La fiesta de los muertos
- Tatiana Prince
El Día de Muertos es una celebración mexicana y filipina que honra a los ancestros durante el 2 de noviembre, coincidiendo con la celebración católica del Día de los Fieles Difuntos. Aunque se ve primariamente como una festividad mexicana, también se celebra en muchas comunidades donde existe una gran comunidad mexicana. Coincide la celebración de esta fiesta popular mexicana con la Noche de brujas o Halloween de Estados Unidos, lo cual ha creado un sincretismo en la celebración actual, al menos en las zonas urbanas, donde conviven los símbolos prehispánicos de la muerte con brujas y fantasmas propios de la celebración estadounidense. Los orígenes de la celebración del Día de Muertos en México, pueden ser trazados hasta la época de los indígenas de Mesoamérica, tales como los Aztecas, Mayas, Purepechas, Nahuas y Totonacas. Los rituales que celebran las vidas de los ancestros se realizaron por estas civilizaciones por lo menos durante los últimos 3,000 años.
Alimentos, flores y objetos personales del difunto son parte esencial del altar y según la creencia, los seres queridos regresan este día para gozar lo que más disfrutaban en vida.
Todos los cementerios del país se llenan de gente que está ansiosa de compartir esta sagrada fecha con sus difuntos.
Llegan a la tumba de su ser querido con flores y algunos llevan hasta comida para disfrutar en compañía de sus difuntos; otros, hasta músicos llevan para alegrar el momento que pasan en el cementerio con sus seres queridos y muchas veces los familiares y amigos deciden continuar la fiesta en la casa de algunos de ellos, quizás pensando en el dicho popular: "El muerto al cajón y el vivo al fiestón".
Sus tradiciones culturales que han sido transmitidas de generación en generación, se han conservado gracias a la religiosidad y fervor de su gente.
Éste es un festival antiguo que se ha transformado mucho con los años. La mejor manera de describirlo es indicando que es una época en la que las familias mejicanas recuerdan a sus muertos y celebran la continuidad de la vida.
En el calendario azteca, este ritual se hacía al final del mes de julio y al principio de agosto, pero antes de la conquista fue movido por los sacerdotes españoles de modo que coincidiera con el día de fiesta cristiano "Día de Todos Santos", en un esfuerzo inútil de transformar esto de un día profano a una celebración cristiana.
El resultado es que ahora el mejicano celebra el día de los muertos durante los primeros dos días de noviembre, pero recuerda a muertos y el festival es caracterizado por la mezcla de tradicionalismos antiguos, cristianos y aborígenes.
Las comidas preparadas para estas fiestas campestres son generalmente platos de la carne en salsas picantes, un especial de pan, galletas, chocolate, y dulces azucarados en formas del animales o del cráneo.
Los altares de la familia se adorna abundantemente con flores y amuletos religiosos, y en las aldeas pequeñas también se usan ofrendas de alimentos, de cigarrillos y de bebidas alcohólicas.
Este ambiente social cálido, colorido, y con mucha comida y bebida es muy agradable para la mayoría de los observadores, a pesar del fatalismo directo, exhibido por todos los participantes, hacen de este un ritual social importante, ya que es una manera de reconocer el ciclo la vida y la muerte que forman parte del ser humano.
Las familias mejicanas modernas preparan una cena especial "en honor de los muertos" en la que ofrece "el pan de los muertos". Los amigos y miembros de la familia se dan regalos unos a otros que consisten en artículos con adornos de la muerte, y el regalo es más estimado si es un cráneo o esqueleto que lleva su nombre.
El día de los muertos puede entenderse como un acontecimiento cultural muy importante con responsabilidades sociales y económicas de los participantes, puede ser además una observancia religiosa que ofrece la adoración real de los muertos, o simplemente un día de fiesta mejicano caracterizado por los alimentos especiales y los dulces.
Se cree que las almas de niños regresan el día primero de noviembre, y las almas de los adultos regresan en día 2 de noviembre. Uno de los símbolos comunes del día de muertos son las calaveras de dulce, tienen escritos los nombres de los difuntos en la frente, son consumidas por parientes o amigos. Otros platillos especiales del Día de Muertos incluyen al Pan de Muertos, un panecillo dulce hecho con base de huevo que se hornea en diferentes figuras, desde simples formas redondas hasta cráneos. Otra importante forma que toma esta celebración son las famosas litografías ("calaveritas"), que constan de versos donde la muerte bromea con personajes de la vida real, haciendo alusión sobre alguna característica peculiar de la persona en cuestión, y finalizando con frases donde se expone que se lo llevará a la tumba. Durante el período del 1 al 2 de noviembre, las familias normalmente limpian y decoran las tumbas con coloridas coronas de flores, las cuales se cree atraen las almas de los muertos. En el caso de que no se pueda visitar la tumba (ya sea por que ya no existe la tumba del difunto, o porque la familia está muy lejos) también se elaboran detallados altares en las casas, donde se ponen las ofrendas, que pueden ser platillos con comida, el pan de muertos, vasos de agua, mezcal, tequila, pulque o atole, e incluso juguetes para las almas de los niños. Todo esto se coloca junto a retratos de los difuntos rodeados de veladoras.
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