La guerra fría provoco varios boicoteos
Publicado 2000/09/06 23:00:00
- Madrid
Los Juegos de la XVI Olimpiada, disputados en 1956 en Melbourne, se vieron ensombrecidos por el uso del deporte como medio de reivindicación política, lo que, en plena "guerra fría", se tradujo en el boicoteo de varios países a la competición.
El movimiento olímpico fue aprovechado por diferentes países para dar a conocer sus protestas con su ausencia. España, Holanda y Suiza no enviaron a sus deportistas por la invasión militar soviética de Hungría.Egipto e Irak tampoco estuvieron presentes en Melbourne, en este caso por la guerra que el primero mantenía con Israel y por el conflicto del Canal de Suez, mientras que la República China sí estuvo al comienzo pero al izarse la bandera de la China nacionalista sus dirigentes decidieron abandonar la Villa Olímpica.
Todos estos sucesos políticos y militares deslucieron los Juegos de Melbourne y sus resultados deportivos. La competición se disputó en el verano austral, entre el 22 de noviembre y el 8 de diciembre, con la participación final de 67 naciones que enviaron a 3.342 deportistas.
Entre los 17 deportes en los que se compitió, además del salto de trampolín y el waterpolo, hubo que excluir a la hípica, en prevención, según las autoridades, de una peste equina. Esas pruebas se disputaron en el mes de junio en Estocolmo.
El estadounidense Avery Brundage, presidente del Comité Olímpico Internacional, que en 1952 sustituyó al sueco Edstrom, fue destacado protagonista, ya que, pese a no poder impedir el boicoteo de algunos países, logró en la medida de lo posible que el espíritu olímpico permaneciera.
Desde el momento en que el Duque de Edimburgo, en representación de la Isabel, declaró inaugurados los Juegos en el Estadio Olímpico del Cricket Ground ante 110.000 espectadores comenzó una nueva batalla deportiva entre Estados Unidos y la Unión Soviética por las medallas olímpicas.
El balance fue favorable a los soviéticos que ganaron 37 medallas de oro, por 32 los estadounidenses, pero en atletismo, en especial en las pruebas de velocidad, la superioridad fue de los norteamericanos.
Los 100 metros lisos, 200, 400, 800, 110 metros vallas, 400 vallas, los relevos -tanto 4 x 100 como 4 x 400-, junto a las pruebas de altura, pértiga, longitud, peso, martillo, disco y decatlón tuvieron color estadounidense.
Por parte de Estados Unidos, entre los triunfadores más destacados, hay que apuntar los nombres de Al Oerter en disco y Harold Conolly en lanzamiento de martillo.Oerter, un neoyorquino de West Babylon pasará a la historia olímpica por haber ganado en cuatro Juegos otras tantas medallas de oro.
Conolly, además de un gran deportista, protagonizó la anécdota recogida por la prensa del corazón de la época, al enamorarse de la campeona checa de lanzamiento de disco, Olga Fikotova, con la que se casó posteriormente, una vez que ella obtuvo el permiso de las autoridades de su país para irse a Occidente.
En atletismo femenino las soviéticas lograron ocho medallas, dos de oro, tres de plata y tres de bronce, frente al único oro que lograron las representantes de Estados Unidos.
La estrella de estos juegos fue el corredor soviético Vladimir Kuts que dominó en las pruebas de 5.000 y 10.000 metros, dominio anteriormente del checo Zatopek al que ya le pesaron los años tras sus éxitos en Helsinki.
En maratón el triunfador fue el francés, de origen argelino, Alain Mimoun, quien a sus 35 años y ante el declive de Zatopek, pudo resarcirse de dos Juegos Olímpicos seguidos; Londres"48 y Helsinki"52, como eterno segundón. Al finalizar la prueba, Emil Zatopek, un excelente compañero tanto dentro como fuera de la pista, abrazó al francés lo que valoró Mimoun como más importante que la propia medalla.
La más laureada en Melbourne fue la gimnasta húngara Agnes Keleti, que con 35 años obtuvo 4 medallas de oro y dos de plata. Después de los Juegos no volvió a su país, sino que se quedó en Australia y luego se marchó a Israel.
El gimnasta soviético Viktor Tschukarin, que fue el más galardonado en los Juegos de Helsinki, ganó en Melbourne tres medallas de oro y dos de bronce.
En natación, el país organizador fue el triunfador al superar a los Estados Unidos. En fútbol ganaron los soviéticos por 1-0 a Yugoslavia en la final, con el mítico Lev Yashine en la portería y en baloncesto no hubo sorpresas, ya que ganaron los Estados Unidos, con un equipo en el que destacaba la participación de K.C Jones y William Rusell.
