Historias de Panamá: ¿No perecerá nunca el héroe feo?
Llevamos escribiendo por varias semanas sobre las historias de Rubén Blades: uno de los artículos fue dedicado a Plástico y a Pedro Navaja, y otro a Maestra Vida, con una muy pequeña referencia de Mundo. Han sido cuatro entregas exactamente, incluyendo el tema introductorio. Y por eso creo que ha llegado el momento de entrar en cierto debate. ¿Estás listo?
Verás, el argumento tejido en muchas de las canciones de Rubén Blades es el del héroe feo – Pedro Navaja – o el pobre injustamente vapuleado. Estos son los estandartes de las clases bajas porque, como dijo Pedro Rivera, la pobreza, de ser una condición, se convierte en identidad. Y aquí, en este momento, voy a relacionar a Blades con la literatura – sí, no he dicho música, sino literatura – revolucionaria o prerevolucionaria que fue una corriente que recorrió Latinoamérica en su momento. No es casual, pues, que la aparición de estas canciones coincida con la dictadura de izquierda y populista que se impuso en nuestro país, la de Omar Torrijos.
Pedro Rivera publicó hace algunos años una reflexión magistral. El librito demostraba cómo la pobreza puede convertirse en espacio de identidad y llevarte a defenderla a toda costa. En otras palabras, cabe la pregunta, ¿realmente somos pobres o aprendemos a ser pobres? A todas luces, la respuesta correcta parece ser la segunda, pero eso no es lo que profundamente proponen algunas canciones de Blades y otros artefactos culturales latinoamericanos. El punto es que, en cierto momento, Latinoamérica – y también ocurrió en Europa – sintió la necesidad de regocijarse en dolores que creían inmutables, defenderse de la realidad así sea diciendo: estoy orgulloso de mi quebranto. Parece ser un paso más en el proceso del desarrollo.
De cualquier modo, las historias insertas en la música de Blades nos han formado como panameños y son parte de nuestra cultura. En la siguiente glosa, hablaré de esos "diablos rojos" que pronto, tal parece, serán parte de nuestro pasado, y propondré, ¿por qué no?, la creación de un Museo del Diablo Rojo.
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