El país debe convertirse en un gran taller de la lengua
- Yessika Valdés
La ultracorrección es un vicio. En determinados países, el adverbio ‘enantes’ (o ‘enante’) cayó en desuso. En Panamá, no, pero muchas personas pretenden empujarlo desde el piso 15 de un rascacielos.
El 23 de abril de cada año se celebra el Día del Idioma Español, y Panamá no es la excepción. Pero hay quienes, como el doctor Rafael Candanedo, celebran el idioma en todo momento y en cada espacio que sea posible.
Así se le distingue en la cátedra universitaria, desde las páginas de los diarios, a través de las frecuencias de radio y, por supuesto, con las tecnologías de la información y comunicación (TIC) como facebook, en donde casi de manera cotidiana apunta en su muro alguna reflexión relacionada con el idioma.
Siendo así, díaDse dispuso conocer algunas de sus apreciaciones sobre la situación de nuestra lengua a lo que el autor de “La última palabra”accedió con el entusiasmo que le proporciona hablar de un tema que evidentemente lo apasiona.
RC:El idioma español, en términos generales, goza de buena salud. Hace algunos meses fue presentada por la Real Academia Española una obra monumental, dirigida por el profesor Ignacio Bosque: la Nueva gramática de la lengua española. De nuevo tiene el haberse compilado en dos tomos el saber de nuestra lengua, de manera particular en los terrenos fonético, gramatical y sintáctico. En el uso cotidiano, por ejemplo en Panamá, el estornudo es frecuente por un resfriado que se está volviendo crónico y que es causado por un deterioro general del sistema educativo formal, sumado a un empleo anómalo de la lengua a través de los medios de comunicación electrónicos. La lengua se tropieza con un sector considerable que ondea la bandera del todo vale en un periodo de la humanidad caracterizada por las rupturas de paradigmas, el ritmo vertiginoso de la vida y por una suerte de incertidumbre que ha puesto en jaque determinados valores universales, como el amor a la lengua materna.
RC:Muchos de los errores que cometemos en Panamá son comunes a otras naciones hispanoparlantes. Estamos en desventaja, pues el sistema educativo formal está en colapso. Se está profundizando la brecha entre aquello que se comunica y aquello que se entiende, cuando se entiende. Es deficiente la cultura lingüística en el sistema. La comprensión lectora se está dificultando.
Algunas de las fallas identificadas en nuestro país son las siguientes:
Primero se habla y después se piensa.
Al revés del método científico. Este yerro fundamental se manifiesta en una mala construcción sintáctica y falta de organización del pensamiento. Si hubiese sanción por cada una de las distracciones y la falta de rigor en el manejo idiomático, como si se tratase de infracciones del tránsito, el Estado podría recaudar mucho dinero, incluso para construir el transporte subterráneo y nacionalizar las autopistas explotadas por capitales mexicanos.
Desamor a la lengua materna.
Como si se odiase a la propia madre. Uno no elige la lengua materna, pero algunos compatriotas hubiesen preferido de idioma el arameo, el mandarín, el inglés, el lituano o el suajili.
Confusión en las estrategias de la lengua oral y de la escrita.
Como impera la oralidad, en la escritura suele imponerse. Ambas son parte de la lengua natura, sin embargo, sus características difieren, si se atiende el enfoque comunicativo.
Fallida concordancia entre sujeto y verbo (la gente se estacionaron en el área), en género (las personas estuvieron contentos).
En el primer caso, el verbo debe estar en singular, como el sustantivo (gente), y en el segundo, el estado de ánimo (contentos) se refiere a un sustantivo femenino (personas).
Manejo de las preposiciones, sobre todo la ‘a’.
(El comité le toca aclarar las dudas). Se ha omitido la ‘a’, al inicio. (Al comité le toca aclarar las dudas).
‘Mayusculismo’ crónico, principalmente, en el lenguaje administrativo.
El jefe asegura que sus títulos y cuanto se le ocurra debe ir en mayúscula inicial, y hasta general, para darle fuerza a lo que expresa. El subalterno asiente sumiso.
Dequeísmo y dequefobia. Son parte del paisaje idiomático y el consuelo es que se trata de vicios compartidos en buena parte de la comunidad hispanoparlante.
Loqueísmo.
La fórmula ‘lo que’ es el último grito de la moda, de manera particular en narradores en directo de determinados hechos informativos.
Trueque semántico anómalo.
Por desconocimiento más bien que por malabarismo metafórico, se trueca el significado de determinados términos: priva por prima; absorber por absolver; abrogar por arrogar; ocultismo por ocultación; desintegración por disfuncional.
Pereza bíblica.
Disfunción psicomecánica del aparato bucal: “Voy pa’llá”.
Uso de ‘haber’ en su condición de verbo impersonal.
Pleonasmo negativo.
(Mas sin embargo; libar licor; subir arriba; talud de tierra).
Merecumbé en el tiempo.
En la expresión, se enreda con el presente aquello que sucedió y surgen construcciones como la siguiente: “El occiso salía de un baile cuando lo mataron”. ¿Ya estaba muerto cuando salía? Es común el empleo de la inflexión ‘introducimos (presente) dándole carácter de pretérito. “El ex Presidente sancionó la ley” ¿Pudo sancionarla si ya no era Presidente?
Neoguari guari.
Incluir en una construcción sintáctica española cuanto anglicismo -muchas veces innecesarios- se le ocurra al hablante.
Frases esperpénticas de tristezas y alegrías:
“Afortunadamente solo murieron cinco personas en la Semana Santa”, expresa con aire de alegría el funcionario. En la lista no está la madre de él.
