Diminutos, pero valiosos testigos
Publicado 2006/10/08 23:00:00
- Aleida Samaniego C.
Los insectos ayudan a establecer si un cuerpo ha sido trasladado, determinar el tiempo de muerte y la presencia de compuestos químicos tóxicos, entre otros.
Creería usted que una larva es una las mejores aliadas de un entomólogo forense, ya que es capaz de decir a qué hora murió una persona y cuántos días tiene de estar muerta. No se trata de que ahora las larvas hablen, pero sí guardan grandes secretos. Esto es posible con ayuda de la entomología forense, una ciencia que es muy poco utilizada en Panamá, pero permite estimar el momento de la muerte del individuo midiendo la longitud de las larvas, y se basan en el hecho de que ciertas especies, en distintas áreas, se desarrollan a diversas velocidades.
Sin embargo, la entomología como ciencia forense no se trata de una materia novedosa como parece, ni tampoco es algo que han descubierto los americanos para hacer más espectaculares sus series como CSI.
Pues, el primer documento escrito que nos informa sobre un homicidio resuelto con la ayuda de los insectos data de 1234 antes de Cristo, aunque realmente es a partir de mediados del siglo XIX cuando se comienza a utilizar la entomología en el ámbito legal y aparecen artículos publicados sobre la aplicación de la entomología en la medicina legal y forense.
Según profesionales de la materia de la Universidad de Panamá, hasta el momento las autoridades de criminalística parecen no tomar importancia a la entomología para resolver los casos de homicidios, ya que solo la utilizan cuando recogen muestras de insectos, moscas o larvas de los cadáveres, para luego ser enviadas al Departamento de Entomología de la Universidad para su respectivo análisis.
No obstante, una dificultad que surge cuando llegan estos pequeños testigos a los laboratorios es que las larvas, moscas o insectos no han sido recogidas el mismo día en que se encontró el cadáver, lo que lleva a los insectos a tener mayor cantidad de días de desarrollo, incluso si el cuerpo ha sido refrigerado en una morgue se retrasa el desarrollo de los diminutos testigos.
Debido a que la identificación de las larvas es un asunto difícil y algunas veces los entomólogos se pueden equivocar por las fallas que pueden darse en el camino, especialmente en la recolección de muestras, por ello la Corte de Justicia procura respaldar las evidencias con otros métodos y evidencias.
La mayoría de las personas podría preguntarse ¿en qué forma ayuda un insecto al esclarecimiento de un homicidio u otro crimen, cómo podría suministrar una mosca algún dato importante sobre la muerte de un individuo?
La respuesta está en los estudios de la "sucesión" de organismos, que colonizan un cuerpo, la cantidad y la variedad de insectos y otros artrópodos, que varían según el tiempo transcurrido desde la muerte.
Para poder realizar esta tarea es necesario tener un conocimiento detallado del ciclo de vida de las especies necrófagas, así como las modificaciones que sufren sus respectivos ciclos de vida ante las variaciones de las condiciones ambientales (temperatura y humedad) en las que se desarrollaron, según el entomólogo forense Iván Luna, durante el Seminario-Taller Evaluación de la Escena de la muerte a través de la Entomología Forense, realizado en la Universidad de Panamá en donde un grupo de profesionales de medicina legal, sociología, abogados tuvieron la oportunidad de conocer sobre esta rama de la ciencia forense.
Se sabe que en nuestro país, cierta especie de mosca carroñera (Calliphora vicina) criada a 35 ºC tendrá un período larval aproximadamente tres días más corto que una criada a 18 ºC, además se deben conocer las características de los estados inmaduros (larvas) que permitan identificar al nivel de especie las larvas presentes sobre el cuerpo.
De acuerdo con el entomólogo forense, una larva encontrada en un cadáver que mide entre 1.5 a 2.5 milímetros, el muerto tiene dos días de estar en la escena del crimen, cuando mide más de 2.5 a 3 milímetros tiene tres días y así sucesivamente, siempre que la escena sea un bosque húmedo.
Luna considera que esto es posible porque se establece un rango que se convierte en un intervalo de confianza que permite señalar, con cierta certeza, entre qué valores se encuentran nuestros datos.
Sin embargo, la entomología como ciencia forense no se trata de una materia novedosa como parece, ni tampoco es algo que han descubierto los americanos para hacer más espectaculares sus series como CSI.
Pues, el primer documento escrito que nos informa sobre un homicidio resuelto con la ayuda de los insectos data de 1234 antes de Cristo, aunque realmente es a partir de mediados del siglo XIX cuando se comienza a utilizar la entomología en el ámbito legal y aparecen artículos publicados sobre la aplicación de la entomología en la medicina legal y forense.
Según profesionales de la materia de la Universidad de Panamá, hasta el momento las autoridades de criminalística parecen no tomar importancia a la entomología para resolver los casos de homicidios, ya que solo la utilizan cuando recogen muestras de insectos, moscas o larvas de los cadáveres, para luego ser enviadas al Departamento de Entomología de la Universidad para su respectivo análisis.
No obstante, una dificultad que surge cuando llegan estos pequeños testigos a los laboratorios es que las larvas, moscas o insectos no han sido recogidas el mismo día en que se encontró el cadáver, lo que lleva a los insectos a tener mayor cantidad de días de desarrollo, incluso si el cuerpo ha sido refrigerado en una morgue se retrasa el desarrollo de los diminutos testigos.
Debido a que la identificación de las larvas es un asunto difícil y algunas veces los entomólogos se pueden equivocar por las fallas que pueden darse en el camino, especialmente en la recolección de muestras, por ello la Corte de Justicia procura respaldar las evidencias con otros métodos y evidencias.
La mayoría de las personas podría preguntarse ¿en qué forma ayuda un insecto al esclarecimiento de un homicidio u otro crimen, cómo podría suministrar una mosca algún dato importante sobre la muerte de un individuo?
La respuesta está en los estudios de la "sucesión" de organismos, que colonizan un cuerpo, la cantidad y la variedad de insectos y otros artrópodos, que varían según el tiempo transcurrido desde la muerte.
Para poder realizar esta tarea es necesario tener un conocimiento detallado del ciclo de vida de las especies necrófagas, así como las modificaciones que sufren sus respectivos ciclos de vida ante las variaciones de las condiciones ambientales (temperatura y humedad) en las que se desarrollaron, según el entomólogo forense Iván Luna, durante el Seminario-Taller Evaluación de la Escena de la muerte a través de la Entomología Forense, realizado en la Universidad de Panamá en donde un grupo de profesionales de medicina legal, sociología, abogados tuvieron la oportunidad de conocer sobre esta rama de la ciencia forense.
Se sabe que en nuestro país, cierta especie de mosca carroñera (Calliphora vicina) criada a 35 ºC tendrá un período larval aproximadamente tres días más corto que una criada a 18 ºC, además se deben conocer las características de los estados inmaduros (larvas) que permitan identificar al nivel de especie las larvas presentes sobre el cuerpo.
De acuerdo con el entomólogo forense, una larva encontrada en un cadáver que mide entre 1.5 a 2.5 milímetros, el muerto tiene dos días de estar en la escena del crimen, cuando mide más de 2.5 a 3 milímetros tiene tres días y así sucesivamente, siempre que la escena sea un bosque húmedo.
Luna considera que esto es posible porque se establece un rango que se convierte en un intervalo de confianza que permite señalar, con cierta certeza, entre qué valores se encuentran nuestros datos.
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