Elisabeth Fritzl asegura que su madre desconocía su martirio
- Buenos Aires
La víctima aseguró que su padre era la única persona que vio en 24 años. Por otro lado se informó que Fritzl planeó todo con anticipación
Elisabeth Fritzl, la hija del "carcelero de Amstetten" Josef Fritzl, exculpó a su madre del martirio sufrido en los 24 años que vivió encerrada en el zulo (agujero) y sometida a violaciones de su padre, informa el semanario "Der Spiegel".
En todos esos años de encierro sólo recibió alimentos y vestidos de su padre, y su madre, Rosemarie, nunca supo nada ni tuvo nada que ver con lo que ocurrió, declaró a la Policía Elisabeth, de 42 años, avanza ese semanario.
De acuerdo con las declaraciones de Elisabeth, fue en 1984 cuando su padre la atrajo hasta el sótano, la golpeó y la maniató,
De acuerdo con esa fuente, la hija de Fritzl pasó los nueve primeros años de su encierro en una única estancia del sótano y hasta 1993 su padre no organizó otros espacios.
Con ello, los hijos nacidos en ese tiempo fueron además testigos de las violaciones continuas a las que su padre la sometía.
La víctima afirmó asimismo en la declaración que su padre la mantuvo esposada durante los dos primeros días de cautiverio y que en los seis o nueve meses siguientes la mantuvo asimismo atada.
Elisabeth estuvo encerrada durante casi un cuarto de siglo en el sótano de su casa familiar, donde fue violada sistemáticamente por su padre, con el que tuvo siete hijos, nacidos bajo tierra en condiciones infrahumanas.
Tres de esos hijos-nietos vivieron en las estancias superiores, junto a Rosemarie y el resto de la familia, a los que el padre había hecho creer que los pequeños habían sido abandonados por la madre, de la que aseguró se había hecho miembro de una secta.
Elizabeth y los otros tres hijos que sobrevivieron al martirio permanecieron toda su vida en el calabozo subterráneo sin conocer la luz del día, hasta su reciente liberación.
Investigación.
Josef Fritzl, de 73 años, planeó y construyó el "calabozo" del sótano de su casa en la localidad austríaca de Amstetten antes de encerrar allí a su hija Elisabeth durante casi un cuarto de siglo, según deducen los expertos, que continúan sus pesquisas en el lugar de los hechos.
"Hizo los planes con antelación. En 1983 ya estaba construido" el calabozo, explicó Franz Polzer, jefe de la Oficina contra el Delito de Baja Austria.
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