Silencio de EU antes de la cumbre de la OPEP
Publicado 2000/06/17 23:00:00
- REDACCIÓN
Estados Unidos guarda silencio a unos días de la reunión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) en Viena, mientras el alza de precios de la gasolina ha generado una controversia política.
El precio promedio de la gasolina normal en Estados Unidos es superior en un 50% al del año pasado. Incluso es más elevado, con 1,60 dólares el galón (3,8 litros), que su precio durante la fiebre alcista de marzo pasado.
El Gobierno estadounidense multiplicó en esa oportunidad las intervenciones públicas para convencer a la OPEP de abrir sus válvulas de crudo, y el cartel decidió meter 1,65 millones de barriles más por día en el mercado.
Esta vez, los miembros de la OPEP han generado dudas sobre sus intenciones antes de la reunión ministerial del 21 de junio en Austria.
"Lo que decimos a la OPEP, con un perfil bajo, es mantener la cabeza abierta a un alza de la producción", declaró recientemente el secretario estadounidense de Energía, Bill Richardson, a la cadena televisiva ABC.
Richardson, que efectuó dos giras por los países productores en marzo pasado, guardó desde entonces sus valijas.
El miércoles, la Casa Blanca se negó a decir si Estados Unidos presionaba a los países productores para que eleven la cantidad de petróleo en el mercado.
Joe Lockhart, su portavoz, advirtió simplemente de que los altos precios del crudo perjudicarían tanto a los productores como a los consumidores, reduciendo la demanda mundial y, por lo tanto, el volumen de ventas.
"Este perfil bajo se origina sin duda en nuestra política, que es dejar que el mercado dicte los precios", explicó el viernes Jane Brady, portavoz del Departamento de Energía.
El mercado impulsó estos precios a niveles comparables a los de marzo pasado, nunca alcanzados desde la Guerra del Golfo, en 1991.
La cotización del barril de crudo en el mercado a término de Nueva York se ubicaba en más de 32 dólares el viernes, por los menos de 18 dólares hace un año; o sea, un alza de más del 75%.
El aumento del precio del crudo, reservas estadounidenses reducidas en 12% en un año y la obligación de suministrar una gasolina más limpia por las leyes ambientales elevaron los precios del combustible.
A más de dos dólares el galón en la región de Chicago, la inquietud de los automovilistas se adueñó del mundo político.
Un total de 13 senadores pidieron por carta este viernes al presidente Bill Clinton que autorice un recurso a la reserva estratégica de petróleo para aliviar el mercado de gasolina.
Creada tras la primera crisis petrolera de 1973, esta reserva de 570 millones de barriles sólo fue puesta en el mercado raras veces, sobre todo durante la Guerra del Golfo.
El Departamento de Energía autorizó el jueves a una refinería a abastecerse de la reserva estratégica, una operación concreta para paliar la interrupción de su suministro de crudo por parte de petroleros.
"Los intentos de mimar a la OPEP para que aumente su producción no dieron resultados y es hora de que Estados Unidos endurezca el tono", estimó el senador demócrata Charles Schumer.
"Es hora de que el secretario Richardson aumente la velocidad y pase de una diplomacia tranquila a un compromiso activo" en el asunto, indicó la senadora republicana Susan Collins.
El petróleo y el precio de la gasolina podrían ser un tema clave en la campaña para la elección presidencial de noviembre.
El líder de la mayoría republicana en el Senado, Trent Lott, fustigó así a comienzos de la semana "la ausencia de una política nacional energética".Con su colega Frank Murkovsky, senador por el Estado de Alaska, presentaron un proyecto de ley para reducir la dependencia de Estados Unidos de las importaciones, superior al 50%.
El proyecto autorizaría, por ejemplo, la explotación de una zona del Círculo Artico protegida por leyes federales sobre el medio ambiente, un gesto al que se opone rotundamente la Casa Blanca y el candidato demócrata a los comicios, el vicepresidente Al Gore, pero que es apoyado por el presidenciable republicano, el gobernador de Texas, George W.Bush.
