Las 400 horas de los médicos residentes
Publicado 2002/07/06 23:00:00
- Ileana Gólcher
La jornada de trabajo de los médicos residentes por lo general comienza a las 7:00 a.m. Se trata de uno de los gremios médicos con mayores presiones laborales y condiciones de vida difíciles. Los reclamos de estos médicos formaron parte de las reivindicaciones que la Asociación de Médicos, Odontólogos y Afines de la Caja de Seguro Social (AMOACSS) presentó a las autoridades de salud como parte de un pliego de peticiones, durante un reciente paro de labores.
En lo que se refiere al Complejo Metropolitano de la Caja de Seguro Social, un equipo de 80 médicos internos y 160 médicos residentes de distintas especialidades y subespecialidades, laboran en sus instalaciones como un prerequisito académico para concluir su formación profesional.
Según las leyes panameñas, todo médico graduado en una universidad nacional o extranjera debe realizar el proceso de internado y luego de residencia. En el caso de la residencia, se trata de dos años de trabajo para el Estado: uno en el interior de la República y otro en la ciudad capital. Se integran al sistema de salud panameño completando una formación profesional, ya sea en el Ministerio de Salud o en la Caja de Seguro Social. Se cumple así el requisito para poder ejercer la medicina en todo el territorio nacional.
Los médicos residentes son todos aquellos profesionales que se forman en una especialidad o en una subespecialidad cuya duración oscila entre dos y hasta cinco años; los requisitos implican que cada aspirante compite con un grupo de médicos generales quienes optan por proseguir una especialidad; pasan además por un examen general de conocimientos básicos en medicina. Cientos de aspirantes compiten para ingresar a una plaza de trabajo que les permita obtener una especialidad. Tan sólo unos cuantos son elegidos para ingresar al periodo de residencia.
Se ubican en el hospital Psiquiátrico Nacional, en el Hospital Santo Tomás, en el Hospital Domingo De Obaldía, en el Hospital Regional de la Caja del Seguro Social, en Chiriquí y en el Complejo Metropolitano de la Caja de Seguro Social.
La jornada laboral de un médico residente es diferente según la especialidad que atiende. Todo comienza en la sala de hospitalización. Su primera tarea es recibir un informe del turno que termina. Esta tarea significa conocer qué nuevas admisiones se dieron, defunciones, salidas e informar sobre el estado actual de todas los pacientes. En ese informe matutino se aprovecha para discutir de forma conjunta con los especialistas, para intercambiar puntos de vista sobre el estado de salud de los pacientes, desde las medicinas suministradas y los exámenes que debe recibir cada persona. El médico residente debe estar preparado para contestar correctamente cualquier interrogante del médico titular y haber hecho todo un manejo especializado de la situación.
Terminada la primera jornada docente de entrega de los casos, se procede a la visita individual en la propia cama de los pacientes.
Según indica un grupo de médicos entrevistados, deberán estar preparados para enfrentar todo tipo de situaciones administrativas y médicas: por ejemplo un paciente requiere practicarse un CAT, pero resulta que el aparato se dañó. Se trabaja muchas veces con las uñas, indican. Es conocido que en la actualidad las dependencias de la Caja del Seguro Social y demás entidades de salud atraviesan por una serie de limitaciones en materia de medicamentos y disponibilidad de equipo.
Es una lucha contra el tiempo en la que tanto los médicos internos como residentes deberán ser capaces de vencer todas las limitaciones imaginables. En promedio los médicos residentes deberán atender 80 pacientes hospitalizados en cada piso. Hay cuartos que tienen no sólo las camas regulares sino que ante la falta de camas, los pacientes se acomodan en camillas. Cada paciente requiere el suministro de sus medicamentos, la realización de sus exámenes, vencer sus dolencias para lo cual los médicos internos y residentes deberán resolver con eficacia y eficiencia las carencias de medicamentos o el daño de algún equipo; además, deberán preparar los resúmenes médicos de salida para que el tratamiento continúe. Como tarea de rutina cada médico debe dialogar con los familiares y con los propios pacientes para que comprendan la forma de suministro de medicamentos. La mañana transcurre entre redacción de informes y atención de los pacientes, además de resolver situaciones administrativas.
