Clinton lamenta que no se firmará la paz con Israel en Camp David
Publicado 2004/11/12 00:00:00
- REDACCIÓN
El ex presidente estadounidense, Bill Clinton, lamentó ayer que el fallecido líder palestino Yasser Arafat no aprovechara la oportunidad de cerrar un acuerdo de paz con Israel en la cumbre de Camp David del año 2000.
Clinton, quien medió con éxito para la consecución de los acuerdos de Oslo en 1993 entre Arafat y el entonces primer ministro israelí, Isaac Rabin, intentó un acuerdo definitivo en el año 2000, pero el líder palestino rechazó la última oferta del primer ministro israelí, Ehud Barak.
"Lamento que en el 2000 (Arafat) dejara escapar la oportunidad de llevar su nación a la existencia", dijo Clinton en un comunicado difundido por su oficina en Nueva York.
El ex presidente estadounidense no asistirá a los funerales de Arafat, y señaló que, "sea cual sea la opinión de otros sobre él, los palestinos le veían como el padre de su nación".
El ex mandatario de EU, Jimmy Carter, quien medió en los acuerdos de Camp David de 1978 que sellaron la paz entre Israel y Egipto, lamentó que Arafat "fuera excluido de un papel negociador en años recientes".
Carter señaló en un comunicado emitido por el Centro Carter, que la exclusión por parte del Gobierno de Bush se produjo a pesar de que Arafat "ofreció un liderazgo imprescindible en un movimiento revolucionario y tuvo un papel decisivo en la forja de los acuerdos de paz de 1993".
"Si una nueva dirección surge en el seno de la comunidad palestina e indica claramente que se opondrá al terrorismo y no aportará su apoyo a actividades terroristas (...) entonces estaremos listos para trabajar con ellos", señaló Powell el miércoles.
La prensa estadounidenses parecía oscilar ayer entre la esperanza y el temor a un caos luego de esta desaparición. The New York Times subrayó la "esperanza" para una reanudación del proceso de paz, mientras que Los Angeles Times advirtió el inicio "de un periodo de peligro".
Los expertos estaban igualmente divididos. Para Martin Indyk, ex embajador estadounidense en Israel, ahora en el Instituto Brookings, "la muerte de Arafat es un giro, que puede traducirse en una resurrección de la "Hoja de Ruta".
Para Amjad Atallah, un ex negociador palestino radicado en EU, "todo dirigente palestino que se confíe solamente en Estados Unidos cometería un error crucial", señaló.
El tema de la paz en el Medio Oriente figura en la agenda de una visita a Washington hoy y mañana del primer ministro británico Tony Blair, que desde hace tiempo reclama a Washington impulsar los esfuerzos para alcanzar la paz entre palestinos e israelíes.
Las relaciones entre George W. Bush y Yasser Arafat, estuvieron signadas por la desconfianza y el rechazo, de parte del gobierno estadounidense, de todo contacto directo.
El presidente Bush dio su apoyo a la creación de un Estado palestino independiente en junio de 2002, pero en esa misma ocasión anunció que no quería negociar con Arafat, quien -dijo- estaba "comprometido con el terrorismo".
"Las relaciones fueron malas desde el principio y no cesaron de degradarse", dijo a la AFP el ex portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer.
Añadió que en 1998, cuando Bush -entonces gobernador de Texas- fue a Israel, fue Arafat el que entonces se había negado a verlo.
Llegado al poder en enero de 2001, aún entre los vapores del fracaso de las negociaciones israelo-palestinas impulsadas por el presidente Bill Clinton, Bush, poco experimentado en relaciones internacionales, no pareció manifestar ningún interés en Medio Oriente durante los primeros meses de su mandato.
Pero los atentados de septiembre de 2001 contra EU lo incitaron a intentar relanzar el diálogo con los países árabes y apoyar la "Hoja de Ruta". Este plan prevé las etapas previas a la creación de un Estado palestino.
Clinton, quien medió con éxito para la consecución de los acuerdos de Oslo en 1993 entre Arafat y el entonces primer ministro israelí, Isaac Rabin, intentó un acuerdo definitivo en el año 2000, pero el líder palestino rechazó la última oferta del primer ministro israelí, Ehud Barak.
"Lamento que en el 2000 (Arafat) dejara escapar la oportunidad de llevar su nación a la existencia", dijo Clinton en un comunicado difundido por su oficina en Nueva York.
El ex presidente estadounidense no asistirá a los funerales de Arafat, y señaló que, "sea cual sea la opinión de otros sobre él, los palestinos le veían como el padre de su nación".
El ex mandatario de EU, Jimmy Carter, quien medió en los acuerdos de Camp David de 1978 que sellaron la paz entre Israel y Egipto, lamentó que Arafat "fuera excluido de un papel negociador en años recientes".
Carter señaló en un comunicado emitido por el Centro Carter, que la exclusión por parte del Gobierno de Bush se produjo a pesar de que Arafat "ofreció un liderazgo imprescindible en un movimiento revolucionario y tuvo un papel decisivo en la forja de los acuerdos de paz de 1993".
"Si una nueva dirección surge en el seno de la comunidad palestina e indica claramente que se opondrá al terrorismo y no aportará su apoyo a actividades terroristas (...) entonces estaremos listos para trabajar con ellos", señaló Powell el miércoles.
La prensa estadounidenses parecía oscilar ayer entre la esperanza y el temor a un caos luego de esta desaparición. The New York Times subrayó la "esperanza" para una reanudación del proceso de paz, mientras que Los Angeles Times advirtió el inicio "de un periodo de peligro".
Los expertos estaban igualmente divididos. Para Martin Indyk, ex embajador estadounidense en Israel, ahora en el Instituto Brookings, "la muerte de Arafat es un giro, que puede traducirse en una resurrección de la "Hoja de Ruta".
Para Amjad Atallah, un ex negociador palestino radicado en EU, "todo dirigente palestino que se confíe solamente en Estados Unidos cometería un error crucial", señaló.
El tema de la paz en el Medio Oriente figura en la agenda de una visita a Washington hoy y mañana del primer ministro británico Tony Blair, que desde hace tiempo reclama a Washington impulsar los esfuerzos para alcanzar la paz entre palestinos e israelíes.
Las relaciones entre George W. Bush y Yasser Arafat, estuvieron signadas por la desconfianza y el rechazo, de parte del gobierno estadounidense, de todo contacto directo.
El presidente Bush dio su apoyo a la creación de un Estado palestino independiente en junio de 2002, pero en esa misma ocasión anunció que no quería negociar con Arafat, quien -dijo- estaba "comprometido con el terrorismo".
"Las relaciones fueron malas desde el principio y no cesaron de degradarse", dijo a la AFP el ex portavoz de la Casa Blanca, Ari Fleischer.
Añadió que en 1998, cuando Bush -entonces gobernador de Texas- fue a Israel, fue Arafat el que entonces se había negado a verlo.
Llegado al poder en enero de 2001, aún entre los vapores del fracaso de las negociaciones israelo-palestinas impulsadas por el presidente Bill Clinton, Bush, poco experimentado en relaciones internacionales, no pareció manifestar ningún interés en Medio Oriente durante los primeros meses de su mandato.
Pero los atentados de septiembre de 2001 contra EU lo incitaron a intentar relanzar el diálogo con los países árabes y apoyar la "Hoja de Ruta". Este plan prevé las etapas previas a la creación de un Estado palestino.
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