Australia da un paso importante para salvar a los niños y adolescentes
- Aurelio Martínez
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- Periodista
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El Gobierno australiano, el pasado 10 de diciembre de 2025, le dio una lección al mundo al imponer una ley que le trunca el acceso a muchas redes sociales a los menores de 16 años y la sanción económica es astronómica.
Sin dudas, el objetivo es proteger a niños, niñas y adolescentes de los miles de peligros que los asechan en las diferentes plataformas. Por el momento solo podrían utilizar Pinterest y WhatsApp.
Mientras que, de incumplir las grandes empresas dueñas de las redes sociales con la nueva normativa australiana, se exponen a sanciones hasta los 32 millones de dólares.
Esto deja en evidencia el interés de tener una sociedad sólida y educada para el futuro, mientras que el resto del mundo ve cómo los más jóvenes se pierden literalmente dentro de las redes sociales.
Esta ley debe ser de inspiración para que alguno de nuestros diputados presente una iniciativa que pueda llevar a establecer controles que protejan a los niños, niñas y adolescentes de nuestro país.
Prácticamente, nuestros hijos cuando nacen ya están pegados a la pantalla de un celular; muchas veces se los damos para entretenerlos, para evitar que lloren y que nos alteren la "paz". La realidad es que les estamos causando un daño tremendo a las nuevas generaciones y muchos de nuestros jóvenes han llegado hasta el suicidio, porque sus padres les han quitado como castigo el dispositivo móvil.
Las redes sociales son muy útiles e informativas, pero también los delincuentes están pendientes para buscar víctimas, y los más vulnerables son sin dudas los más jóvenes, y debemos buscar la manera de protegerlos.
Lo que hizo Australia es digno de tomar como ejemplo y nuestros políticos deben enfocarse en legislar para el bienestar de nuestra sociedad y, desde luego, pensar a largo plazo, donde vamos a necesitar un relevo generacional con una base educativa fuerte.
Tenemos que rescatar las cosas buenas de los países de primer mundo y buscar la manera de aplicarlas para el beneficio de los más vulnerables y, de cierta manera, alejarlos de los peligros que cada día se multiplican más.
Tenemos que dejar que nuestros hijos disfruten de una niñez y adolescencia sana, que conozcan otras formar de divertirse y de pronto recuperan los juegos de antaño en los barrios y donde poco a poco muchos fuimos creciendo y fortaleciendo nuestros valores.

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