Una mirada al reloj le hace advertir a los médicos que la hora del almuerzo ha llegado. El hospital suministra a los médicos residentes e internos su alimentación. Sin embargo, según indican los entrevistados, muchas veces el ajetreo del día hace imposible el descanso necesario para almorzar o cenar o bien la comida se agota.
En lo que se refiere a los dormitorios de los médicos residentes e internos, cabe destacar que en el caso del Complejo Metropolitano de la Caja de Seguro Social, el noveno piso está destinado a la sección de dormitorios, cuenta con un salón de reuniones, sede de la Asociación de Médicos residentes; la institución provee habitaciones a los médicos residentes e internos que están de turno; cada dormitorio tiene entre 8 y 10 camas, algunas de ellas tipo camarote, para maximizar espacio.
Una de las médicas residentes confiesa: "Voy a mi casa una vez por semana, a mis hijos los veo dormidos porque llego a mi casa a altas horas de la noche o madrugada. Mi esposo tiene la responsabilidad directa de hacerle frente a todos los compromisos de la casa. Mi vida no es fácil; con el sueldo bajo que recibo tengo que pagar el préstamo del IFARHU (Instituto para la Formación y Aprovechamiento de los Recursos Humanos) y contribuir a los gastos de mi casa".
Indican los médicos que todos aspiran a una vida con dignidad. ¿Quién quiere una vida que significa trabajar y sólo trabajar, con turnos de 32 horas sin parar? Advierte Castañeda que al llegar a sus casas se sienten moribundos de cansancio y cada tercer día vuelven a hacer lo mismo. "Nadie nos reconoce nada", afirma el galeno con muestras de evidente descontento.
La jornada de un médico residente de cirugía, por ejemplo, puede concluir a las diez de la noche, luego de haber cumplido todas las asignaciones del día. Luego de atender en la sala de operaciones, debe continuar con otras asignaciones. Según explican, el lema de trabajo es que los médicos residentes e internos tienen horario de entrada, pero el horario de salida nadie lo sabe. Quien tuvo la fortuna de comer... comió, quien pudo descansar un rato... descansó; el resto de los médicos deberán trabajar y trabajar; todas estas actividades se ven fortalecidas por la docencia que diariamente implica desarrollar charlas que son impartidas por un médico interno.
A las tres de la tarde se hace entrega del turno a los médicos internos y residentes encargados de cada sala: se detalla así nuevamente el estado actual de cada paciente. Los médicos residentes se convierten en los responsables directos del hospital. No se pueden retirar a sus casas si no han logrado atender las necesidades de cada paciente y si no se han resuelto los problemas administrativos propios de cada hospital. Durante todo el día una gran cantidad de pacientes son remitidos del Cuarto de Urgencias, con lo que el trabajo se duplica en las respectivas salas. La escasez de personal también puede implicar atender directamente los requerimientos de la sala y los médicos residentes e internos en muchos casos deben tomar las muestras de laboratorio, buscar directamente los resultados de los exámenes y movilizar a los pacientes.
De acuerdo con Fernando Castañeda, de la Asociación de Médicos Residentes e Internos, sus demandas en el reciente paro médico obedecen al trabajo agitado que viven a diario. Se trata de horarios agotadores que oscilan entre 300 y 400 horas mensuales de atención. Prácticamente la vida familiar y personal queda relegada a segundo plano. La situación se agrava en el caso de las mujeres casadas que tienen mayores compromisos familiares. Al respecto, indica: "Ojalá que las personas comprendieran que todos los pacientes que son atendidos después de las 3 de la tarde, reciben atención gratuita, ya que los médicos no recibimos ningún tipo de remuneración. El salario de los médicos internos es de B/ 366.00 por quincena; los médicos residentes reciben un salario de B/ 800.00".
Agregan los entrevistados que si se divide el salario por hora de atención, la relación es irrisoria, ya que cada médico que trabaja 300 -400 horas al mes recibe como promedio, un salario que equivale a B/ 1.00 por hora.
Según explican, las aspiraciones gremiales se concentran en dos sentidos: por una parte, lograr que un reglamento nacional de médicos internos y residentes haga más humana la profesión de medicina. El reglamento ha sido firmado por el ministro de Salud y por el director de la Caja de Seguro Social; falta ahora proceder a su respectiva reglamentación. La segunda aspiración es que se brinde un reconocimiento económico por las horas extras que trabajan. El salario de todos los profesionales corresponde a 8 horas de trabajo, 40 horas semanales, 160 horas mensuales. Sin embargo, el de los médicos residentes e internos es más que el doble, afirman. A juicio de los médicos entrevistados, el horario es inhumano, ilógico, esclavizante y peligroso.
