España revela informe del secuestro de los Colastra
Publicado 2006/06/11 23:00:00
- Elio Núñez
En un informe de la Policía española no se concreta si se hizo un pagó para lograr la liberación.
UN VELO de misterio cubrió el secuestro de los Colastra durante los dos meses y medio que duró.
No fue hasta el 7 de abril que padre e hijo aparecieron sanos y salvo, luego de ser secuestrados el 20 de enero por una facción de las (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) FARC.
Pero lo que sucedió cuando supuestos guerrilleros irrumpieron en el área donde se encontraban trabajando ambos españoles en un proyecto en la Playa del Guayabo, cercana al pueblo de Jaqué, Darién, todavía es una incógnita.
Desde el afortunado retorno, las autoridades panameñas no han querido "abrir la boca" de la identidad de los captores y confirmar si efectivamente se pagó recompensa.
Para los investigadores se trataba de un caso de alto perfil que no podía trascender en los medios de comunicación social, sólo hasta cuando se diera la liberación, y así lo hicieron.
Los Colastra sólo se presentaron a la Fiscalía Auxiliar el 8 de abril, un día después de que aparecieron. Allí les tomaron declaración y luego tomaron un vuelo directo a Madrid, España. Desde este momento nadie en Panamá ha conocido mayores detalles.
Panamá América obtuvo un informe de la Policía española que revela que "para el día 27 de enero se recibió la primera comunicación de los secuestradores, indicando a la familia que hiciera una oferta de pago por las víctimas.
Dado que las negociaciones no avanzaban, al no poder concretar una cifra para poder fijar un punto de acuerdo, la familia residente en España solicitó que especialistas en la investigación de secuestros del Cuerpo Nacional de Policía se desplazaran hasta Panamá para asesorarles y coordinar las actuaciones.
El caso fue cerrado para Panamá, como en su momento dijo el ex ministro de Gobierno Justicia, Héctor Alemán, declaración nada alejada de la realidad, pues se conoció que el caso se mantiene sin diligencias en la Fiscalía Auxiliar.
Los organismos de seguridad españoles revelaron a los medios el pasado 14 de mayo, que un grupo integrado por cuatro inspectores, un subinspector y tres oficiales, contando con el apoyo de un organismo identificado como GEO y los Grupos de Vigilancia, lograron a través de diligencias judiciales la liberación de estos españoles.
Indicaron que agentes de la Dirección General de la Policía adscritos al Grupo de Secuestros y Extorsiones colaboraron activamente a través de las investigaciones, realizadas con éxito.
Las pesquisas que realizaron los investigadores españoles revelan que fueron los numerosos testigos que acompañaban a las víctimas cuando se produjeron los hechos los que denunciaron lo sucedido.
"Seis individuos armados, llegados en lanchas motoras, obligaron a subir al padre y al hijo, amenazando a los restantes trabajadores para que guardaran silencio", establece un informe de la Policía de España al que tuvo acceso este medio.
El 20 de febrero, un inspector del Grupo de Secuestros de la la UDEV-Central de la Comisaría General de Policía Judicial se desplazó hasta Panamá. Una vez allí, contactaron con el enlace español de Interior para elaborar la estrategia a seguir del que era, con toda probabilidad, el primer secuestro cometido por las FARC contra españoles.
Detalles que ninguna autoridad panameña se atrevió a revelar, pero que fueron confirmadas en España.
Por ejemplo, que durante las investigaciones se produjeron unas 13 comunicaciones telefónicas de los secuestradores con la familia. A excepción de las tres primeras, el resto de las conversaciones fueron "guiadas" según los distintos patrones que el equipo negociador iba diseñando. Por parte de la familia actuó como interlocutora la novia de Sergio, asesorada en todo momento por los policías españoles.
Las autoridades panameñas habían negado un informe de inteligencia dado a conocer por Panamá América sobre la solicitud de una recompensa por parte de los captores, sin embargo, el informe de España coincide con que en el transcurso de las negociaciones se propuso en un primer momento la cantidad de B/.7 mil como pago y que uno de los secuestradores rechazó esta cifra e inició sus demandas en B/.100 mil, "fijando el equipo de negociación distintos escenarios para realizar la transacción", pero no indican si hubo pago.
Agregan que durante las negociaciones los secuestradores aportaron tres pruebas en las que demostraban que mantenían a sus rehenes con vida, y a su vez éstos últimos informaron a la familia de que recibían un trato correcto.
