Leyes blandas y conductores irresponsables e inexpertos

HACE UNOS días el Valle de Urraca, en San Miguelito, fue noticia. Vecinos molestos intentaron tomarse la justicia en sus manos cuando un conductor de un "diablo rojo" de sólo 23 años, acabó con la vida de un hombre.
Este joven no tenía la edad requerida para conducir un autobús, que es de 25 años y según el subdirector de la Autoridad de Tránsito y Transporte Terrestre (ATTT), Ovigildo Herrera, el responsable es quien le entregó las llaves a este chofer.
El funcionario reconoció que hay un gran cantidad de menores de 25 años manejando buses del transporte colectivo, sin autorización de la institución.
Herrera asegura que esta situación ocurre porque simplemente no está a su alcance.
"No podemos poner un policía en cada casa para evitar esto, ya que los mecanismos legales están establecidos". Aunque, a su juicio, el problema no es la edad, sino la falta de experiencia.
Igualmente dijo que aunque en la ATTT se garantice que quienes adquieran licencia tengan la experiencia para hacerlo, la responsabilidad en estos casos es de los dueños de vehículos.
Al conductor se le suspende la licencia mientras el caso pasa a la esfera penal. Y de ser culpable del accidente, se le podría sustraer el certificado de operación al dueño del transporte.
El subdirector considera que con el nuevo reglamento la ley será más rígida, si así se aprueba en la Asamblea Nacional de Diputados.
Del mismo modo, señaló que el nuevo sistema de licencia permitirá fiscalizar con mayor rigurosidad estas fallas y corregirá algunos errores del transporte público.
Es allí don de parece radicar todo. Las irregularidades en los procesos por accidentes de tránsito ocurren generalmente desde la confección del parte policiaco a cargo del agente de tránsito que llega al lugar del hecho para investigar el caso.
"Muchas veces en el desarrollo de las investigaciones nos percatamos que el parte policiaco elaborado no es fiel a cómo sucedieron los hechos", dijo el abogado Carlos Harris al Panamá América.
Según el jurista, las anomalías en la confección del parte "pueden ocurrir por la falta de capacitación del agente o producto de la injerencia de una de las partes para lograr beneficios".