Comando suicida mata a una rehén
Publicado 2002/10/24 23:00:00
- Inglaterra /
Un grupo terrorista chechén con hasta 800 rehenes a su merced se hizo fuerte ayer por segunda noche consecutiva en un teatro de Moscú, mientras se multiplican las propuestas de negociación para evitar un baño de sangre.
El comando de hasta 50 separatistas, atrincherados en un teatro tomado la víspera a punta de metralleta a cinco kilómetros del Kremlin, al caer la noche extremó sus precauciones por si las fuerzas del orden rusas decidían atacar el edificio.
Los guerrilleros del comandante Movsar Baráyev dividieron a una parte de los rehenes en grupos y los distribuyeron por los numerosos recintos del enorme edificio del teatro Dubrovka, para controlarlos mejor y desconcertar a los agentes rusos en caso de un asalto.
En los dos incidentes más graves registrados durante la jornada, los rebeldes mataron a una mujer y dispararon sin acertar contra otras dos con lanzagranadas.
Aunque en un primer momento se informó de que la víctima mortal había sido "fusilada", posteriormente se precisó que había sido tiroteada la víspera, al intentar huir en el momento del asalto.
Los "kamikazes", que dieron al Kremlin una semana para frenar la guerra de Chechenia o asumir una hecatombe, fortificaron el teatro y colocaron explosivos en columnas, asientos y paredes y hasta en sus propias cinturas, con la amenaza de volarlo todo si son atacados.
"Nuestras mujeres están listas para inmolarse en cualquier momento", dijo un asesor de Baráyev a una página web de los rebeldes en alusión a las viudas de guerrilleros muertos que integran el comando suicida.
Al caer la noche, fuentes oficiales facilitaron por primera vez desde el comienzo del drama datos más o menos concretos: unos 700 rehenes, incluidos 75 extranjeros, y 37 liberados o que lograron huir, cifra muy inferior a los 180 anunciados antes.
Pero un médico jordano al que los rebeldes permitieron atender a los necesitados, dijo posteriormente que en el teatro hay "unos 800 cautivos, entre ellos muchos niños", que "requieren asistencia, medicamentos y comida".
Putin, quien en dos ocasiones durante la jornada proclamó que la prioridad número uno es "garantizar la seguridad de los rehenes", denunció que los asaltantes al teatro de Moscú "son la misma gente" que ejecutó recientemente los atentados en Bali y Filipinas.
En tanto, el Gobierno del presidente chechén deslegitimado por Moscú, Aslán Masjádov, se desmarcó del asalto en una carta cursada a la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa en la que también pidió al comando armado y al Kremlin "no derramar sangre".
En tanto, la cadena de televisión qatarí por satélite Al Yazzira mostró ayer imágenes de personas que identificó como miembros del comando suicida chechén que retiene a centenares de personas en un teatro de Moscú.
Uno de los integrantes del comando, vestido de negro, leyó un comunicado y aseguró que "nosotros todos estamos dispuestos a morir" si Moscú no responde a sus exigencias y retira al Ejército ruso de Chechenia.
El comando de hasta 50 separatistas, atrincherados en un teatro tomado la víspera a punta de metralleta a cinco kilómetros del Kremlin, al caer la noche extremó sus precauciones por si las fuerzas del orden rusas decidían atacar el edificio.
Los guerrilleros del comandante Movsar Baráyev dividieron a una parte de los rehenes en grupos y los distribuyeron por los numerosos recintos del enorme edificio del teatro Dubrovka, para controlarlos mejor y desconcertar a los agentes rusos en caso de un asalto.
En los dos incidentes más graves registrados durante la jornada, los rebeldes mataron a una mujer y dispararon sin acertar contra otras dos con lanzagranadas.
Aunque en un primer momento se informó de que la víctima mortal había sido "fusilada", posteriormente se precisó que había sido tiroteada la víspera, al intentar huir en el momento del asalto.
Los "kamikazes", que dieron al Kremlin una semana para frenar la guerra de Chechenia o asumir una hecatombe, fortificaron el teatro y colocaron explosivos en columnas, asientos y paredes y hasta en sus propias cinturas, con la amenaza de volarlo todo si son atacados.
"Nuestras mujeres están listas para inmolarse en cualquier momento", dijo un asesor de Baráyev a una página web de los rebeldes en alusión a las viudas de guerrilleros muertos que integran el comando suicida.
Al caer la noche, fuentes oficiales facilitaron por primera vez desde el comienzo del drama datos más o menos concretos: unos 700 rehenes, incluidos 75 extranjeros, y 37 liberados o que lograron huir, cifra muy inferior a los 180 anunciados antes.
Pero un médico jordano al que los rebeldes permitieron atender a los necesitados, dijo posteriormente que en el teatro hay "unos 800 cautivos, entre ellos muchos niños", que "requieren asistencia, medicamentos y comida".
Putin, quien en dos ocasiones durante la jornada proclamó que la prioridad número uno es "garantizar la seguridad de los rehenes", denunció que los asaltantes al teatro de Moscú "son la misma gente" que ejecutó recientemente los atentados en Bali y Filipinas.
En tanto, el Gobierno del presidente chechén deslegitimado por Moscú, Aslán Masjádov, se desmarcó del asalto en una carta cursada a la Asamblea Parlamentaria del Consejo de Europa en la que también pidió al comando armado y al Kremlin "no derramar sangre".
En tanto, la cadena de televisión qatarí por satélite Al Yazzira mostró ayer imágenes de personas que identificó como miembros del comando suicida chechén que retiene a centenares de personas en un teatro de Moscú.
Uno de los integrantes del comando, vestido de negro, leyó un comunicado y aseguró que "nosotros todos estamos dispuestos a morir" si Moscú no responde a sus exigencias y retira al Ejército ruso de Chechenia.
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