Alcanzamos por fin el fracaso
Nuestro país necesitaba aprender la lección de lo peligroso que es designar incorrectamente a nuestras autoridades.
- Ramsés Paulette (Empresario)
- - Actualizado: 28/11/2023 - 08:15 am
Tras la muerte de su padre, Eduardo II sucedió la corona británica en 1307, Producto de sus decisiones políticas erróneas, su favoritismo con sus amigos y los conflictos internos, motivaron a que en 1327 su esposa Isabel de Francia orquestara una rebelión que provocó su abdicación y posterior asesinato en el castillo de Berkeley. Su reinado fue recordado como el periodo que arruinó a Inglaterra.
Tras su muerte, su hijo Eduardo III ascendió al trono y logró unificar a los problemáticos barones ingleses, amplió el castillo de Windsor, estableció una nueva era de la caballería medieval y se embarcó junto con Francia en la guerra de los cien años (1337-1453) para forzar su reclamo al trono francés. Gobernó por 50 años hasta que murió producto de un derrame cerebral.
La falta de talento político y militar, así como el excesivo mecenazgo que ejercía hacia sus amigos, fueron la causa de que el reinado de Eduardo II cayera en la anarquía que ocasionó su abdicación y muerte; estos hechos seguramente no pasaron por alto cuando su sucesor Eduardo III tomó la corona y que en efecto dieron ocasión a que su reinado perdurara y fuera más beneficioso para Inglaterra.
Charles Dickens (1812-1870), novelista inglés que escribió un cuento de navidad, llegó a decir "Cada fracaso le enseña al hombre algo que necesitaba aprender". En Panamá los hechos recientes han demostrado que el estado ha fracasado, porque llevamos décadas en las que imperan las decisiones políticas erróneas, como por ejemplo propiciar un contrato, ley que a todas luces no es conveniente para los intereses públicos y el mecenazgo con el que se han otorgados auxilios económicos a quienes evidentemente no lo necesitan, solo por su vínculo con individuos cercanos al poder político, entre muchos otros temas; que demuestran que llegamos a un punto de inflexión, que evidencia la deplorable condición de nuestro sistema político.
De lo anterior hoy se destaca que las dos terceras partes del poder del estado, la que precisamente es electa por la vía democrática se confabuló para orquestar las causas de lo que hoy estamos padeciendo y esta es la prueba de que nuestra democracia fracasó, a tal punto que ahora dependimos de las convicciones del tercer poder del estado el cual paradójicamente casi en su totalidad fue electo por las mismas dos terceras partes que nos han metido en este problema, esa codependencia entre las partes es la razón de que el país entero permanezca en vigilia, ya que no confían en la separación de poderes que supuestamente debe existir en la República.
En ese contexto se aprecia que nuestro país necesitaba aprender la lección de lo peligroso que es designar incorrectamente a nuestras autoridades, así como Eduardo III comprendió que las políticas impopulares y el amiguismo de su padre condujeron la anarquía que arruinó a Inglaterra, nosotros como soberanos estamos hoy obligados a reflexionar nuestras decisiones en materia política en función que ningún otro gobierno nos vuelva a arruinar.
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