Plaguicidas: un veneno que mata nuestros ríos
Publicado 2005/08/14 23:00:00
- Doña Candela
El tema volvió a la palestra pública, luego que en Chepo se registrara una mortandad de peces por contaminación.
LA contaminación de los ríos a causa de plaguicidas es un problema muy común en todo el país. Los afluentes del interior de la República y del área rural de la provincia de Panamá sufren este mal por igual. La reciente muerte de miles de peces en las desembocaduras de los ríos Mamoní y Bayano, en Chepo, puso el tema nuevamente en el tapete.
Más de 15 ríos importantes de la provincia de Veraguas, sufren los embates de los envenenamientos frecuentes por las fumigaciones, muchas veces por la falta de los controles y conocimientos por parte de las autoridades correspondientes.
Según Evidel Vigil, asesor legal de la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM) en Veraguas, los ríos de la parte sur de la provincia, entre ellos, el San Pablo, Cobre, San Pedro, Quebro, Cascajilloso, Pavo, Río Negro, Santamaría y muchos otros, se ven afectados luego que los productores realizan fumigaciones en los sembradíos.
Vigil asegura que funcionarios de la ANAM constantemente inspeccionan las áreas de grandes cultivos de cualquier producto para verificar si se causan o no daños por las fumigaciones.
Las fumigaciones en los arados para el cultivo de arroz y caña afectan de manera considerable las quebradas y ríos, puesto que el veneno al caer al agua mata todo lo que encuentra a su paso.
Mientras que la parte baja de la provincia de Herrera es la más susceptible a contaminación y los ríos no escapan de esta realidad, tomando en cuenta que es una importante zona agrícola y ganadera de la región.
Los análisis realizados en los casos de contaminación de ríos en esta región señalan que entre los químicos más utilizados están furadán, bidate, benlate, diazinon horthoside y lacnate, entre otros.
Según Efraín Lao, jefe del departamento de Calidad Ambiental de ANAM, el mal uso de estas sustancias afecta no sólo los ríos, sino el suelo, el aire y en consecuencia todo el medio ambiente.
Explicó que el problema serio es que no existe ningún control y los ganaderos y productores no suelen utilizar las dosis adecuadas ni los métodos de aplicación correcta, por lo que la cercanía de los sembradíos con los caudales termina provocando cierto grados de contaminación en los ríos.
Un estudio del río La Villa determinó niveles de contaminación baja en el afluente, sin embargo, se han registrado casos de contaminación en la provincia donde los puntos vulnerables se registran en los ríos Parita y Santa María en las partes bajas de la provincia.
La contaminación de los ríos por plaguicidas no se ha dado tan frecuente en la provincia de Coclé, ya que son pocas las denuncias que se han recibido en la ANAM y las que se han presentado, son anónimas o falsas.
Lo que sí se ha dado en lugares apartados es la utilización de cal y otras sustancias para la pesca.
No obstante, algunas personas lavan las mochilas, que es el equipo que utilizan para regar el insecticida de forma manual en los ríos, provocando el envenenamiento de los peces y camarones.
Los ríos y quebradas de Colón se ven afectados en diferentes puntos por la contaminación, por la falta de aguas servidas ante el colapso del sistema de alcantarillado en la provincia.
Esto se puede evidenciar en aquellas comunidades que carecen de la debida letrinación de los servicios sanitarios y tienen que usar los ríos y quebradas para descargar el producto de sus necesidades fisiológicas.
Las autoridades están preocupadas por las medidas de seguridad que se emplean en la manufactura, empleo, manejo, almacenamiento, transporte y destino final de los plaguicidas.
Panamá importa de otros países unos B/.23 millones en plaguicidas de diferentes clases. En el mercado local se venden unos 130 productos. En muchas ocasiones, las personas luego de usar el producto dejan su envase a la intemperie.
Más de 15 ríos importantes de la provincia de Veraguas, sufren los embates de los envenenamientos frecuentes por las fumigaciones, muchas veces por la falta de los controles y conocimientos por parte de las autoridades correspondientes.
Según Evidel Vigil, asesor legal de la Autoridad Nacional del Ambiente (ANAM) en Veraguas, los ríos de la parte sur de la provincia, entre ellos, el San Pablo, Cobre, San Pedro, Quebro, Cascajilloso, Pavo, Río Negro, Santamaría y muchos otros, se ven afectados luego que los productores realizan fumigaciones en los sembradíos.
Vigil asegura que funcionarios de la ANAM constantemente inspeccionan las áreas de grandes cultivos de cualquier producto para verificar si se causan o no daños por las fumigaciones.
Las fumigaciones en los arados para el cultivo de arroz y caña afectan de manera considerable las quebradas y ríos, puesto que el veneno al caer al agua mata todo lo que encuentra a su paso.
Mientras que la parte baja de la provincia de Herrera es la más susceptible a contaminación y los ríos no escapan de esta realidad, tomando en cuenta que es una importante zona agrícola y ganadera de la región.
Los análisis realizados en los casos de contaminación de ríos en esta región señalan que entre los químicos más utilizados están furadán, bidate, benlate, diazinon horthoside y lacnate, entre otros.
Según Efraín Lao, jefe del departamento de Calidad Ambiental de ANAM, el mal uso de estas sustancias afecta no sólo los ríos, sino el suelo, el aire y en consecuencia todo el medio ambiente.
Explicó que el problema serio es que no existe ningún control y los ganaderos y productores no suelen utilizar las dosis adecuadas ni los métodos de aplicación correcta, por lo que la cercanía de los sembradíos con los caudales termina provocando cierto grados de contaminación en los ríos.
Un estudio del río La Villa determinó niveles de contaminación baja en el afluente, sin embargo, se han registrado casos de contaminación en la provincia donde los puntos vulnerables se registran en los ríos Parita y Santa María en las partes bajas de la provincia.
La contaminación de los ríos por plaguicidas no se ha dado tan frecuente en la provincia de Coclé, ya que son pocas las denuncias que se han recibido en la ANAM y las que se han presentado, son anónimas o falsas.
Lo que sí se ha dado en lugares apartados es la utilización de cal y otras sustancias para la pesca.
No obstante, algunas personas lavan las mochilas, que es el equipo que utilizan para regar el insecticida de forma manual en los ríos, provocando el envenenamiento de los peces y camarones.
Los ríos y quebradas de Colón se ven afectados en diferentes puntos por la contaminación, por la falta de aguas servidas ante el colapso del sistema de alcantarillado en la provincia.
Esto se puede evidenciar en aquellas comunidades que carecen de la debida letrinación de los servicios sanitarios y tienen que usar los ríos y quebradas para descargar el producto de sus necesidades fisiológicas.
Las autoridades están preocupadas por las medidas de seguridad que se emplean en la manufactura, empleo, manejo, almacenamiento, transporte y destino final de los plaguicidas.
Panamá importa de otros países unos B/.23 millones en plaguicidas de diferentes clases. En el mercado local se venden unos 130 productos. En muchas ocasiones, las personas luego de usar el producto dejan su envase a la intemperie.
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