RC:La internet (nombre común, y con minúscula inicial) y el chat abreviatura. Revisores de ortografía, sinónimos y antónimos.
Nunca antes ha circulado tanta información como en esta época, gracias a las nuevas formas de la tecnología. Es una aliada, en sí, para la promoción y el desarrollo de la educación y la cultura. Si no se desvirtúa su papel de herramienta, entonces es una amiga. Diferente es cuando se le otorga otro carácter.
Preocupa, con razón, la influencia que la abreviación característica del chat puede tener en el desarrollo de la lengua natural. El chat es una forma que es útil, si no pasa los linderos de sus plataformas propias y la comunicación informal.
Los revisores automáticos del idioma son limitados, un paliativo, y no pueden sustituir a los editores humanos.
La codicia de los fabricantes de artilugios tecnológicos ha tratado de deshacerse, por ahorro, del patrimonio fundamental y primero de las lenguas, como es el alfabeto. En el caso particular de la lengua española, le quisieron guillotinar dos dígrafos que son inherentes a ella: la ch y la ll. Mucha gente aplaudió como si se tratase de limpiarse una espinilla. Hasta su tránsito una heroína panameña, doña Elsie Alvarado de Ricord, intentó atajar el exabrupto; no obstante, esa zona del alfabeto está herida de muerte. La tecnología no es mala, sino los absurdos de quienes se excusan en ella para llevar a cabo sus tropelías.
RC:No creo. Más bien hoy el profesor de lengua y literatura española es un llanero solitario. El sistema educativo lo mira en forma lastimera y no siente compromiso hacia su causa. Existe hasta un reglamento -creo que no escrito- que establece que un profesor de otra asignatura puede ser blanco de sanción, si se le ocurre restar puntos en la evaluación de sus alumnos derivados de fallos gramaticales.
RC:Hay excepciones honrosas de buena praxis idiomática. En esta época, las grandes aulas las organizan los medios de comunicación social, y se sigue disociando su función de la educativa. Para conglomerados enteros, la referencia lingüística no es un diccionario ni un libro, sino un presentador de radio o televisión. Si él se equivoca, ese error se extiende. El medio de comunicación es un parlante contagioso, y puede servir para afirmar el uso idiomático o, sencillamente, maltratarlo, como es el pan nuestro de cada día.
Sin menoscabo de sus intereses comerciales, bien podrían incorporar en su misión estratégica el desarrollo de la cultura idiomática y, en consecuencia, de la educación nacional.
RC:Sí, con voluntad, tanto por parte del país organizado, como de cada usuario. La realidad indica lo contrario. La desidia es la constante. Y la oficial llega a niveles de desprecio. Póngale atención a la palabra de cualquier Ministro y lo comprobará. Con honrosas excepciones. El empobrecimiento de la lengua es la tónica. Como si les estorbase. No entienden que la lengua es el pensamiento y que es nuestra patria común. El escritor portugués Fernando Pessoa proclamó: “Mi patria es mi lengua”. La relación de muchos dirigentes del país con su lengua materna es incestuosa.
RC:La Real Academia Española y sus asociados han desarrollado y desarrollan una labor normativa de mucho valor. No debe otorgárseles más funciones que aquellas que le corresponden a una ONG especializada en la materia. Con aciertos y desaciertos. La lengua española es muy consistente en sus niveles fonético, gramatical y sintáctico. Siempre ha mantenido la puerta abierta al neologismo necesario. Con el ascenso del inglés, en la adopción de términos, se le ha otorgado patente a formas que nuestra lengua ha tenido resueltas desde hace tiempo. No laceran el lexicón rap, internetychat, porque carecemos de esos vocablos, pero no se justifica el entusiasmo por incorporar, por ejemplo, stop, partyy rally. Parecen ‘camarones’ propios de diputados panameños.
RC:Que cada ciudadano le otorgue la preeminencia a su lengua materna. Si se trata de un kunahablante, no puede exigírsele ese rigor, pues su lengua materna no es el español. Los dirigentes del país y los educadores son los llamados a mantener en alto la bandera del buen decir. Como afirmaba de su España natal don Fernando Lázaro Carreter, los gobernantes deberían ser los primeros en cumplir con las leyes lingüísticas. Quienes alardean de ser buenos ciudadanos disocian la lengua de la democracia. A ellas las une un cordón umbilical. Aunque solo es discurso, en la cúpula educativa cada cierto tiempo, como el cometa Halley, se impone la moda de afirmar que todos se comunicarán en inglés; incluso hasta con tirabuzón, se promueven propuestas legislativas a favor del inglés y del mandarín, que, en principio, no cuestiono. Pero a la lengua materna en esos ámbitos se le rinde el mismo cariño que al patito feo. En otra ocasión, me concentraré en la gramática de probeta, de modelos reñidos con la realidad, que rige los planes de estudio.
RC: Vivimos en medio de la multiculturalidad. Nuestros padres y abuelos aprendieron a lidiar con esa realidad, y nos legaron una lengua que ha recibido diversos influjos y presiones. Ha sobrevivido, sin embargo, a todos esos embates. Quien tiene claro cuál es su cultura –panameño-latinoamericana- y cuál es la lengua que la sociedad adoptó para organizarse, no debe temer al contacto con otras culturas. Terminará enriqueciéndose.
RC:Se calcula que están en uso seis mil lenguas en el mundo, una por cada millón de personas. La mitad de ellas está en riesgo de desaparecer. Cuando son unos pocos miles los hablantes se enciende una luz roja. Ocurre con el bribrí, que se habla en la región noroccidental de Panamá, en la frontera con Costa Rica, y de alguna manera sucede igual con el naso.
La lengua española, por el contrario, se fortalece y se está expandiendo a pasos agigantados.
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