Uruguay despide a Batlle, quien fue "fiel a sus principios" incluso en crisis

Actualizado 2016/10/25 21:39:22

Uruguay/EFE

El fallecimiento se produjo en el Sanatorio Americano de Montevideo, donde fue trasladado el 16 de octubre, dos días después de que padeció, en la ciudad de Tacuarembó (norte), un traumatismo craneal tras sufrir una caída.

Amigos, familiares y políticos rezaron, por el eterno descanso del hombre que ayudó al Uruguay a salir de una seria crisis. FOTO/AP

Autoridades y personalidades políticas de Uruguay, familiares y allegados dieron el último adiós al expresidente (2000-2005) Jorge Batlle, que recibió el reconocimiento a la convicción que mantuvo a sus ideales incluso en algunos de los momentos más delicados del país, como la crisis económica de 2002.

"Marcó toda una época, (fue) un hombre liberal convencido de sus ideas", dijo durante el velatorio el presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, quien habló a pedido de la viuda de Batlle, Mercedes Menafra, y agregó que el exmandatario fue "un provocador del pensamiento".

"Salvó al Uruguay", afirmó a la prensa el senador del opositor Partido Nacional (PN) Álvaro García, quien resaltó que en 2002 "había que tener mucho coraje, mucha valentía y mucho mando para que el país no se cayera".

La firmeza con la que Batlle defendió sus pensamientos durante toda su vida y la gestión que hizo de la crisis económica que vivió el país, fueron las dos constantes en los mensajes de las personalidades que acudieron al velatorio de Estado que se le rindió en el Salón de los Pasos Perdidos del Palacio Legislativo, en Montevideo.

La fiel militancia al Partido Colorado (PC) -fuerza de centroderecha con la que alcanzó el Gobierno en el año 2000- hasta su último día fue envidiada por el expresidente José Mujica (2010-2015).

"Cayó militando y es todo un símbolo; me gustaría irme de forma parecida", dijo Mujica con lágrimas en los ojos a la prensa durante el velatorio, al que acudió junto a su esposa, la senadora Lucía Topolanski.

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Mujica enfatizó el rol de Batlle en la política del último siglo, y aclaró que "no es hora de balances" sino de "homenaje".

Batlle, nacido en la capital uruguaya el 25 de octubre de 1927, falleció en la noche de este lunes a punto de cumplir los 89 años de edad.

Su féretro fue recibido en el Palacio Legislativo por el vicepresidente del país, Raúl Sendic, quien prefirió no dar declaraciones y se limitó a acompañar a la viuda de Batlle y expresarle sus condolencias.

Asistió también el canciller uruguayo, Rodolfo Nin Novoa, quien definió a Batlle como "un luchador inclaudicable que se presentó varias veces a elecciones y perdió, hasta que lo logró".

Además, Nin Novoa destacó que "su Presidencia tuvo que soportar la crisis bancaria y la aftosa" y que al irse comenzó a recuperarse la economía".

"Uno siente la partida de un hombre que sobre todas las cosas dedicó la vida al país", manifestó el canciller.

Concurrieron también a presentar sus respetos otros ministros, como la titular de Industria, Energía y Minería, Carolina Cosse; y el ministro de Defensa, Jorge Menéndez.

"Un ciudadano en pos de la democracia y la institucionalidad del país, esos conceptos resumen lo que fue su vida", declaró Menéndez.

Legisladores del PC y del también conservador PN se hicieron presentes durante la ceremonia y mencionaron el rol fundamental de Batlle durante los años de crisis económica y destacando que siempre se mantuvo fiel a sus principios.

"Fue un gran piloto de tormentas para sacar al país del momento de crisis que se vivió" y "la historia lo va a recoger y lo va a reconocer", dijo el presidente del directorio del PN, Luis Alberto Heber.

Mientras, el senador del PC Pedro Bordaberry declaró que durante la crisis de 2002 Batlle tomó "las mejores decisiones para Uruguay" aun sabiendo que tenían un "costo político enorme".

Batlle fue velado con el féretro cubierto por la bandera uruguaya y con los honores presidenciales.

El cortejo fúnebre continuó en una marcha multitudinaria por el centro de Montevideo hasta la casa sede del Partido Colorado para luego dirigirse a su entierro en el Cementerio Central de la capital uruguaya.