Caso Dorismond y la batalla por Nueva York
- MEREDITH SERRACIN
- - Publicado: 26/3/2000 - 12:00 am
Nueva York. Cuando la Primera Dama, Hillary Clinton, se postuló a la candidatura del partido Demócrata para el Senado por el estado de Nueva York, los observadores políticos se pronunciaron casi unánimemente a favor de su rival, Rudolph Giuliani.
Como alcalde de Nueva York, Giuliani cobró renombre a nivel nacional por su efectiva lucha contra el crimen callejero, convirtiendo a la gran metrópolis en una ciudad "safe", mientras que en otras urbes como Washington, Dallas, Detroit y Los Angeles los robos, los asaltos y los asesinatos continuaban en aumento.
En este momento, y a solo ocho meses de las elecciones, la situación ha cambiado y si Hillary aun no es la favorecida, por lo menos ha empatado o le lleva alguna ventaja, en el área metropolitana de Nueva York donde Giuliani está causando estragos por la inhabilidad de frenar su iracundo temperamento.
"No creo que Hillary le gane, pero él mismo puede causar su derrota", exclama irritado Rick Bond, un ex presidente del Comité Nacional del Partido Republicano que asesora al alcalde.
El episodio más reciente que ha llevado a muchos de sus propios adeptos a la desesperación, es la manera en que el alcalde respondió a la muerte de Patrick Dorismond, de 26 años y padre de dos hijas, que fue ajusticiado por la policía cuando se resistía a comprar drogas que le ofrecía un agente encubierto en medio de la Octava Avenida y en compañía de un amigo, Kevin Kaiser.
En vez de expresar el pésame oficial a la familia del infortunado, Giuliani, que ya había sido duramente criticado por la balacera que acabó con la vida del joven africano Diallo, también desarmado, salió a defender a la policía con el argumento de que Dorismond tenía antecedentes criminales.
"No sé qué está pensando Giuliani, o si verdaderamente está usando su cabeza", confió un asistente del gobernador Republicano del estado George E. Pataki, quien aparentemente se está distanciando del alcalde, un gran aficionado a la ópera y dado a igualmente grandes estallidos dramáticos.
"El primer impulso de Rudolphi Giuliani y su foca amaestrada, el comisionado de policía, Howard Safir, fue de buscar material desfavorable sobre el Sr. Dorismond", escribe el columnista Bob Herbert del The New York Times. "Cuanto más malo, mejor. Cuanto peor quede más fácil será disculpar a la policía".
A pesar de que Giuliani entregó a la prensa unos documentos sellados de la Corte ya que se trataba de una acusación que se le había hecho a Dorismond cuando éste tenía apenas 15 años, y cuya publicidad sin orden judicial está siendo investigado por el procurador del estado como una posible infracción a la ley, el alcalde sabía que el accidentado joven jamás fue condenado por un crimen.
No obstante, se apersonó a la televisión varias veces esta semana para alegar con un grado de evidente sarcasmo: "si uno tiene disposición a la violencia, una disposición a propiciarle una piña a alguien, y una predisposición al robo y a estar involucrado en transacciones de narcotráfico, eso no necesariamente significa que evitará usar la violencia".
Herbert sin embargo pide a sus lectores que se concentren en los hechos y no en las bizantinas especulaciones de Giuliani: "El hombre trataba de llamar un taxi sin molestar a nadie. La policía salió de las callejuelas y sin motivo alguno comenzó a molestarlo. Unos momentos más tarde estaba muerto".
"Mi última imagen de (Dorismond) es verlo revolcándose en el piso, tratando de respirar con sangre chorreando de su boca", "Kaiser le dijo al The Times.
La escena trae a relucir la reciente muerte del joven africano Diallo, que también estaba desarmado pero fue acribillado por las balas de cuatro policías que acaban de ser declarados inocentes de homicidio por un tribunal de Nueva York.
Hillary Clinton fue moderada en su reacción a estos incidentes, sabiendo que tiene aseguradas las minorías raciales de Nueva York y que el área que está en duda son los afluentes suburbios y las ciudades como Albany y Rochester, donde prevalece una población blanca y de clase media y clase media alta.
El caso de Dorismond estalló momentos antes de que la Primera Dama diera un discurso en la iglesia negra Bethel A.M.E. en Harlem, ante una congregación que estaba visiblemente alarmada por el nuevo hecho delictivo.
La señora Clinton sabía el resentimiento que existe en la comunidad negra ante los excesos recientes de la policía, no obstante no se dejó llevar por una retórica revanchista.
"Rechazo con todo mi corazón la noción de que bajar los índices de crimen requiere crear la enemistad entre la comunidad y la policía", aseveró.
Después de extender su pésame a la familia de Dorismund, algo que Giuliano aun se ha resistido a hacer, la Primera Dama expresó: "Si Rudy Giuliani no quiere representar a todos los neoyorquinos como alcalde, ¿cómo podemos confiarle que represente a todo el Estado en el Senado?"
Por otro lado, tras una visita a Nueva York la columnista del The Boston Globe, Ellen Goodman, quedó con la impresión de que Hillary no está ganando el voto de las mujeres. De las que ella entrevistó, muchas solo destacan las supuestas fallas de la Primera Dama--de que aguantó las infidelidades de su marido, que no es oriunda de Nueva York, que es ambiciosa, etc.
Según Goodman, lo notable es que nadie menciona a Giuliani como parte de la ecuación. "Hay que recordarles quién es el contrincante", resalta la prestigiosa columnista, una demócrata declarada. "Voten contra ella y tendrán a ese hombre descontrolado...Entiendo, que los neoyorquinos insisten que ha traído la seguridad a las calles. Pero los neoyorquinos, que son parroquiales por excelencia, parece que no se han percatado de que alcaldes en otras ciudades también han traído más seguridad sin instar a los efectivos policiales que consideren a todos los negros como criminales".
