El Archivo Nacional de Panamá, la "cenicienta" de la administración panameña

El Archivo Nacional de Panamá era la "cenicienta" de la administración panameña, ya que historiadores de distintas partes del mundo usaban las instalaciones como su propia oficina, y no trataban a los documentos históricos como era debido, según informaron fuentes de esa entidad.

"Nos encontramos que las cámaras (de vigilancia) tenían los cables cortados, las personas entraban como si estuvieran en su casa, los historiadores montaban su oficina personal dentro de las secciones del Archivo y recibían llamadas", señaló en una entrevista con Acan-Efe Sara Carvajal, la nueva directora del Archivo Nacional de Panamá.

Además, "los historiadores mantenían al personal (del Archivo) a su disposición durante ocho horas subiendo y bajando cajas para investigar", explicó.

Carvajal asumió el cargo tras la toma de posesión del actual presidente de Panamá, Ricardo Martinelli, el 1 de julio pasado, junto al director del Registro Público de Panamá, Luis Barría, institución a la cual pertenece el Archivo Nacional.

Se trata de la primera archivóloga que asume este cargo ya que siempre habían sido historiadores los encargados de dirigir este edificio que data de 1924 y que fue inaugurado durante la tercera administración presidencial de Belisario Porras.

"No se le prestaba ni la atención gubernamental, ni a lo interno del Registro Público, el Archivo Nacional era como la cenicienta dentro de la institución y a nivel gubernamental ni siquiera se tenía claro su estatus", explicó por su parte Barría.

"Tenemos casos de historiadores que se les pagaba miles de dólares en España u otros países para ubicar un documento histórico, pero llegaban aquí, pagaban un dólar al personal y después cobraban 20, 30 o 50.000 dólares para la investigación", señaló.

También destacó que "el manejo de los documentos no es de los historiadores, sino de los funcionarios", quienes tienen que decidir si se puede sacar copia o consultar porque sino el archivo "se iba a quedar sin documentos".

ngela de Riquelme, que lleva 17 años trabajando en el Archivo, asegura que cuándo ella llegó la institución estaba "en un estado deplorable, con documentos tirados en el piso, la gente casi caminaba por encima de ellos y no había personal idóneo que trabajara la documentación como se hace ahora mismo".

"Hasta ahora los investigadores conocían a los directores por ser historiadores y tenían la facilidad de entrar e investigar, no podíamos ni preguntar lo que deseaban. Ellos mismos tocaban la documentación, pero ahora hay un control bastante bueno y los historiadores están al pie de la marcha", agregó Riquelme.

"Vamos a lograr que el archivo sea una institución que visiten las escuelas, que los documentos no sean objeto de hurtos o deterioros que correspondan a intereses particulares", enfatizó el director del Registro Público.

La recaudación por consultas y copias también ha aumentado, según Barría, ya que solamente en el mes de agosto se duplicaron los ingresos de los siete meses anteriores.

"Si el historiador quiere que los técnicos del Archivo Nacional le conserven el documento en buen estado, las tarifas deben cambiar, y el manejo de documentos también se debe controlar", recalcó.

Los dos directores afirman que visitarán el Archivo de Indias de Sevilla (España) porque allí reposa información "valiosa" para Panamá, desde el descubrimiento de América hasta la independencia del país.

En Perú, Ecuador, Colombia, Costa Rica y Estados Unidos también hay documentación relevante del país centroamericano, como la separación de Colombia en 1903 o la construcción del Canal de Panamá por parte de los estadounidenses.

El gobierno panameño prevé firmar acuerdos de cooperación internacional para "explorar espacios de intercambio" de la información, para hacer exposiciones de los documentos en Panamá y para ver la manera de conseguir copias de algunos de ellos.

Para que la cenicienta acabe de encontrar sus zapatos, la institución hará un proyecto de digitalización de documentos para 2010 y construirá un laboratorio de conservación y restauración en el sótano del edificio.