Mensaje
Carta 21. Monseñor Emiliani
- Rómulo Emiliani/[email protected]/
….me asusta ver con qué frecuencia hablan de dinero y buscan comprometerte a pagar el diezmo y a dar otras ofrendas. Mire, eso de dar el diez por ciento al mes de mis entradas lo siento como un impuesto obligatorio, con la diferencia que el Estado me proporciona carreteras, hospitales, escuelas, bueno, con todas sus deficiencias. pero uno ve algo de su impuesto en todo eso. De estas Iglesias, no veo nada de mi dinero que se proyecte en obras concretas de caridad….
Estimado monseñor. Me aturden tantas ofertas religiosas, todas prometiendo el cielo, dinero, prosperidad, paz, salud, alegría, seguridad. He sido católico de nombre, en verdad no he sido muy religioso. Voy a bodas, misas de cuerpo presente, novenarios, bautizos y pare de contar. En verdad quiero ya asentarme en algo serio y profundo espiritualmente. Pero de la Iglesia católica me aburren sus ritos, la cara de piedra de los padrecitos que dan las misas, los regaños en los sermones, los cánticos realizados sin corazón y el ver al papa como un ídolo. Por otro lado, me sorprende la facilidad de prometer cosas tan impresionantes como riquezas, éxito en los negocios, mucha paz en el alma, tal y como hacen los evangélicos. He ido a cultos de ellos, con música preciosa, buen sonido, una acogida muy amable y siento que me tratan como persona. De una vez te piden el nombre y correo electrónico, te mandan mensajes y están pendientes de ti. Pero me asusta ver con qué frecuencia hablan de dinero y buscan comprometerte a pagar el diezmo y a dar otras ofrendas. Mire, eso de dar el diez por ciento al mes de mis entradas lo siento como un impuesto obligatorio, con la diferencia que el Estado me proporciona carreteras, hospitales, escuelas, bueno, con todas sus deficiencias. pero uno ve algo de su impuesto en todo eso. De estas Iglesias, no veo nada de mi dinero que se proyecte en obras concretas de caridad, en algo que impacte en una sociedad tan pobre como la nuestra. Más bien veo que viven muy bien algunos pastores. Tampoco entiendo cómo es que se llaman así mismos “apóstoles”.
Estimado señor. Quisiera empezar tocando el tema de los grupos evangélicos. Conozco pastores que no buscan el dinero y no viven como ricos. Por ejemplo, hay uno que tiene un centro de recuperación de drogadictos y yo mismo le he mandado muchachos. Ese pastor es admirable por su visión profética de la realidad. Conozco evangélicos que viven muy bien casados, honestos, trabajadores y muy respetuosos. Y tienen coros que cantan muy bien.
Pero no puedo entender cómo a las personas, sobre todo a los pobres les pidan obligatoriamente el diezmo. Y que sea esa ofrenda algo muy agradable a Dios. Lo que le agrada a Dios es un corazón arrepentido, noble, generoso, fiel, que se congregue en una comunidad, viva intensamente la eucaristía, escuche y asimile la Palabra y tenga personal y comunitariamente una acción evangelizadora, profética y solidaria. Lo que le agrada a Dios es que demos de comer al hambriento, beber al sediento, atender a los pobres de todas las maneras que podamos. A Dios no le agrada que nosotros como ministros del Señor nos enriquezcamos con nuestro servicio. La Iglesia católica en su historia ha tenido momentos muy tristes cuando autoridades jerárquicas se han enriquecido y hecho pactos con los poderes del momento.
Es verdad que nuestros cultos son en momentos pesados y hasta tristes. Nos han formado para celebrar una liturgia con respeto y solemnidad, pero hemos caído en la rutina y monotonía. Eso asusta sobre todo a los jóvenes. Tenemos que hacer mucho al respecto. Pero no prometemos el cielo en la tierra. No animamos a la gente con esperanzas falsas. No creamos ilusiones que no se cumplirán y aunque se dieran, no veo yo por donde Jesús en los evangelios y todo el Nuevo Testamento, nos estén prometiendo riquezas, honores, fama y poder. Y nadie puede obligar a pagar “un impuesto obligatorio” a la Iglesia. Por otro lado, ningún papa después de Pedro se ha atrevido a llamarse apóstol. Ni el gran Juan Pablo Segundo. Ahora bien, debemos nosotros tener cuidado y no adorar al papa como si fuera un dios. Totalmente de acuerdo.
Monseñor
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