Remembranzas
Canto al Casco Viejo, una historia de amor
- Miguel Ángel Canales Flaaut/opinion@epasa.com
...con alegría y contento, con promesas de seguir juntos, hasta el final, hoy se regocijan de la renovación y belleza, del viejo y amado Casco Viejo, en su bella y amada Panamá.
Una fresca tarde, contemplando el lejano mar de los recuerdos,
dos ancianos, sentados en la plazoleta frente al Teatro Nacional,
entre lágrimas y sonrisas, rememoran las penas y alegrías de su amor.
Con el frecuente, ¡¡¡¿¿¿te acuerdas???!!! evocan su mayor éxito:
erigir una sólida familia.
En el Casco Viejo empezaron sus vivencias juntos.
Domingos en la noche, en la Plaza de la Catedral,
rondando el quiosco del parque,
reuníase la juventud para mirarse y contemplarse,
las muchachas, sin escuchar la música, fascinaban,
cual hechiceras, a los muchachos, que, sin escuchar la música,
embelesados las examinaban.
En el Casco Viejo esa era la tradición.
Una noche de retreta, al compás de la música de la Banda Republicana,
en una de las tantas vueltas, él la vio, entonces la música escuchó,
ella, por suerte, con sonrisa animante, lo miró, él algo al oído le susurró,
ella la música también escuchó y otra sonrisa le regaló.
En el Casco Viejo se gestó el amor.
Poco tiempo pasó cuando él, con risas y chistes,
ella con muchos suspiros, caminando por el Paseo de las Bóvedas,
al golpe de las olas, sus esperanzas y deseos, se decían,
sintieron el dulce sabor de sus primeros besos,
el tierno lazo de sus brazos, y la suavidad de sus caricias.
En el Casco Viejo se enamoraron.
En las playas de Santo Domingo, él contemplaba su
hermoso cuerpo, ella admiraba su habilidad en el nado,
y en su mar bañaban su inmensa felicidad,
En el Casco Viejo se hizo posible el amor.
En los bailes de calle quinta, con la suavidad del bolero,
sintiendo el calor mutuo, el temblor de sus cuerpos,
y el palpitar del deseo determinaron estar siempre juntos,
En el Casco Viejo se consolidó el amor.
Con el correr de poco tiempo,
entre parientes y amigos, como testigos,
ante el altar de la iglesia La Merced, amor eterno se juraron,
que la vida les ha permitido cumplir.
En el Casco Viejo el amor se consagró
Su hogar, en la Plaza Herrera plantaron,
la gran familia que deseaban, la construyeron,
allí sus hijos jugaron y con esfuerzo, amor y ejemplos,
valores les transmitieron.
Al Casco Viejo también enseñaron amar.
Muchas décadas han pasado, sus cabellos se blanquearon,
sus cuerpos lentos y viejos se hicieron,
sin añoranzas, recuerdan sus trabajos y angustias,
recordando su felicidad, del futuro siguen hablando.
En el Casco Viejo planean su porvenir.
Los ancianos, en la tarde fresca, sentados en la plazoleta del Teatro
Nacional, con alegría y contento, con promesas de seguir juntos,
hasta el final, hoy se regocijan de la renovación y belleza,
del viejo y amado Casco Viejo,
en su bella y amada Panamá.
Docente
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