Parque de diversiones para adultos

ERAN poco más de las 3:37 p.m. cuando una pareja se dispuso a entrar discretamente a una de las habitaciones del "push button" que en la ciudad de Panamá es conocido como el "parque de diversiones para adultos".
Y no es para menos, si en vez de encontrarse con carruseles o carritos chocones, los clientes tienen a disposición, con manual y video incluido, "sillas de las fantasías y columpios de amor" para hacer de sus encuentros una experiencia inolvidable.
Simultáneamente, y luego de concertar una entrevista-recorrido con Antonio Chan, gerente general de Jardín El Llano Love & Fantasy, Panamá América observó cómo funciona este mundo detrás de la pequeña puerta de servicio de la suite 1323.
Según el panel de control y a través de luces rojas, a esa hora (3:40 p.m.), 18 de las 75 habitaciones estaban ocupadas, mientras que el resto estaba libre o en limpieza, como lo indicaban las luces verdes y azules, respectivamente.
Todo un sistema automatizado a través de computadoras, con censores de calor y movimiento, de humo y dispositivos ambientadores se utiliza en este mundo anónimo, donde las parejas más que seguras parecen estar presas en habitaciones cómodas que cuentan con servicio de atención al cliente disponible a través de una operadora, con camas king size, sábanas blancas, música de fondo y luces tenues, además de tener el equipo de entretenimiento antes mencionado.
"No se descuida ningún detalle", indicó Chan, mientras que una operadora comunicaba a uno de los supervisores la llegada de otro cliente, y como quien emprende una carrera, en menos de dos minutos este ambientó la suite para que una pareja se instalara cómodamente.
Todo pasa rápidamente y así como entran salen, para que en 15 minutos de limpieza la habitación esté preparada.
Encerrados, muchos amantes desconocen que las instalaciones son vigiladas las 24 horas del día, que cuentan con dispositivos de alarmas contra incendios, extintores y que estos locales están inscritos en servicios de emergencia médica privados a los que se llama en caso de accidentes, además de que están dispuestos a ofrecerles apoyo en caso de que se queden varados por desperfectos en su auto, ya que pueden solicitar un taxi discreto, dejarlos en el estacionamiento y hasta traer a su mecánico.
Para aclarar leyendas urbanas sobre si las parejas son filmadas, Alejandro Alonso, representante de la Asociación Iberoamericana de Panamá (ASIPA), que agrupa al 95% de los push button, señaló que por seguridad, locales como el Royal Suite and Garden (RGS), del cual es dueño, disponen de dispositivos que filman las áreas administrativas con el fin de supervisar la entrada y salida del área de trabajo de quienes laboran allí.
En el RGS la experiencia es diferente.
"María", la administradora, así lo mostró a Panamá América, ya que los clientes no están sujetos a un horario como en el resto de las casas de alojamiento temporal y hasta disponen de "tarjeta de cliente frecuente" con la que adquieren descuentos y promociones.
En este sentido, el pago por alojarse en este local varía, ya que las habitaciones cuestan desde 15 hasta 35 balboas, dependiendo del tipo de habitación, que puede ser sencilla, con jacuzzi o una suite temática tipo Persa, Samurai, Gótica, Romana, Árabe o ambientada en el lejano Oeste Americano, que disponen también de "juegos" y artículos "sex shop".
Todo esto porque como coinciden Chan y Alonso, cada día la competencia se hace más fuerte y hay que ofrecerle novedad al cliente, además de que se está tratando de cambiar la mentalidad de que a estos sitios "se viene a matar un caso" o que quienes acuden son sólo las parejas infieles.

• El push button más antiguo de la ciudad es el "Chico la Moña o Jardín Recreo". De acuerdo con datos suministrados, en el distrito de San Miguelito operan 10 casas de ocasión, mientras que en el distrito de Panamá funcionan 10.

• Debido a la cantidad de "push button" que hay en vía Transístmica esta calle es conocida como la "calle de los locos o el Triángulo de las Bermudas" porque los conductores hablan solos y se pierden.