¿Cuál es la capacidad de un médico residente de interpretar una radiografía en la madrugada cuando ha trabajado más de dos turnos consecutivos?
Las jornadas de trabajo son agotadoras, generalmente sin fines de semana, sin días de descanso compensatorio. Ninguna de las festividades significa día de asueto para los médicos. "Somos los guardianes de la salud de los pacientes, los 365 días del año". Advierten que las condiciones de trabajo de los residentes e internos del interior del país son más deplorables de los que laboran en la ciudad capital.
Destacan el caso del Hospital Santo Tomás, entidad en la que los médicos residentes declararon que la situación es dramática, pues muchas veces tienen que dormir en la cama vacía de algún paciente, en las camillas, o bien duermen dos médicos en la misma cama.
Según indica el Dr. Guillermo Pérez Silva, secretario general de la Asociación de Médicos, Odontólogos y Afines de la Caja del Seguro Social (AMOACSS), la condición por la que atraviesan los médicos internos y residentes sigue siendo de esclavitud. Hacen mínimamente 8 turnos al mes, lo cual significa trabajar 36 horas seguidas 8 veces al mes. Sus horas de descanso generalmente son dos o tres horas. A veces no descansan, lo que conlleva un desgaste personal y emocional grave.
La situación es tan grave que hay casos que se han llevado hasta los tribunales, pero los fallos han sido favorables a los médicos. Países como España han corregido la situación y sólo se permite que trabajen como máximo 12 horas seguidas y exigen que antes de un turno duerman 12 horas.
Según Pérez Silva, en Panamá la situación es difícil ya que el patrón es el Estado. "Se trata de una situación atávica y anacrónica", sostiene.
El fenómeno de los internados y las residencias médicas son una práctica moderna del siglo XX. "Las condiciones de explotación de los médicos son nuevas. En el siglo XIX no se conoció de las prácticas de internado". De acuerdo con el galeno, la solución de los médicos residentes e internos debe ser inmediata, de acuerdo con el fundamento de las cortes internacionales. Pérez Silva se mostró optimista de que el fallo de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos resultará favorable a las peticiones de los médicos internos y residentes. La base de tal solicitud es que el tipo de trabajo pone en riesgo la vida de los propios médicos y de los pacientes, por lo tanto, no puede ser negociable.
En lo que se refiere al Complejo Metropolitano de la Caja de Seguro Social, un equipo de 80 médicos internos y 160 médicos residentes de distintas especialidades y subespecialidades, laboran en sus instalaciones como un prerequisito académico para concluir su formación profesional.
Según las leyes panameñas, todo médico graduado en una universidad nacional o extranjera debe realizar el proceso de internado y luego de residencia. En el caso de la residencia, se trata de dos años de trabajo para el Estado: uno en el interior de la República y otro en la ciudad capital. Se integran al sistema de salud panameño completando una formación profesional, ya sea en el Ministerio de Salud o en la Caja de Seguro Social. Se cumple así el requisito para poder ejercer la medicina en todo el territorio nacional.
Los médicos residentes son todos aquellos profesionales que se forman en una especialidad o en una subespecialidad cuya duración oscila entre dos y hasta cinco años; los requisitos implican que cada aspirante compite con un grupo de médicos generales quienes optan por proseguir una especialidad; pasan además por un examen general de conocimientos básicos en medicina. Cientos de aspirantes compiten para ingresar a una plaza de trabajo que les permita obtener una especialidad. Tan sólo unos cuantos son elegidos para ingresar al periodo de residencia.
Se ubican en el hospital Psiquiátrico Nacional, en el Hospital Santo Tomás, en el Hospital Domingo De Obaldía, en el Hospital Regional de la Caja del Seguro Social, en Chiriquí y en el Complejo Metropolitano de la Caja de Seguro Social.
La jornada laboral de un médico residente es diferente según la especialidad que atiende. Todo comienza en la sala de hospitalización. Su primera tarea es recibir un informe del turno que termina. Esta tarea significa conocer qué nuevas admisiones se dieron, defunciones, salidas e informar sobre el estado actual de todas los pacientes. En ese informe matutino se aprovecha para discutir de forma conjunta con los especialistas, para intercambiar puntos de vista sobre el estado de salud de los pacientes, desde las medicinas suministradas y los exámenes que debe recibir cada persona. El médico residente debe estar preparado para contestar correctamente cualquier interrogante del médico titular y haber hecho todo un manejo especializado de la situación.
