Andrew Carnegie (1837-1919)
- Guillermo Márquez B.
Este escocés que se radicó en Estados Unidos y llegó a ser multimillonario y filántropo, empezó con un empleo y sueldo de diez dólares mensuales. Para su sorpresa, un buen día lo felicitaron por su trabajo del cual se sentían muy satisfechos y contentos en la empresa y habían decidido aumentárselo a doce dólares.
Años después, ya millonario, decía que poca veces el dinero ganado la había producido tanta satisfacción como aquél aumento. Ya viejo, en un banquete le pidieron que dijera algo de sí mismo o alguno de sus recuerdos. Se levantó, y dijo: -"Nací en una familia pobre y no cambiaría los buenos recuerdos de mi infancia por los de ningún hijo de millonario. ¿Qué saben esos niños de las alegrías familiares y del inolvidable recuerdo de una madre que es el mejor refugio de muchos hijos, la mejor cocinera, la mejor maestra, la mejor lavandera, y, a la vez, la mujer más bonita, más ahorradora, más angelical y más santa de cuantas ha conocido un hombre en su larga vida?".
A Carnegie le gustaba ayudar a otros y facilitarles el camino del éxito a aquellos que consideraba capacitados para triunfar. Se estima que treinta de los miembros de su personal llegaron a hacerse millonarios. Preguntado cuál era el secreto de sus éxitos, respondió: "He sabido elegir a mis colaboradores".
Una vez llegó a decir que le gustaría tener en su tumba un epitafio que dijera: -"Aquí yace un hombre que supo rodearse de otros hombres más capaces que él".
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