Mi vecino el taller mecánico
Publicado 2007/05/19 23:00:00
- Irma Elena Mordok
Los encargados de velar porque estos locales cumplan con los requisitos de operación son el MINSA, MIVI, la Autoridad Nacional del Ambiente y los respectivos municipios, bien sea San Miguelito o Panamá.
PANAMÁ VIEJO, lejos de ser la "ciudad destruida" en 1671 por Henry Morgan y la zona de amortiguamiento propuesta por el Ministerio de Vivienda, se ha convertido en la "capital de los talleres para autos".
Sucede que en medio de las residencias del lugar, las actividades relacionadas con mecánica, pintura, chapistería y mantenimiento en general de autos son el "mejor negocio" del barrio.
Panamá América realizó un recorrido por este corregimiento y los vecinos de los talleres mecánicos señalaron que son "víctimas" de estos centros improvisados para atención de vehículos.
Lo que más preocupa a los moradores del área es que el negocio ha proliferado a tal punto, que muchos de ellos no cumplen con los lineamientos que estipulan las leyes vigentes.
Yamileth Cerrud ha vivido la pesadilla de tener como vecino a un taller de mecánica.
Contó que el mecánico, empezó el negocio con pocos carros, llegaba cuando mucho, uno por semana, a recibir el servicio de chapistería de forma artesanal, cambio de aceite y otros servicios menores.
Cerrud estaba afectada por los olores de la pintura y demás químicos que utilizaba su vecino para darle el acabado a los vehículos, lo que la llevaba a las puertas y ventanas.
Pero, a pesar de eso los fuertes olores persistían y tanto ella, como sus familiares, sentían que se asfixiaban.
El vecino continuó el negocio y la cantidad de clientes fue aumentando; sin embargo, para Cerrud se convirtió en una pesadilla.
"Las aceras las obstruían, incluso me bloqueaban la entrada de mi casa".
La moradora presentó una denuncia ante las autoridades del corregimiento, pero no han hecho inspecciones.
El terror vivido por Cerrud no es exclusivo. El ruido, humo, residuos líquidos y sólidos de los talleres mecánicos se han convertido en parte de las residencias de barrios como Juan Díaz, Río Abajo, Parque Lefevre, Pueblo Nuevo y el distrito de San Miguelito.
Eliécer Barsallo, coordinador de corregidores del Municipio de Panamá, explicó que el acuerdo 63 del 18 de marzo del 2002 regula la actividad de talleres en el distrito capital.
Estipula en su artículo segundo que para la construcción, instalación u operación de talleres, el propietario interesado debe tener un permiso alcaldicio.
Con dicho permiso, la persona se compromete a cumplir con los requisitos entre los que se establece el visto bueno de la Junta Comunal, una resolución del Ministerio de Vivienda (MIVI) que autorice el uso de suelos y desarrollo urbano comercial del área donde se pretende instalar.
Otros de los requisitos es mostrar planos en los que se proporcionen los controles de ruido, de olores penetrantes, esparcimiento de polvo, de humo y acumulación de residuos y materiales.
En cuanto a las revisiones municipales, Barsallo manifestó que como los talleres pagan un impuesto, se realizan verificaciones periódicas que precisamente incluyen operativos para verificar que cumplan con lo establecido en los permisos.
Por su parte, Natalia Young de directora Nacional de Protección de la Calidad Ambiental de la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM), explicó que en este aspecto tienen que ver varias instituciones.
Por ejemplo, el tema de las afectaciones a la salud le corresponde al Ministerio de Salud (MINSA), a través de los permisos sanitarios de operaciones.
Además, el MINSA, si detecta que se está poniendo en riesgo la salud de las personas que están cercanas a los talleres, podría hacer un Estudio de Riesgo a la Salud y el Ambiente (ERSA).
Manifesta Young que le corresponde directamente a la ANAM cuando se trate de afectaciones al ambiente, sobre todo cuando se violen las normativas
El Decreto 207 o el 57 del 2004 señala los programas de adecuaciones de impacto ambiental que debe cumplir una empresa industrial.
"Si se está afectando, contaminando o ocasionando daños al ambiente, ANAM debe intervenir inmediatamente para colocar las sanciones correspondientes", expresó.