Terminada la primera jornada docente de entrega de los casos, se procede a la visita individual en la propia cama de los pacientes.
Según indica un grupo de médicos entrevistados, deberán estar preparados para enfrentar todo tipo de situaciones administrativas y médicas: por ejemplo un paciente requiere practicarse un CAT, pero resulta que el aparato se dañó. Se trabaja muchas veces con las uñas, indican. Es conocido que en la actualidad las dependencias de la Caja del Seguro Social y demás entidades de salud atraviesan por una serie de limitaciones en materia de medicamentos y disponibilidad de equipo.
Es una lucha contra el tiempo en la que tanto los médicos internos como residentes deberán ser capaces de vencer todas las limitaciones imaginables. En promedio los médicos residentes deberán atender 80 pacientes hospitalizados en cada piso. Hay cuartos que tienen no sólo las camas regulares sino que ante la falta de camas, los pacientes se acomodan en camillas. Cada paciente requiere el suministro de sus medicamentos, la realización de sus exámenes, vencer sus dolencias para lo cual los médicos internos y residentes deberán resolver con eficacia y eficiencia las carencias de medicamentos o el daño de algún equipo; además, deberán preparar los resúmenes médicos de salida para que el tratamiento continúe. Como tarea de rutina cada médico debe dialogar con los familiares y con los propios pacientes para que comprendan la forma de suministro de medicamentos. La mañana transcurre entre redacción de informes y atención de los pacientes, además de resolver situaciones administrativas.
Una mirada al reloj le hace advertir a los médicos que la hora del almuerzo ha llegado. El hospital suministra a los médicos residentes e internos su alimentación. Sin embargo, según indican los entrevistados, muchas veces el ajetreo del día hace imposible el descanso necesario para almorzar o cenar o bien la comida se agota.
En lo que se refiere a los dormitorios de los médicos residentes e internos, cabe destacar que en el caso del Complejo Metropolitano de la Caja de Seguro Social, el noveno piso está destinado a la sección de dormitorios, cuenta con un salón de reuniones, sede de la Asociación de Médicos residentes; la institución provee habitaciones a los médicos residentes e internos que están de turno; cada dormitorio tiene entre 8 y 10 camas, algunas de ellas tipo camarote, para maximizar espacio.
Una de las médicas residentes confiesa: "Voy a mi casa una vez por semana, a mis hijos los veo dormidos porque llego a mi casa a altas horas de la noche o madrugada. Mi esposo tiene la responsabilidad directa de hacerle frente a todos los compromisos de la casa. Mi vida no es fácil; con el sueldo bajo que recibo tengo que pagar el préstamo del IFARHU (Instituto para la Formación y Aprovechamiento de los Recursos Humanos) y contribuir a los gastos de mi casa".
Indican los médicos que todos aspiran a una vida con dignidad. ¿Quién quiere una vida que significa trabajar y sólo trabajar, con turnos de 32 horas sin parar? Advierte Castañeda que al llegar a sus casas se sienten moribundos de cansancio y cada tercer día vuelven a hacer lo mismo. "Nadie nos reconoce nada", afirma el galeno con muestras de evidente descontento.
La jornada de un médico residente de cirugía, por ejemplo, puede concluir a las diez de la noche, luego de haber cumplido todas las asignaciones del día. Luego de atender en la sala de operaciones, debe continuar con otras asignaciones. Según explican, el lema de trabajo es que los médicos residentes e internos tienen horario de entrada, pero el horario de salida nadie lo sabe. Quien tuvo la fortuna de comer... comió, quien pudo descansar un rato... descansó; el resto de los médicos deberán trabajar y trabajar; todas estas actividades se ven fortalecidas por la docencia que diariamente implica desarrollar charlas que son impartidas por un médico interno.
