Importancia
Capacidad de cumplir promesas
Actualizado 2014/02/13 01:58:03
- Mónica Ivankovich/ Abogada
En cada promesa que hacemos, existe un compromiso hacia uno mismo o hacia otras personas. Si nos proponemos cumplir algún objetivo para beneficio propio, debemos tener la firme voluntad de querer lograrlo y hacer todo lo que sea necesario para culminar con éxito ese fin, en la forma más lícita y transparente posible.
Dar la palabra a alguien es mucho más exigente, ya que otra persona cree en mí y en mis acciones para dar fe de que algo va a ocurrir como se planeó. Cada vez que hacemos lo que decimos, propiciamos la credibilidad y confianza de todo aquel que nos conoce y escucha. Nuestra autoestima se enriquece y fortalece la imagen que proyectamos. Por eso cumplir lo prometido es beneficioso para las relaciones interpersonales.
Al no cumplir nuestras promesas por considerarlas poco importantes, o decidir no concretarlas bajo cualquier excusa que a nuestra óptica sea válida, pero frente a los afectados, es simplemente una mala voluntad o desinterés y enviamos un mensaje negativo de nuestra actitud y reputación.
Solo por quedar bien, no podemos prometer el cielo y las estrellas; si de verdad estamos frente a problemas severos de enfermedad, falta de fondos o imposibilidad de fechas o situaciones específicas, seamos sinceros y manifestemos nuestras razones directamente y sin rodeos.
No debemos avisar la no realización de una promesa, casi cercano a su fecha prevista de cumplimiento, ya que no es lo más idóneo y honesto. Debemos dar explicaciones en tiempo oportuno para lograr que el impacto sea menor y la persona pueda prepararse para afrontar lo requerido bajo otras circunstancias u oportunidades.
Debemos procurar que nuestra palabra siempre tenga valor. Para vivir una vida honorable es esencial que honres tus promesas.
El éxito en la vida está íntimamente relacionado con la confianza. Las personas necesitan confiar que realmente cuentan con alguien y que existe seriedad y juicio en aquellos de los cuales esperamos algo.
Esto no solo ocurre en la familia, sino también en el trabajo, en sociedad, en política y en todos los ámbitos de la vida.
La capacidad de hacer promesas y cumplirlas define la identidad pública y privada de cada persona, así como su carácter, forma de ser, el respeto hacia los demás y la confianza de familiares, amigos y conocidos en general.
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