Cambios justos

El sistema de transporte público en Panamá cambió radicalmente. Es una realidad que no se puede ignorar, sobre todo cuando se compara con el servicio que ofrecían los llamados “diablos rojos”, que dejaron a su paso muchos muertos y heridos.

A pesar de los tropiezos que ha tenido el Metrobús, el servicio es mejor, y los usuarios viajan más cómodos. La mayoría de las quejas están enfocadas en la frecuencia de los buses y el cobro del pasaje. Las tarjetas prepagadas no son exclusivas de Panamá, muy por lo contrario, se utilizan en varios países de América Latina y Europa. Es un cambio importante que tendrá su tiempo de adaptación, pero que ayudará a agilizar toda la operación.

Criticar la implementación de este sistema con argumentos más políticos que técnicos no ayuda en nada al desarrollo del sistema de transporte urbano. Las empresas concesionarias deberán hacer sus ajustes y mejorar la calidad del servicio, siempre respetando los derechos de los usuarios. Es normal que muchos usuarios todavía no entiendan el funcionamiento de las tarjetas y que no se terminen de acostumbrar a las nuevas unidades del Metrobús.

Es tiempo de ser justos y adaptarse a los cambios positivos. Hace unos años, los usuarios del transporte público exigían a los gobernantes hacer algo con la precaria flota de buses reconstruidos que circulaban por las calles. Los accidentes trágicos en los que murieron muchos panameños todavía se recuerdan con tristeza.

El transporte público debe ser un asunto de todos los panameños, manejarlo de forma política solo afecta a las miles de personas que demandan un servicio eficiente, seguro y cómodo. Es de sabios reconocer cuando los cambios son positivos. Es lo justo.