Industria textil panameña ya sufrió por bajas arancelarias

DESDE INICIOS del año se ha registrado una apertura arancelaria en la industria textil mundial, y China se perfila como la más beneficiada con la medida, ya que es el primer exportador de vestuario en el mercado planetario con un 28%.

Esta situación ha creado alarma general para diversos países de la región centroamericana porque consideran que la incursión de China en este mercado representará un duro golpe para su industria.

Además existe la posibilidad de una invasión de ropa proveniente del Asia, provocando serios problemas en el área laboral y comercial.

Ante esta alarma generalizada en la región y otros países la pregunta es ¿qué pasará en Panamá?Para Panamá el panorama se pinta muy diferente, así lo asegura el ex presidente del Sindicato de Industriales de Panamá (SIP), Alberto Pons.

El empresario precisó que el golpe que hoy reciben las economías de la región centroamericana y del caribe, Panamá lo sintió hace varios años con el gobierno de Ernesto Pérez Balladares.

En ese entonces se realizaron cambios bruscos en el arancel de la industria de la ropa donde la baja fue al 15% propiciando el descalabro de la industria textil.

"Con este tipo de aranceles era muy difícil competir", señaló Pons.

A raíz de ello, empresas como Durex, se vieron obligadas a cerrar algunas operaciones en el mercado local y concretarse a la confección de uniformes escolares.

En esta empresa, se calcula que existían aproximadamente unos 800 empleados, y al quedar sólo el área de confección se redujo sustancialmente la planilla de la empresa.

Al igual que esta industria, hubo otras como Confecciones Boston que tenía de 400 a 500 trabajadores, pero se vio obligada a cerrar.

La misma suerte corrió Dayan Hermanos, que tenían hasta 700 empleados y hoy en día ya no existe.

A pesar de ello se mantienen unas cuantas fábricas en el país con una fuerza laboral del 5 al 10% de su original.

De acuerdo con Pons, la poca industria textil que queda en el país se encarga de suplir al mercado de uniformes y este renglón continuará existiendo dado que estos artículos de vestir no se pueden confeccionar fuera del país debido a su particularidad.

Además hay muchas empresas satélites con pocos empleados que brindan apoyo a otras compañías dentro de la industria.

Para sobrevivir, hay quienes se han dedicado a importar ciertos rubros diversificándose y buscando nuevos nichos.

Por su parte la dirigente sindical Julia Suira, no comparte la opinión de Pons, ya que para los trabajadores de esta industria el panorama es totalmente diferente tras la eliminación de los aranceles en el mercado textil.

Suira precisó que con la eliminación de los aranceles, las pocas fábricas que existen en el país no resistirán esta medida y ello se traducirá un nuevas cifras de desempleo.

En Panamá no quedan muchas fábricas de confección debidamente formadas, ya que se levantan algunos negocios en las casas o en áreas estratégicas contratando solamente a unas 5 personas.

Los emolumentos que estos reciben, están por debajo del salario mínimo y no se cumplen con las prestaciones de seguridad social que marca la ley.

Hoy en día este negocio está manos de colombianos y dominicanos que han levantado pequeños establecimientos tanto en la ciudad como en el interior del país, pero ellos no son garantías de empleo seguro, afirmó la dirigente sindical.

En la industria textil la fuerza laboral años atrás sobrepasaba las 2,000 personas.

Hoy es muy difícil cuantificar cuántos ciudadanos laboran en este sector.

Tanto la industria textil como la de confección nacieron en los años 50, la primera bajo una fuerte protección y la segunda de una forma mucho más liberalizada.

En República Dominicana, la industria textil representa el 40% de sus exportaciones y emplea a 50,000 personas.