Rescatan esculturas coloniales caídas en el olvido en Quito
- Roberto Acuña
Una colección de esculturas de madera de sacerdotes, vírgenes, mujeres y bustos del siglo XVI al XIX, expuestas durante décadas al deterioro, verán hoy de nuevo la luz después de que el municipio de Quito y la Embajada de España las rescataran del olvido y las restauraran.
Las obras se encontraban en la Casa de Benalcázar, en un subterráneo en el que se concentra mucha humedad.
Eduardo Maldonado, coordinador de Patrimonio del Centro Cultural Metropolitano, entidad que se encargó de la restauración, explicó a Efe que el lugar "no brindaba las condiciones adecuadas para que se mantengan este tipo de bienes".
Maldonado relató que la madera "absorbe mucho la humedad y en ese proceso se genera un micro clima adecuado para lo que es tanto hongos como polillas" que empezaron a "comerse el soporte" de las obras e inclusive, en una de las esculturas, un ratón había hecho su madriguera.
A partir de hoy estas mismas obras se exhibirán de nuevo en la Casa de Benalcázar, sede del Instituto Ecuatoriano de Cultura Hispánica, en una sala con condiciones climáticas adecuadas para su conservación.
En total son 20 tallas de madera y algunos muebles que pertenecieron al Conde Ignacio Urquijo, quien fue embajador de España en Quito de 1954 a 1967.
"A su salida de Ecuador como agradecimiento por la magnífica acogida que tuvo, donó una serie de obras privadas al Instituto Ecuatoriano de Cultura Hispánica", indicó Vicente Mas, el agregado de Cultura de la Embajada de España, institución que se ha encargado de financiar la restauración de las esculturas.
Añadió que uno de los proyectos de Urquijo fue restaurar la propia casa Benalcázar, situada en el centro colonial de Quito.
Se sabe que el embajador adquirió las obras en Ecuador, pero se desconoce dónde, apuntó Maldonado.
Por ejemplo, los dos bustos, de hombres con pelo largo y barba, podrían ser imágenes religiosas, pues recuerdan a Jesucristo, pero también existe la teoría de que estuvieran ligadas a un cuerpo y sirvieran de maniquíes para exhibir vestidos, indicó Maldonado.
Por su estilo, sí que se puede confirmar que la colección de Urquijo pertenece a la escuela quiteña y que las esculturas fueron labradas mayoritariamente en los siglos XVII y XVIII, si bien hay alguna representación que podría ser del XVI y otra del XIX.
"Las obras del siglo de XVII tienen un estilo de la talla un poco más hierático, los pliegues son más estáticos, no tienen mucho movimiento y los ojos son de madera tallados; mientras las obras del siglo XVIII tienen casi todas ojos de vidrio, movimientos sinuosos y decoraciones florales", detalló Maldonado.
Una de las obras principales es una inspiración de la virgen basada en el Apocalipsis bíblico de Bernardo de Legarda, uno de los grandes artistas de la escuela quiteña del siglo XVIII.
Al contemplar la colección sorprende que a casi todas las esculturas les faltan las manos y los restauradores decidieron no añadirlas.
"No quisimos falsear un testimonio histórico aportando algo de lo que no hay evidencia, podemos, pero no debemos", manifestó Maldonado.
La restauración de las obras se inició en febrero de este año y consistió básicamente en una "consolidación de los estratos", de las capas de pintura, dijo Maldonado.
Ahora estas imágenes han recobrado la vida y se "van a quedar de forma permanente" en el Instituto Ecuatoriano de Cultura Hispánica en una exposición que "queda abierta para todo el mundo", señaló Vicente Mas, quien cree que la restauración hará que "se revalorice" la obra cultural de esta entidad.
Núria Segura
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