Perú, conmocionado por el crimen de una cantante teñido de folclore, sexo y sangre

Ni Farrah Fawcett ni Michael Jackson: la muerte que lleva una semana copando las portadas de los diarios peruanos y es la comidilla en la calle es el asesinato de la cantante Alicia Delgado, en un mediático cóctel de folclore, sexo y sangre.

Ayer se desestimó la censura al primer ministro Yehude Simon y una huelga de transportistas sacudió al país; sin embargo, la mañana de este miércoles las primeras planas estaban consagradas a la artista de 50 años asesinada y a la señalada "autora intelectual" del crimen, su ex amante y compañera de profesión, Abencia Meza.

Con siete puñaladas y una correa alrededor del cuello, el cadáver de Alicia no dejaba lugar a dudas sobre el origen de su muerte.

Pero fueron otros detalles, como que la puerta no hubiera sido forzada y que se encontraran restos de semen en su cuerpo, los que suscitaron el morbo y la sospecha entre los peruanos.

Meza y Delgado, conocidas respectivamente como "La reina de las parranditas" y "La princesa del folclor", fueron protagonistas de polémicas desde que iniciaron una relación sentimental que se vio alimentada por apariciones televisivas en las que se sucedían aparatosas rupturas y reconciliaciones.

Sin embargo, el pasado mayo, la relación entre las dos divas del folclore peruano se rompió cuando Delgado presentó una demanda en la que acusaba a Meza, también conocida como "Pistolita", de golpearla salvajemente.

Tras conocerse la muerte, la Policía peruana inició su trabajo, a la par que las televisiones y periódicos de Lima, habituados a realizar sus propias investigaciones paralelas, y durante las que visitaron cada lugar relacionado con el asesinato.

El primer gran vuelco vino por parte de las fuerzas del Estado, cuando el lunes pasado detuvieron al principal sospechoso del asesinato: el guardaespaldas de Delgado y ex soldado Pedro Mamanchura, en un hostal cerca de la frontera ecuatoriana desde el que pensaba huir del país.

La declaración de Mamanchura durante el interrogatorio policial fue una bomba: "Abencia me llamó a mi celular y me ordenó: 'Sólo mátala'".

La recompensa: 2.

000 soles (666 dólares).

El diario La República utilizó sus habituales buenas fuentes en el seno de la Policía para conseguir la declaración íntegra del detenido, y en la que se narra con todo lujo de detalles el asesinato.

"Al verla la cogí por la espalda y la acuchillé a la altura del pulmón derecho.

Como ella gritaba y se defendía con todo, le tapé la boca con un trapo y luego le corté el cuello (.

.

.

).

Luego cogí la caja fuerte y me dirigí hasta el Puente Nuevo, donde me esperaba Abencia Meza, pero ella nunca llegó", declaró Mamanchura.

El motivo del asesinato sería la relación que Delgado había iniciado con uno de sus músicos, el arpista Miguel Salas, quien reveló a la prensa que el jueves 18 de junio Meza le había amenazado de muerte a él y al resto de integrantes del grupo.

Uno de los hermanos de la asesinada, Jesús Delgado, también aseguró que Alicia le dijo que temía por su vida y que la amenaza era Meza.

"Esa señora, o señor, es un monstruo.

Ella es la asesina de mi hermana, porque todo lo ha preparado", afirmó a La República.

Lejos de callarse, Meza ha respondido las llamadas de los medios de comunicación, y aseguró que está "limpia y con la conciencia tranquila".

La presunta autora intelectual del crimen, que era buscada noche y día por una corte de periodistas y policías atentos a cualquier señal o movimiento, fue detenida hoy en el estudio de su abogado, donde se encontraba.

El alcance de la noticia es tan amplio que hasta conocidos productores de series de televisión como Efraín Aguilar, que tenía en cartera un proyecto sobre el amor entre Meza y Delgado, se ha pronunciado: "Ya no voy a hacer ese proyecto porque no me gusta apelar al morbo de la gente".

Mientras tanto, siguen los rumores en torno al asesinato de la "cantante vernacular", entre ellos la supuesta existencia de una grabación hecha por Delgado pocos días antes de su muerte y en la que acusaba a Meza de lo que pudiera pasarle.