A las tres de la tarde se hace entrega del turno a los médicos internos y residentes encargados de cada sala: se detalla así nuevamente el estado actual de cada paciente. Los médicos residentes se convierten en los responsables directos del hospital. No se pueden retirar a sus casas si no han logrado atender las necesidades de cada paciente y si no se han resuelto los problemas administrativos propios de cada hospital. Durante todo el día una gran cantidad de pacientes son remitidos del Cuarto de Urgencias, con lo que el trabajo se duplica en las respectivas salas. La escasez de personal también puede implicar atender directamente los requerimientos de la sala y los médicos residentes e internos en muchos casos deben tomar las muestras de laboratorio, buscar directamente los resultados de los exámenes y movilizar a los pacientes.
De acuerdo con Fernando Castañeda, de la Asociación de Médicos Residentes e Internos, sus demandas en el reciente paro médico obedecen al trabajo agitado que viven a diario. Se trata de horarios agotadores que oscilan entre 300 y 400 horas mensuales de atención. Prácticamente la vida familiar y personal queda relegada a segundo plano. La situación se agrava en el caso de las mujeres casadas que tienen mayores compromisos familiares. Al respecto, indica: "Ojalá que las personas comprendieran que todos los pacientes que son atendidos después de las 3 de la tarde, reciben atención gratuita, ya que los médicos no recibimos ningún tipo de remuneración. El salario de los médicos internos es de B/ 366.00 por quincena; los médicos residentes reciben un salario de B/ 800.00".
Agregan los entrevistados que si se divide el salario por hora de atención, la relación es irrisoria, ya que cada médico que trabaja 300 -400 horas al mes recibe como promedio, un salario que equivale a B/ 1.00 por hora.
Según explican, las aspiraciones gremiales se concentran en dos sentidos: por una parte, lograr que un reglamento nacional de médicos internos y residentes haga más humana la profesión de medicina. El reglamento ha sido firmado por el ministro de Salud y por el director de la Caja de Seguro Social; falta ahora proceder a su respectiva reglamentación. La segunda aspiración es que se brinde un reconocimiento económico por las horas extras que trabajan. El salario de todos los profesionales corresponde a 8 horas de trabajo, 40 horas semanales, 160 horas mensuales. Sin embargo, el de los médicos residentes e internos es más que el doble, afirman. A juicio de los médicos entrevistados, el horario es inhumano, ilógico, esclavizante y peligroso.
¿Cuál es la capacidad de un médico residente de interpretar una radiografía en la madrugada cuando ha trabajado más de dos turnos consecutivos?
Las jornadas de trabajo son agotadoras, generalmente sin fines de semana, sin días de descanso compensatorio. Ninguna de las festividades significa día de asueto para los médicos. "Somos los guardianes de la salud de los pacientes, los 365 días del año". Advierten que las condiciones de trabajo de los residentes e internos del interior del país son más deplorables de los que laboran en la ciudad capital.
Destacan el caso del Hospital Santo Tomás, entidad en la que los médicos residentes declararon que la situación es dramática, pues muchas veces tienen que dormir en la cama vacía de algún paciente, en las camillas, o bien duermen dos médicos en la misma cama.
Según indica el Dr. Guillermo Pérez Silva, secretario general de la Asociación de Médicos, Odontólogos y Afines de la Caja del Seguro Social (AMOACSS), la condición por la que atraviesan los médicos internos y residentes sigue siendo de esclavitud. Hacen mínimamente 8 turnos al mes, lo cual significa trabajar 36 horas seguidas 8 veces al mes. Sus horas de descanso generalmente son dos o tres horas. A veces no descansan, lo que conlleva un desgaste personal y emocional grave.
La situación es tan grave que hay casos que se han llevado hasta los tribunales, pero los fallos han sido favorables a los médicos. Países como España han corregido la situación y sólo se permite que trabajen como máximo 12 horas seguidas y exigen que antes de un turno duerman 12 horas.
Según Pérez Silva, en Panamá la situación es difícil ya que el patrón es el Estado. "Se trata de una situación atávica y anacrónica", sostiene.
El fenómeno de los internados y las residencias médicas son una práctica moderna del siglo XX. "Las condiciones de explotación de los médicos son nuevas. En el siglo XIX no se conoció de las prácticas de internado". De acuerdo con el galeno, la solución de los médicos residentes e internos debe ser inmediata, de acuerdo con el fundamento de las cortes internacionales. Pérez Silva se mostró optimista de que el fallo de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos resultará favorable a las peticiones de los médicos internos y residentes. La base de tal solicitud es que el tipo de trabajo pone en riesgo la vida de los propios médicos y de los pacientes, por lo tanto, no puede ser negociable.
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