros deberían llamarse euroamericanos, si no fuese porque significaría un permanente recuerdo a una herida que todavía sangra. Sí, existe una poderosa cultura afroamericana, afrocubana, afrouruguaya, etc. Pero definir a alguien como afroamericano por el mero color se su piel es parte de la violencia dulce.
Por qué los blancos no se llaman "euroamericanos", incluso allí donde son minorías?
Todo esto me recuerda una emisora local en Mozambique que reportaba un accidente diciendo que habían resultado heridos "tres personas y dos macúas". Las personas eran blancos; los macúas eran negros.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.