La rosa de Ecuador, hermosa y sabrosa
- Pujilí (Ecuador)
Conocida por su calidad, belleza y aroma, la rosa ecuatoriana ha pasado de ser un elemento decorativo y un comodín de los enamorados a exótico ingrediente que se usa ya en restaurantes de España, Estados Unidos, Perú y Ecuador.
Cuidadosamente cultivadas a unos 2.800 metros de altura y acariciadas por la línea ecuatorial, las "rosas comestibles" de la empresa Nevado, del español Roberto Nevado, deben su calidad a la cantidad de luz solar que reciben, la altura y un meticuloso cuidado manual.
¿A qué saben?...A rosas, no hay nada que se les parezca, aunque a algunos les recuerdan a manzanas verdes o a algo agridulce. Se usan en platos fuertes, ensaladas, postres y salsas en base a esencias de rosas, y también son ingrediente en vinagre y chocolates.
El chef Hugo Tigselema cree que su peculiar sabor y su elegancia en la presentación son elementos básicos "para conquistar a una mujer". Para probarlo, en menos de veinte minutos prepara un exquisito mousse de maracuyá con pétalos picados, y baña otros en una fuente de chocolate que ofrece afanoso.
Tilapia a la naranja, con rosas, legumbres, champiñones salteados y en soufflé es una de las recetas que comenta Tigselema, quien sostiene que "nada se le resiste" a las rosas, aunque evita usarlas en sopas, pues en la cocción pueden perder su color, uno de sus atractivos.
"Hay que comer flores para conquistar el amor", asegura el chef en medio de las instalaciones de Nevado, en el cantón de Pujilí, provincia de Cotopaxí, en los Andes ecuatorianos.
Ricas en carbohidratos y vitaminas C y B, las rosas comestibles son "cien por ciento orgánicas. Es decir (en su producción) no se usa pesticidas, fertilizantes ni químicos", dijo Miguel Sansur, administrador de la finca, ubicada a unas dos horas de Quito.
Explicó que para combatir pestes y enfermedades se hace un control manual y se utilizan plantas naturales: manzanilla, menta, marco, ajo, cebolla, ají y ortiga.
Además, el ingeniero agrónomo Telmo Suárez señaló que para combatir ácaros perjudiciales incorporan otros benéficos y para eliminar plagas bañan las matas o colocan plásticos con sustancias pegajosas naturales en las que quedan los insectos.
Asimismo, usan compuestos de alfalfa, estiércol, melaza, pétalos y agua, así como humus de lombriz para combatir plagas, que también ahuyentan con la subida y bajada de cortinas de los invernaderos, de forma que entre el aire, pero al mismo tiempo se mantenga una temperatura de unos 35 grados.
Así garantizan la calidad de las variedades comestibles: "Hearts", "Vitality" y "Decora", de pétalos blancos, rojos y rosados.
Sansur comentó a Efe que el cultivo de las rosas orgánicas implica mucha "convicción y filosofía de responsabilidad social y ambiental. No es fácil el manejo biológico de un cultivo, cualquiera que éste sea".
"Nevado" pretende que sus flores orgánicas se conviertan con el tiempo en, por así decirlo, un vegetal más.
Ataviada de certificados internacionales de calidad, la empresa tiene certificación "orgánica" de la Unión Europea y de Estados Unidos, que estandariza el manejo de productos.
Alrededor de medio millar de personas trabajan en la empresa en 45 hectáreas de cultivos de rosas, de las cuales 1,8 se dedican únicamente a la producción de las comestibles.
Las venden en tallo con follaje o también en fundas, en las que se garantiza que no tienen "nada más que pétalos orgánicos, aire y mucho amor".
Robinson Mancheno, gerente técnico de la finca, comentó que se requiere entre un 50 y un 75% más de empleados para la producción de las orgánicas, en relación con las convencionales, entre las que Nevado tiene distintas variedades de infinidad de colores y tamaños, incluso con tallos de cerca de dos metros, todas de exportación.
Mancheno destacó el "encanto emocional" de las rosas, al recordar a quienes han guardado un pétalo en un libro y a otros que han secado completa una flor para recordar momentos que ahora pueden quedar en el paladar.
Así que, si quiere conquistar un corazón escurridizo: caliente a fuego lento tres litros de imaginación, sazone con cuatro cucharadas de creatividad, una taza de amor y un mágico ingrediente de los andes ecuatorianos: pétalos de rosas orgánicas.
Susana Madera
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