“Historia patria”

A nadie le importa su nombre. Después de todo, es uno más en medio de este desfile de cuerpos inertes que a diario amanecen tirados en los predios de cualquier cloaca. Era joven, uno más de los tantos, que el año pasado vio su última Navidad y que este año no llegó hasta el Mes de la Patria.

Al amanecer de cada día, en los noticieros de televisión y en las portadas de los diarios, desempeñan su último rol estelar. Quizás se le recuerde por el alias con que lo bautizaron en la calle como resultado de algún defecto físico, alguna maña característica, por el calibre de sus fechorías o, sencillamente, con el diminutivo de su nombre para que su imagen no perdiera la candidez. Al fin y al cabo, como casi todos, era solo eso, un niño sin oportunidades ni orientación.

La escena se repite sin parar. Lo que cambia, o mejor dicho, lo que persiste, son las características de los escenarios de esta tragedia: barrios marginales, lugares donde el hacinamiento es fastidioso, la salubridad precaria y el hambre nunca dice adiós, sino hasta luego. Adjudíquele el nombre que quiera al barrio, que las víctimas las pone siempre la misma gente.

Lo doloroso de todo es que nos estamos acostumbrando a vivir con eso. Incluso, ya nos extraña cuando las notas de apertura de los medios no traen su muertito a cuestas.

Estamos hablando del mismo país, solo que el crecimiento económico para unos se mueve en ascensor, mientras que para otros apenas emprende su andar, pero utilizando las escaleras. Con esta desventaja es imposible que no sigamos viendo caer a gente joven, seres humanos a fin de cuentas, a quienes se les niega la oportunidad (ya casi sin disimular) porque ellos son buenos para otros fines, como el ser objeto para la demagogia y politiquería de a real.

Ahora mueren ellos, mañana puede ser cualquiera y, eventualmente, también perecerá la Patria espiritualmente, porque cada vez que muere un joven se va un pedacito del país y se mutila el futuro. Estos días, estos tiempos, son buenos para reflexionar al respecto.

Saludos a “Neco” Endara. Querido e ilustre amigo “Neco”: Hay discrepancias sobre si han sido quince o dieciocho los “Mirós” que has ganado. Eso es lo de menos. Tu acostumbrada modestia te lleva a decir que son más los que te negaron y que consuelas a otros ganadores diciéndoles que tú también participaste cuando ellos ganaron.

He tratado de asistir a cuanto espectáculo importante ha brindado el Teatro Nacional y te aseguro que nunca he gozado tanto en ese templo de la cultura como aquel viernes de tu apoteosis. Fui con la intención de aplaudirte hasta que me dolieran las manos, pero no me dolieron porque el entusiasmo me sirvió de analgésico.

La espontaneidad, el humor y el ingenio que derrochaste en tu discurso nos levantó de nuestros asientos a los espectadores, galardón reservado solamente a  actores, músicos o tenores de fama universal. Y es que tú eres el más universal de nuestros genios vivos. ¡Salve, laureatus!. Francisco Moreno Mejías

Lector curioso. Hola. Yo nunca he leído una obra de Ernesto Endara. ¿Me podría decir cómo puedo ver online el suplemento en el que alguien cuestionó la calidad literaria de Endara y lo calificó de diletante? Gracias. Gilberto Navarro.

Preparan actividad. Saludos, aquí les envío el afiche de mi próximo proyecto. Espero que, como siempre,  nos ayude para sacar algo en  Día D.

Se trata del “Encuentro de Jóvenes Coreógrafos” para aportar al crecimiento del movimiento dancístico panameño. Además es para motivar a los jóvenes que inicien presentar sus obras coreográficas para el público panameño. Asimismo estaríamos abriendo un campo de trabajo para el futuro profesionales de la danza.

Quizás cuando ya se acerca la fecha de la función, seguro que me encantaría publicar más sobre la función misma. Pero antes sería muy importante que nos ayudaran para su publicidad. Mil gracias, Diguar Sapi

Merecido homenaje.Egbert. Excelente el suplemento de esta semana, comenzado con tu entrevista a Neco Endara y pasando por todos los columnistas. Definitivamente, que es una edición para guardar. Felicidades a todos. Darys Martínez