Récord de aves migratorias
El curioso conteo de rapaces que surcan cielos de Panamá
Hasta la fecha han pasado por el cerro Ancón 2,841,884 aves migratorias. Esto es todo un acontecimiento.
El vuelo de aves migratorias sobre Panamá pasaría inadvertido si no fuera por el esfuerzo de personas desinteresadas y miembros de organizaciones ambientalistas que, increíblemente, cuentan de forma manual el paso de estos pájaros, a pesar de la disponibilidad de la tecnología.
Otro hecho relevante es que desde septiembre hasta la fecha, periodo en el cual las aves rapaces migratorias se dirigen hacia el sur, más de dos millones de emplumados han surcado el perímetro ubicado en el cerro Ancón, dice Rosabel Miró, directora ejecutiva de Sociedad Audubon Panamá.
Tal acontecimiento capta la atención de los científicos y especialistas en observación de aves, puesto que la mediana, en todos los conteos anteriores, apenas sobrepasaba el millón de ejemplares.
En la cúspide
Es un día de principios de noviembre y la cima del cerro Ancón, aquel sitio inmortalizado por la poetisa Amelia Denis de Icaza, está cubierta de una bruma que se asemeja a un manto de algodón.
Pero aunque el mal tiempo impide el despliegue de la bandera que corona la cúspide y dificulta el avistamiento de las aves, Venicio Wilson y Ariel Aguirre, ambos voluntarios de la Sociedad Audubon, mantienen sus pulgares sobre los clickers, pequeños aparatos manuales para llevar a cabo el rudimentario cálculo.
Wilson y Aguirre han contabilizado una por una cada ave desde que se inició la migración el 1 de octubre. Pero además de los clickers, estos “contadores especialistas” se valen de binoculares y largavistas (tipo catalejo) para detectar y clasificar los grupos y especies de migrantes.
“Es sencillo y complicado al mismo tiempo. Cada vez que se avista un pájaro, se aprieta un botón que mueve un reloj análogo”, cuenta Wilson, el contador oficial.
El pequeño dispositivo de acero inoxidable y de las mismas dimensiones de una guayaba posee una pantalla rectangular con 4 dígitos. Es decir, que solo se pueden contabilizar 9,999 pájaros por aparato. Cada vez que se llega a esa cifra, el reloj vuelve a colocarse en cero. Tanto Wilson como Aguirre poseen en su cómoda tienda de campaña en la cumbre del Ancón más de tres objetos de este tipo.
En el caso de que pasen cantidades enormes al mismo tiempo, hacen estimaciones y cuentan grupos de 50 o 100 aves “para poder contabilizar de forma más rápida y exacta”.
En este cómputo de rapaces que finalizará el 18 de noviembre se llevan avistados 2,841,884 animales. Los conteos se han hecho todos los días de 9:00 a.m. a 5:00 p.m., cuenta Aguirre. Además, todos los recuentos diarios son colocados en un tablero a la vista del público y subidos a la página www.hawkcount.org y al Facebook de Audubon Panamá.
Importancia de aves
Panamá es considerado uno de los corredores biológicos más importantes de aves migratorias por su diversidad y condiciones climáticas, aseguró Carmen Medina, bióloga del departamento de Vida Silvestre de la Autoridad Nacional del Ambiente (Anam).
La experta explicó que este tipo de aves, rapaces y playeras, se quedan en nuestro país para reproducirse y porque la bahía de Panamá les proporciona las condiciones alimenticias necesarias.
También aseguró que son 22 especies las que migran hacia centro, sur y el Caribe. “Muchas viajan desde Alaska, otras recorren hasta 10,000 kilómetros si van hasta Argentina o Chile”. Entre las especies que pasan por nuestro país y que muchas veces se quedan están el halcón peregrino, el águila pescadora y el gavilán aludo.
Por otro lado, cuando las aves encuentran un sitio donde quedarse, se reproducen, y cuando pasa el invierno en Norteamérica, regresan junto con sus críos, dice Medina.
Por lo general, al retorno, los grandes grupos de aves, que pueden alcanzar hasta el medio millón de ejemplares, viajan a través de las cadenas montañosas para evitar las corrientes de viento.
Hay aves que dejan a sus polluelos porque estos no aguantan el cansancio y mueren o muchas veces otras rapaces que van en la manada se los comen porque es el alimento más fácil en medio de miles de kilómetros de vuelo.
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