El precio promedio de la gasolina normal en Estados Unidos es superior en un 50% al del año pasado. Incluso es más elevado, con 1,60 dólares el galón (3,8 litros), que su precio durante la fiebre alcista de marzo pasado.
El Gobierno estadounidense multiplicó en esa oportunidad las intervenciones públicas para convencer a la OPEP de abrir sus válvulas de crudo, y el cartel decidió meter 1,65 millones de barriles más por día en el mercado.
Esta vez, los miembros de la OPEP han generado dudas sobre sus intenciones antes de la reunión ministerial del 21 de junio en Austria.
"Lo que decimos a la OPEP, con un perfil bajo, es mantener la cabeza abierta a un alza de la producción", declaró recientemente el secretario estadounidense de Energía, Bill Richardson, a la cadena televisiva ABC.
Richardson, que efectuó dos giras por los países productores en marzo pasado, guardó desde entonces sus valijas.
El miércoles, la Casa Blanca se negó a decir si Estados Unidos presionaba a los países productores para que eleven la cantidad de petróleo en el mercado.
Joe Lockhart, su portavoz, advirtió simplemente de que los altos precios del crudo perjudicarían tanto a los productores como a los consumidores, reduciendo la demanda mundial y, por lo tanto, el volumen de ventas.
"Este perfil bajo se origina sin duda en nuestra política, que es dejar que el mercado dicte los precios", explicó el viernes Jane Brady, portavoz del Departamento de Energía.
El mercado impulsó estos precios a niveles comparables a los de marzo pasado, nunca alcanzados desde la Guerra del Golfo, en 1991.
La cotización del barril de crudo en el mercado a término de Nueva York se ubicaba en más de 32 dólares el viernes, por los menos de 18 dólares hace un año; o sea, un alza de más del 75%.
El aumento del precio del crudo, reservas estadounidenses reducidas en 12% en un año y la obligación de suministrar una gasolina más limpia por las leyes ambientales elevaron los precios del combustible.
A más de dos dólares el galón en la región de Chicago, la inquietud de los automovilistas se adueñó del mundo político.
Un total de 13 senadores pidieron por carta este viernes al presidente Bill Clinton que autorice un recurso a la reserva estratégica de petróleo para aliviar el mercado de gasolina.
Creada tras la primera crisis petrolera de 1973, esta reserva de 570 millones de barriles sólo fue puesta en el mercado raras veces, sobre todo durante la Guerra del Golfo.
El Departamento de Energía autorizó el jueves a una refinería a abastecerse de la reserva estratégica, una operación concreta para paliar la interrupción de su suministro de crudo por parte de petroleros.
"Los intentos de mimar a la OPEP para que aumente su producción no dieron resultados y es hora de que Estados Unidos endurezca el tono", estimó el senador demócrata Charles Schumer.
"Es hora de que el secretario Richardson aumente la velocidad y pase de una diplomacia tranquila a un compromiso activo" en el asunto, indicó la senadora republicana Susan Collins.
El petróleo y el precio de la gasolina podrían ser un tema clave en la campaña para la elección presidencial de noviembre.
El líder de la mayoría republicana en el Senado, Trent Lott, fustigó así a comienzos de la semana "la ausencia de una política nacional energética".Con su colega Frank Murkovsky, senador por el Estado de Alaska, presentaron un proyecto de ley para reducir la dependencia de Estados Unidos de las importaciones, superior al 50%.
El proyecto autorizaría, por ejemplo, la explotación de una zona del Círculo Artico protegida por leyes federales sobre el medio ambiente, un gesto al que se opone rotundamente la Casa Blanca y el candidato demócrata a los comicios, el vicepresidente Al Gore, pero que es apoyado por el presidenciable republicano, el gobernador de Texas, George W.Bush.
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