Entre las denuncias más frecuentes que ha recibido la ANAM en esta materia se encuentran la contaminación de suelos por hidrocarburos, derroche de agua potable, olores fuertes por químicos y aerosoles.
En cuanto a las sanciones, las multas pueden ir desde amonestaciones verbales o escritas hasta B/.1 millón.
Sucede que en medio de las residencias del lugar, las actividades relacionadas con mecánica, pintura, chapistería y mantenimiento en general de autos son el "mejor negocio" del barrio.
Panamá América realizó un recorrido por este corregimiento y los vecinos de los talleres mecánicos señalaron que son "víctimas" de estos centros improvisados para atención de vehículos.
Lo que más preocupa a los moradores del área es que el negocio ha proliferado a tal punto, que muchos de ellos no cumplen con los lineamientos que estipulan las leyes vigentes.
Yamileth Cerrud ha vivido la pesadilla de tener como vecino a un taller de mecánica.
Contó que el mecánico, empezó el negocio con pocos carros, llegaba cuando mucho, uno por semana, a recibir el servicio de chapistería de forma artesanal, cambio de aceite y otros servicios menores.
Cerrud estaba afectada por los olores de la pintura y demás químicos que utilizaba su vecino para darle el acabado a los vehículos, lo que la llevaba a las puertas y ventanas.
Pero, a pesar de eso los fuertes olores persistían y tanto ella, como sus familiares, sentían que se asfixiaban.
El vecino continuó el negocio y la cantidad de clientes fue aumentando; sin embargo, para Cerrud se convirtió en una pesadilla.
"Las aceras las obstruían, incluso me bloqueaban la entrada de mi casa".
La moradora presentó una denuncia ante las autoridades del corregimiento, pero no han hecho inspecciones.
El terror vivido por Cerrud no es exclusivo. El ruido, humo, residuos líquidos y sólidos de los talleres mecánicos se han convertido en parte de las residencias de barrios como Juan Díaz, Río Abajo, Parque Lefevre, Pueblo Nuevo y el distrito de San Miguelito.
Eliécer Barsallo, coordinador de corregidores del Municipio de Panamá, explicó que el acuerdo 63 del 18 de marzo del 2002 regula la actividad de talleres en el distrito capital.
Estipula en su artículo segundo que para la construcción, instalación u operación de talleres, el propietario interesado debe tener un permiso alcaldicio.
Con dicho permiso, la persona se compromete a cumplir con los requisitos entre los que se establece el visto bueno de la Junta Comunal, una resolución del Ministerio de Vivienda (MIVI) que autorice el uso de suelos y desarrollo urbano comercial del área donde se pretende instalar.
Otros de los requisitos es mostrar planos en los que se proporcionen los controles de ruido, de olores penetrantes, esparcimiento de polvo, de humo y acumulación de residuos y materiales.
En cuanto a las revisiones municipales, Barsallo manifestó que como los talleres pagan un impuesto, se realizan verificaciones periódicas que precisamente incluyen operativos para verificar que cumplan con lo establecido en los permisos.
Por su parte, Natalia Young de directora Nacional de Protección de la Calidad Ambiental de la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM), explicó que en este aspecto tienen que ver varias instituciones.
Por ejemplo, el tema de las afectaciones a la salud le corresponde al Ministerio de Salud (MINSA), a través de los permisos sanitarios de operaciones.
Además, el MINSA, si detecta que se está poniendo en riesgo la salud de las personas que están cercanas a los talleres, podría hacer un Estudio de Riesgo a la Salud y el Ambiente (ERSA).
Manifesta Young que le corresponde directamente a la ANAM cuando se trate de afectaciones al ambiente, sobre todo cuando se violen las normativas
El Decreto 207 o el 57 del 2004 señala los programas de adecuaciones de impacto ambiental que debe cumplir una empresa industrial.
"Si se está afectando, contaminando o ocasionando daños al ambiente, ANAM debe intervenir inmediatamente para colocar las sanciones correspondientes", expresó.
Entre las denuncias más frecuentes que ha recibido la ANAM en esta materia se encuentran la contaminación de suelos por hidrocarburos, derroche de agua potable, olores fuertes por químicos y aerosoles.
En cuanto a las sanciones, las multas pueden ir desde amonestaciones verbales o escritas hasta B/.1 millón.
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