El duelo entre las dos grandes potencias se reprodujo en casi todos los deportes de los Juegos de Melbourne, que fueron unos Juegos bien organizados, en los que los anfitriones sufrieron las consecuencias de la agitada política de bloques del momento.
El movimiento olímpico fue aprovechado por diferentes países para dar a conocer sus protestas con su ausencia. España, Holanda y Suiza no enviaron a sus deportistas por la invasión militar soviética de Hungría.Egipto e Irak tampoco estuvieron presentes en Melbourne, en este caso por la guerra que el primero mantenía con Israel y por el conflicto del Canal de Suez, mientras que la República China sí estuvo al comienzo pero al izarse la bandera de la China nacionalista sus dirigentes decidieron abandonar la Villa Olímpica.
Todos estos sucesos políticos y militares deslucieron los Juegos de Melbourne y sus resultados deportivos. La competición se disputó en el verano austral, entre el 22 de noviembre y el 8 de diciembre, con la participación final de 67 naciones que enviaron a 3.342 deportistas.
Entre los 17 deportes en los que se compitió, además del salto de trampolín y el waterpolo, hubo que excluir a la hípica, en prevención, según las autoridades, de una peste equina. Esas pruebas se disputaron en el mes de junio en Estocolmo.
El estadounidense Avery Brundage, presidente del Comité Olímpico Internacional, que en 1952 sustituyó al sueco Edstrom, fue destacado protagonista, ya que, pese a no poder impedir el boicoteo de algunos países, logró en la medida de lo posible que el espíritu olímpico permaneciera.
Desde el momento en que el Duque de Edimburgo, en representación de la Isabel, declaró inaugurados los Juegos en el Estadio Olímpico del Cricket Ground ante 110.000 espectadores comenzó una nueva batalla deportiva entre Estados Unidos y la Unión Soviética por las medallas olímpicas.
El balance fue favorable a los soviéticos que ganaron 37 medallas de oro, por 32 los estadounidenses, pero en atletismo, en especial en las pruebas de velocidad, la superioridad fue de los norteamericanos.
Los 100 metros lisos, 200, 400, 800, 110 metros vallas, 400 vallas, los relevos -tanto 4 x 100 como 4 x 400-, junto a las pruebas de altura, pértiga, longitud, peso, martillo, disco y decatlón tuvieron color estadounidense.
Por parte de Estados Unidos, entre los triunfadores más destacados, hay que apuntar los nombres de Al Oerter en disco y Harold Conolly en lanzamiento de martillo.Oerter, un neoyorquino de West Babylon pasará a la historia olímpica por haber ganado en cuatro Juegos otras tantas medallas de oro.
Conolly, además de un gran deportista, protagonizó la anécdota recogida por la prensa del corazón de la época, al enamorarse de la campeona checa de lanzamiento de disco, Olga Fikotova, con la que se casó posteriormente, una vez que ella obtuvo el permiso de las autoridades de su país para irse a Occidente.
En atletismo femenino las soviéticas lograron ocho medallas, dos de oro, tres de plata y tres de bronce, frente al único oro que lograron las representantes de Estados Unidos.
La estrella de estos juegos fue el corredor soviético Vladimir Kuts que dominó en las pruebas de 5.000 y 10.000 metros, dominio anteriormente del checo Zatopek al que ya le pesaron los años tras sus éxitos en Helsinki.
En maratón el triunfador fue el francés, de origen argelino, Alain Mimoun, quien a sus 35 años y ante el declive de Zatopek, pudo resarcirse de dos Juegos Olímpicos seguidos; Londres"48 y Helsinki"52, como eterno segundón. Al finalizar la prueba, Emil Zatopek, un excelente compañero tanto dentro como fuera de la pista, abrazó al francés lo que valoró Mimoun como más importante que la propia medalla.
La más laureada en Melbourne fue la gimnasta húngara Agnes Keleti, que con 35 años obtuvo 4 medallas de oro y dos de plata. Después de los Juegos no volvió a su país, sino que se quedó en Australia y luego se marchó a Israel.
El gimnasta soviético Viktor Tschukarin, que fue el más galardonado en los Juegos de Helsinki, ganó en Melbourne tres medallas de oro y dos de bronce.
En natación, el país organizador fue el triunfador al superar a los Estados Unidos. En fútbol ganaron los soviéticos por 1-0 a Yugoslavia en la final, con el mítico Lev Yashine en la portería y en baloncesto no hubo sorpresas, ya que ganaron los Estados Unidos, con un equipo en el que destacaba la participación de K.C Jones y William Rusell.
El duelo entre las dos grandes potencias se reprodujo en casi todos los deportes de los Juegos de Melbourne, que fueron unos Juegos bien organizados, en los que los anfitriones sufrieron las consecuencias de la agitada política de bloques del momento.
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