Como alcalde de Nueva York, Giuliani cobró renombre a nivel nacional por su efectiva lucha contra el crimen callejero, convirtiendo a la gran metrópolis en una ciudad "safe", mientras que en otras urbes como Washington, Dallas, Detroit y Los Angeles los robos, los asaltos y los asesinatos continuaban en aumento.
En este momento, y a solo ocho meses de las elecciones, la situación ha cambiado y si Hillary aun no es la favorecida, por lo menos ha empatado o le lleva alguna ventaja, en el área metropolitana de Nueva York donde Giuliani está causando estragos por la inhabilidad de frenar su iracundo temperamento.
"No creo que Hillary le gane, pero él mismo puede causar su derrota", exclama irritado Rick Bond, un ex presidente del Comité Nacional del Partido Republicano que asesora al alcalde.
El episodio más reciente que ha llevado a muchos de sus propios adeptos a la desesperación, es la manera en que el alcalde respondió a la muerte de Patrick Dorismond, de 26 años y padre de dos hijas, que fue ajusticiado por la policía cuando se resistía a comprar drogas que le ofrecía un agente encubierto en medio de la Octava Avenida y en compañía de un amigo, Kevin Kaiser.
En vez de expresar el pésame oficial a la familia del infortunado, Giuliani, que ya había sido duramente criticado por la balacera que acabó con la vida del joven africano Diallo, también desarmado, salió a defender a la policía con el argumento de que Dorismond tenía antecedentes criminales.
"No sé qué está pensando Giuliani, o si verdaderamente está usando su cabeza", confió un asistente del gobernador Republicano del estado George E. Pataki, quien aparentemente se está distanciando del alcalde, un gran aficionado a la ópera y dado a igualmente grandes estallidos dramáticos.
"El primer impulso de Rudolphi Giuliani y su foca amaestrada, el comisionado de policía, Howard Safir, fue de buscar material desfavorable sobre el Sr. Dorismond", escribe el columnista Bob Herbert del The New York Times. "Cuanto más malo, mejor. Cuanto peor quede más fácil será disculpar a la policía".
A pesar de que Giuliani entregó a la prensa unos documentos sellados de la Corte ya que se trataba de una acusación que se le había hecho a Dorismond cuando éste tenía apenas 15 años, y cuya publicidad sin orden judicial está siendo investigado por el procurador del estado como una posible infracción a la ley, el alcalde sabía que el accidentado joven jamás fue condenado por un crimen.
No obstante, se apersonó a la televisión varias veces esta semana para alegar con un grado de evidente sarcasmo: "si uno tiene disposición a la violencia, una disposición a propiciarle una piña a alguien, y una predisposición al robo y a estar involucrado en transacciones de narcotráfico, eso no necesariamente significa que evitará usar la violencia".
Herbert sin embargo pide a sus lectores que se concentren en los hechos y no en las bizantinas especulaciones de Giuliani: "El hombre trataba de llamar un taxi sin molestar a nadie. La policía salió de las callejuelas y sin motivo alguno comenzó a molestarlo. Unos momentos más tarde estaba muerto".
"Mi última imagen de (Dorismond) es verlo revolcándose en el piso, tratando de respirar con sangre chorreando de su boca", "Kaiser le dijo al The Times.
La escena trae a relucir la reciente muerte del joven africano Diallo, que también estaba desarmado pero fue acribillado por las balas de cuatro policías que acaban de ser declarados inocentes de homicidio por un tribunal de Nueva York.
Hillary Clinton fue moderada en su reacción a estos incidentes, sabiendo que tiene aseguradas las minorías raciales de Nueva York y que el área que está en duda son los afluentes suburbios y las ciudades como Albany y Rochester, donde prevalece una población blanca y de clase media y clase media alta.
El caso de Dorismond estalló momentos antes de que la Primera Dama diera un discurso en la iglesia negra Bethel A.M.E. en Harlem, ante una congregación que estaba visiblemente alarmada por el nuevo hecho delictivo.
La señora Clinton sabía el resentimiento que existe en la comunidad negra ante los excesos recientes de la policía, no obstante no se dejó llevar por una retórica revanchista.
"Rechazo con todo mi corazón la noción de que bajar los índices de crimen requiere crear la enemistad entre la comunidad y la policía", aseveró.
Después de extender su pésame a la familia de Dorismund, algo que Giuliano aun se ha resistido a hacer, la Primera Dama expresó: "Si Rudy Giuliani no quiere representar a todos los neoyorquinos como alcalde, ¿cómo podemos confiarle que represente a todo el Estado en el Senado?"
Por otro lado, tras una visita a Nueva York la columnista del The Boston Globe, Ellen Goodman, quedó con la impresión de que Hillary no está ganando el voto de las mujeres. De las que ella entrevistó, muchas solo destacan las supuestas fallas de la Primera Dama--de que aguantó las infidelidades de su marido, que no es oriunda de Nueva York, que es ambiciosa, etc.
Según Goodman, lo notable es que nadie menciona a Giuliani como parte de la ecuación. "Hay que recordarles quién es el contrincante", resalta la prestigiosa columnista, una demócrata declarada. "Voten contra ella y tendrán a ese hombre descontrolado...Entiendo, que los neoyorquinos insisten que ha traído la seguridad a las calles. Pero los neoyorquinos, que son parroquiales por excelencia, parece que no se han percatado de que alcaldes en otras ciudades también han traído más seguridad sin instar a los efectivos policiales que consideren a todos los negros como criminales".
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