Las pruebas de vida consistían en que los captores respondieran preguntas cuyas respuestas sólo conocían los secuestrados.
En una de las conversaciones se intentó obtener información acerca de cuántos y quiénes eran los secuestradores, si eran delincuentes comunes o guerrilleros, en que lugar se hallaban, si habían sido trasladados de lugar, quien era el interlocutor, y otros aspectos.
Revelan que los secuestradores controlaban constantemente a los Colastra que no pudieron responder a estos requerimientos. Únicamente manifestaron que parecía que les iban a liberar pronto, que estaban bien de salud, y que la familia debía estar tranquila.
Los expertos en espionaje y secuestro en su intento de ubicar el lugar exacto de la comunicación, descubrieron que la compañía satelital que gestionó la llamada era norteamericana, por lo que se comunicó a la Oficina de Investigación Federal de Estados Unidos (FBI). Además se contacto también con un equipo de la Policía Nacional de Colombia, que aportó informaciones que ubicaban la cabina satelital desde donde se realizaron las cuatro primeras comunicaciones.
Después de esa comunicación con las víctimas se contactó en otras dos ocasiones posteriores los días 22 y 28 de marzo, siempre en el mismo sentido. No hubo posibilidad de cerrar los términos económicos de un posible pago.
Finalmente el 7 de abril y tras 76 días de cautiverio por las FARC, fueron liberados en una playa cercana a Jaqué. Desde allí se dirigieron a casa de un conocido que los llevó directamente a un puesto policial. Los dos españoles han prestado declaración en el Grupo de Secuestros de la Comisaría General de Policía Judicial.
Los familiares evitaron dar declaraciones en Panamá, sin embargo, accedieron a hablar con el espacio radial colombiano "Las voces del secuestro" donde revelan para el 6 de febrero que lo sucedido con José Vicente y Sergio era un secuestro.
Marianella, la esposa del médico naturista José Vicente e Irene, compañera de Sergio, se comunicaron con el programa radial para enviarles un mensaje de ánimo y fortaleza.
Además, dieron a conocer la versión que lograron construir según testimonios de las personas que se encontraban en la ensenada de El Guayabo, lugar de la desaparición. Según Marianella, fueron entre cinco y seis personas quienes plagiaron a padre e hijo, armadas con fusiles AK-47.
No fue hasta el 7 de abril que padre e hijo aparecieron sanos y salvo, luego de ser secuestrados el 20 de enero por una facción de las (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) FARC.
Pero lo que sucedió cuando supuestos guerrilleros irrumpieron en el área donde se encontraban trabajando ambos españoles en un proyecto en la Playa del Guayabo, cercana al pueblo de Jaqué, Darién, todavía es una incógnita.
Desde el afortunado retorno, las autoridades panameñas no han querido "abrir la boca" de la identidad de los captores y confirmar si efectivamente se pagó recompensa.
Para los investigadores se trataba de un caso de alto perfil que no podía trascender en los medios de comunicación social, sólo hasta cuando se diera la liberación, y así lo hicieron.
Los Colastra sólo se presentaron a la Fiscalía Auxiliar el 8 de abril, un día después de que aparecieron. Allí les tomaron declaración y luego tomaron un vuelo directo a Madrid, España. Desde este momento nadie en Panamá ha conocido mayores detalles.
Panamá América obtuvo un informe de la Policía española que revela que "para el día 27 de enero se recibió la primera comunicación de los secuestradores, indicando a la familia que hiciera una oferta de pago por las víctimas.
Dado que las negociaciones no avanzaban, al no poder concretar una cifra para poder fijar un punto de acuerdo, la familia residente en España solicitó que especialistas en la investigación de secuestros del Cuerpo Nacional de Policía se desplazaran hasta Panamá para asesorarles y coordinar las actuaciones.
El caso fue cerrado para Panamá, como en su momento dijo el ex ministro de Gobierno Justicia, Héctor Alemán, declaración nada alejada de la realidad, pues se conoció que el caso se mantiene sin diligencias en la Fiscalía Auxiliar.
Los organismos de seguridad españoles revelaron a los medios el pasado 14 de mayo, que un grupo integrado por cuatro inspectores, un subinspector y tres oficiales, contando con el apoyo de un organismo identificado como GEO y los Grupos de Vigilancia, lograron a través de diligencias judiciales la liberación de estos españoles.
