Si nos damos un baño de pueblo...
- Rodolfo de Gracia
Ciertamente, la experiencia de leer a Vargas Llosa aporta no solo beneficios en el orden intelectual, sino que su exuberante léxico y sus cualidades de gran orador se vierten en el texto y todos, con mayor o menor aprovechamiento, aumentamos nuestro vocabulario culto, que empezará siendo solamente "pasivo", de "reserva" hasta el momento en que decidimos (si lo decidimos) ponerlo en práctica.
Pero está también la lengua popular, signo de la idiosincrasia de un pueblo, lo cual no significa que el pueblo no sea culto, pero el pueblo es el pueblo, y tanto en la música como en las tradiciones, las luchas y el lenguaje dejan indeleble su huella.
Por ello, un gran lingüista panameño, Baltasar Isaza Calderón, publicó hace 40 años, el más completo diccionario de Panameñismos, un compendio de las voces empleadas (mayoritariamente) por el pueblo.
El habla de Panamá
Debemos a gente culta, de primer orden, investigaciones del habla popular.
Me refiero a Gil Blas Tejeira, Samuel Lewis García de Paredes, Luisa Aguilera, Elsie Alvarado de Ricord, entre muchos otros.
Puede que haya prejuicios lingüísticos, (en realidad, todos los tenemos), pero un buen investigador, documentador del idioma, debe tener, además de preparación teórica, conciencia lingüística, sentido común, agudeza, buen oído y convivencia con la lengua, mucha objetividad, la certeza de que la realidad no deja de existir tan solo porque no la nombremos o, peor, porque no la conozcamos.
Diablos rojos, Calidonia, Salsipuedes, Marea roja, Pedrito Altamiranda...
Escenarios hay en los que la lengua se presenta en sus diferentes matices, de acuerdo con el contexto geográfico y eso que la sociolingüística denomina "diastrático".
Difícilmente el mundo llegue a ser todo culto. ¡Ojalá lo fuera!
Pero, qué austeridad más insufrible y qué monotonía sin ese sabor de la lengua popular.
Leo Crítica y disfruto el ingenio, el sabor a pueblo, la picardía, a veces la socarronería y la gran dosis de humor. (Hablo exclusivamente del aspecto lingüístico y no del carácter noticioso).
Estoy convencido de que expresiones como "trepaquesube", "tutiplén", "estar en vaina", "pausar a alguien", "chifear", "pedir un bote", "estar en panga", "echar los perros", "mulear", "estar botándola" o "escuchar plena" no son afrentosas. Ellas revelan una realidad lingüística, que es resultado de una verdad social, de factores culturales, geográficos, situacionales. Ellas son signo de identidad.
Para comentar debes registrarte y completar los datos generales.