Textiles escolares reprueban
Publicado 2007/03/17 23:00:00
- Mileika Lasso
Mala calidad es un golpe al bolsillo de los panameños, sin que ninguna autoridad tome cartas en el asunto.
ENTUSIASMADA por el uniforme escolar que luciría su hijo durante el primer día de clases, Marcela Villarreal se dispuso a planchar las camisas que consiguió en un baratillo de un almacén ubicado en la ciudad capital.
Con la plancha ya caliente, intentó en más de una ocasión estirar la pequeña camisa, pero nada sucedía. La tela se resistía al calor y seguía tan arrugada como la había tomado del mostrador del almacén.
En ese momento se lamentó por dejarse llevar de la publicidad que anunciaba "camisas escolares a 99 centésimos".
Y es que para que una camisa tenga cierto grado de calidad no debe tener menos de 186 hilos, condición que se determina en la fábrica.
No obstante, la mayoría de los textiles escolares que se venden localmente no superan los 140 hilos, según dijo una fuente del sector que prefirió la reserva de su nombre.
En los últimos cinco años en el mercado se ofertan textiles escolares a precios irrisorios de 49 centésimos, lo que motivó a un industrial a preguntarse ¿qué puede exigir un consumidor por este precio?
Actualmente ninguna entidad gubernamental tiene estatutos de normas técnicas de calidad aplicadas a los textiles escolares importados.
Sin embargo, esto podría cambiar si las partes interesadas, ya sean los importadores y las autoridades, solicitasen la creación de normas técnicas.
Estas normas son regulaciones de calidad de diversos productos, y en estos momentos la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP) realiza muestreos de productos.
Cristina Torres, directora de Normas y Tecnología Industrial del Ministerio de Comercio e Industrias (MICI), explicó que para que la UTP haga un muestreo, tiene que ser solicitado a su despacho.
Torres agregó que de salir positivo los estudios de durabilidad, decoloración y textura de las prendas de vestir, la dirección otorga un "certificado de conformidad".
Para los textileros panameños esto no sólo debe ser injerencia exclusiva del MICI, pues sugieren que este debe ser monitoreado por la Autoridad de Protección al Consumidor.
Actualmente la Autoridad de Protección al Consumidor solo se enfoca en las obligaciones del proveedor frente a los consumidores, o sea, en el etiquetado del producto.
La ley que crea esta entidad indica que los comerciantes deben informar, clara y verazmente al consumidor, sobre las características del producto, tales como la naturaleza, composición, contenido, peso, origen, precauciones, precio y cualquiera otra condición.
Un muestreo realizado por la fábrica Govil, señala que en el país se venden más de 20 marcas importadas de ropa escolar, y solo tres de factura nacional.
Estas tres fábricas son Govil, Durex y Fermín Chan.
Empresarios consultados concuerdan en que la libre oferta y demanda brinda oportunidades a la competencia sana, pero que esta puede ser empañada por comerciantes inescrupulosos que ingresan al país mercancía "desechable".
Pero, mientras todo esto sucede, miles de panameños como Marcela Villarreal seguirán cada semana, dándole a la placha a ver si al menos un milagro hace que la ropa escolar de sus hijos no se vea como si estuviera machacada por algún rumiante.
Con la plancha ya caliente, intentó en más de una ocasión estirar la pequeña camisa, pero nada sucedía. La tela se resistía al calor y seguía tan arrugada como la había tomado del mostrador del almacén.
En ese momento se lamentó por dejarse llevar de la publicidad que anunciaba "camisas escolares a 99 centésimos".
Y es que para que una camisa tenga cierto grado de calidad no debe tener menos de 186 hilos, condición que se determina en la fábrica.
No obstante, la mayoría de los textiles escolares que se venden localmente no superan los 140 hilos, según dijo una fuente del sector que prefirió la reserva de su nombre.
En los últimos cinco años en el mercado se ofertan textiles escolares a precios irrisorios de 49 centésimos, lo que motivó a un industrial a preguntarse ¿qué puede exigir un consumidor por este precio?
Actualmente ninguna entidad gubernamental tiene estatutos de normas técnicas de calidad aplicadas a los textiles escolares importados.
Sin embargo, esto podría cambiar si las partes interesadas, ya sean los importadores y las autoridades, solicitasen la creación de normas técnicas.
Estas normas son regulaciones de calidad de diversos productos, y en estos momentos la Universidad Tecnológica de Panamá (UTP) realiza muestreos de productos.
Cristina Torres, directora de Normas y Tecnología Industrial del Ministerio de Comercio e Industrias (MICI), explicó que para que la UTP haga un muestreo, tiene que ser solicitado a su despacho.
Torres agregó que de salir positivo los estudios de durabilidad, decoloración y textura de las prendas de vestir, la dirección otorga un "certificado de conformidad".
Para los textileros panameños esto no sólo debe ser injerencia exclusiva del MICI, pues sugieren que este debe ser monitoreado por la Autoridad de Protección al Consumidor.
Actualmente la Autoridad de Protección al Consumidor solo se enfoca en las obligaciones del proveedor frente a los consumidores, o sea, en el etiquetado del producto.
La ley que crea esta entidad indica que los comerciantes deben informar, clara y verazmente al consumidor, sobre las características del producto, tales como la naturaleza, composición, contenido, peso, origen, precauciones, precio y cualquiera otra condición.
Un muestreo realizado por la fábrica Govil, señala que en el país se venden más de 20 marcas importadas de ropa escolar, y solo tres de factura nacional.
Estas tres fábricas son Govil, Durex y Fermín Chan.
Empresarios consultados concuerdan en que la libre oferta y demanda brinda oportunidades a la competencia sana, pero que esta puede ser empañada por comerciantes inescrupulosos que ingresan al país mercancía "desechable".
Pero, mientras todo esto sucede, miles de panameños como Marcela Villarreal seguirán cada semana, dándole a la placha a ver si al menos un milagro hace que la ropa escolar de sus hijos no se vea como si estuviera machacada por algún rumiante.
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