Indicaron que agentes de la Dirección General de la Policía adscritos al Grupo de Secuestros y Extorsiones colaboraron activamente a través de las investigaciones, realizadas con éxito.
Las pesquisas que realizaron los investigadores españoles revelan que fueron los numerosos testigos que acompañaban a las víctimas cuando se produjeron los hechos los que denunciaron lo sucedido.
"Seis individuos armados, llegados en lanchas motoras, obligaron a subir al padre y al hijo, amenazando a los restantes trabajadores para que guardaran silencio", establece un informe de la Policía de España al que tuvo acceso este medio.
El 20 de febrero, un inspector del Grupo de Secuestros de la la UDEV-Central de la Comisaría General de Policía Judicial se desplazó hasta Panamá. Una vez allí, contactaron con el enlace español de Interior para elaborar la estrategia a seguir del que era, con toda probabilidad, el primer secuestro cometido por las FARC contra españoles.
Detalles que ninguna autoridad panameña se atrevió a revelar, pero que fueron confirmadas en España.
Por ejemplo, que durante las investigaciones se produjeron unas 13 comunicaciones telefónicas de los secuestradores con la familia. A excepción de las tres primeras, el resto de las conversaciones fueron "guiadas" según los distintos patrones que el equipo negociador iba diseñando. Por parte de la familia actuó como interlocutora la novia de Sergio, asesorada en todo momento por los policías españoles.
Las autoridades panameñas habían negado un informe de inteligencia dado a conocer por Panamá América sobre la solicitud de una recompensa por parte de los captores, sin embargo, el informe de España coincide con que en el transcurso de las negociaciones se propuso en un primer momento la cantidad de B/.7 mil como pago y que uno de los secuestradores rechazó esta cifra e inició sus demandas en B/.100 mil, "fijando el equipo de negociación distintos escenarios para realizar la transacción", pero no indican si hubo pago.
Agregan que durante las negociaciones los secuestradores aportaron tres pruebas en las que demostraban que mantenían a sus rehenes con vida, y a su vez éstos últimos informaron a la familia de que recibían un trato correcto.
Las pruebas de vida consistían en que los captores respondieran preguntas cuyas respuestas sólo conocían los secuestrados.
En una de las conversaciones se intentó obtener información acerca de cuántos y quiénes eran los secuestradores, si eran delincuentes comunes o guerrilleros, en que lugar se hallaban, si habían sido trasladados de lugar, quien era el interlocutor, y otros aspectos.
Revelan que los secuestradores controlaban constantemente a los Colastra que no pudieron responder a estos requerimientos. Únicamente manifestaron que parecía que les iban a liberar pronto, que estaban bien de salud, y que la familia debía estar tranquila.
Los expertos en espionaje y secuestro en su intento de ubicar el lugar exacto de la comunicación, descubrieron que la compañía satelital que gestionó la llamada era norteamericana, por lo que se comunicó a la Oficina de Investigación Federal de Estados Unidos (FBI). Además se contacto también con un equipo de la Policía Nacional de Colombia, que aportó informaciones que ubicaban la cabina satelital desde donde se realizaron las cuatro primeras comunicaciones.
Después de esa comunicación con las víctimas se contactó en otras dos ocasiones posteriores los días 22 y 28 de marzo, siempre en el mismo sentido. No hubo posibilidad de cerrar los términos económicos de un posible pago.
Finalmente el 7 de abril y tras 76 días de cautiverio por las FARC, fueron liberados en una playa cercana a Jaqué. Desde allí se dirigieron a casa de un conocido que los llevó directamente a un puesto policial. Los dos españoles han prestado declaración en el Grupo de Secuestros de la Comisaría General de Policía Judicial.
Los familiares evitaron dar declaraciones en Panamá, sin embargo, accedieron a hablar con el espacio radial colombiano "Las voces del secuestro" donde revelan para el 6 de febrero que lo sucedido con José Vicente y Sergio era un secuestro.
Marianella, la esposa del médico naturista José Vicente e Irene, compañera de Sergio, se comunicaron con el programa radial para enviarles un mensaje de ánimo y fortaleza.
Además, dieron a conocer la versión que lograron construir según testimonios de las personas que se encontraban en la ensenada de El Guayabo, lugar de la desaparición. Según Marianella, fueron entre cinco y seis personas quienes plagiaron a padre e hijo, armadas con fusiles AK-47.
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