Aunque la mona se vista de seda...
Mona se queda, reza el refrán, y bien podríamos aplicar estas sabias palabras a distintas situaciones y no solamente a lo estético. Con él, describimos estructuras organizacionales, relaciones humanas y muchas situaciones que dejan expuestas características que impiden un crecimiento positivo, asertivo y exitoso.
Quiero compartir cuatro aspectos inclinados al conocimiento y a la confianza, que de no ser modificados, el mundo quedará bien vestido… pero al final, como una triste mona.
¡Nunca digas nunca!
Decía Sócrates: “Solo hay un bien: el conocimiento. Solo hay un mal: la ignorancia”. Qué triste es cuando una persona usa expresiones categóricas como siempre, nunca, jamás, así no es o así no se hace sin antes haberse dado la oportunidad de cambiar.
En las organizaciones suelen haber lineamientos. Dios guarde y Dios libre si un colaborador nuevo intenta salirse de ellos. Pero ¿qué pasa si experimentas con él algo distinto? ¿No te ha picado la curiosidad por saber qué sucede si buscas otro camino? A lo mejor el simple hecho de cambiar te llevará más rápido al objetivo y hasta el proceso se torne más efectivo o divertido. Si no rompes esas cuadraturas, da igual que seda te pongas… mona te quedarás.
¡Para ser… debes saber!
“Quien no añade nada a sus conocimientos, los disminuye”, dice el Talmud.
Panamá está alineándose muy rápidamente al fenómeno de la globalización y con ello a la competitividad. Sin darnos cuenta, las fronteras se están diluyendo a pasos agigantados. Una nación realmente próspera e inteligente crece con el esfuerzo y empeño de distintas razas, credos, nacionalidades, talentos y conocimientos.
Aunque las universidades están llenas de estudiantes, los conocimientos básicos generales que traen consigo son deficientes. En los malls, vemos librerías vacías porque nadie quiere comprar cultura, los museos en su mayoría, además de piezas invaluables, exhiben soledad; las galerías muestran cuadros llenos de colores para mentes en blanco y negro. Una cosa es la educación y otra muy distinta el aprendizaje. De ti depende el último. Alimenta tu saber y darás vida a tu ser. Hoy con la magia del internet si no aprendes, es porque no quieres y si no quieres… mona eres.
¡Dale una oportunidad a la creatividad!
En mis clases digo que los niños entran al colegio con un gran signo de interrogación y salen de él con un punto final. Al parecer, las letras, matemáticas y ciencias están peleadas con el arte y la creatividad.
Sir Ken Robison en su charla de TED del 2006 dice: “La creatividad debe ser tan importante en la educación como la alfabetización y debemos darle el mismo estatus”. Te invito a que escuches su charla “las Escuelas Matan la Creatividad” en Youtube.
Hoy, las empresas buscan al colaborador innovador y arriesgado, pero a su vez tienen horror a errar. “De hombres es equivocarse, de locos persistir en el error”, decía Cicerón y el error del mundo empresarial está en no darse el regalo de equivocarse. No seas producto terminado y como decimos en mi empresa, date el gusto de creer en lo que estás creando. Dale una oportunidad a la creatividad, si no, mona te quedarás.
¡Confía en el talento ajeno!
Este fin de semana escuché a una diseñadora de interiores decir que prefería enseñar a tratar con clientes… y como ella, he escuchado muchísimos comentarios similares por profesionales de distintas ramas. ¡Triste! Sin embargo, ese pensamiento tiene un detonante: Muchas veces los clientes inexpertos piden ayuda a profesionales para al final terminar haciendo lo que el cliente inexperto en dicha rama exige.
Cuando impones tu criterio sin tomar en cuenta el del verdadero experto, ¿a quién satisfaces? ¿A tu ego? ¡Ten cuidado! porque puede ser la mona vestida de seda, y que al final sabemos como queda…