¿Cervantes judaizante?
Publicado 2005/10/27 23:00:00
- Mexicali
La cultura universal, y especialmente el mundo hispánico, conmemoran este año el IV Centenario de la primera edición de la obra cumbre e inmortal de Miguel de Cervantes Saavedra, El ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha. El caballeresco libro vio la luz en Madrid en 1605.
Apenas se anuncia el siglo XVII y el primer quijotismo coincide con el furor desatado por la Inquisición española en contra de los judeo-conversos, llamados también judaizantes, y en el peor de los casos, "marranos", "chuetas", alboraicos y otros nombres despectivos. La célebre novela oculta un misterio dible: la identidad de Don Miguel y las alusiones judías que frecuentemente surgen a lo largo de su extensa redacción.
¿Quién es este Cervantes que se declara a sí mismo oriundo de "las montañas de León", zona próxima a Portugal y habitada en casi su totalidad por judíos que allí se refugiaron a raíz del infame Decreto de expulsión firmado por los Reyes Fernando e Isabel en marzo del año en que fue hallada América, 1492.
Por la presión de las circunstancias y el peligro que acechaba, Cervantes fue muy cauteloso en revelar sus orígenes y los de su familia.
Al Quijote hay que desleerlo o analizarlo entre líneas, pues sugiere muchos conceptos de su probable -recalco probable- trasfondo personal e ideológico judío. Doy algunos muestras: -el conocimiento profundo de textos y pasajes bíblicos, algo poco usual en la época. Conoce los personajes del Antiguo Testamento, de las festividades sagradas judías y de la mística judía, la Cábala.
Y la expresión "duelos y quebrantos los Sábados" ha sido entendida por expertos como el pesar de no poder celebrar adecuadamente el día del descanso semanal ordenado en la Ley de Moisés.
La carne de animales prohibidos está totalmente ausente del menú cotidiano de Don Quijote. ¿Es acaso Dulcinea del Toboso, su dama ideal, la divina presencia que vela siempre por el pueblo de Israel?
En el famoso libro hay una interrumpida crítica social. En el momento, España está rota entre cristianos y viejos y los nuevos. Y el Santo Oficio, que de santo nada tenía, se daba festín malsano persiguiendo, atrapando y procesando y ejecutando a quienes heroicamente permanecían fieles a la fe judía. Cervantes arremete contra la exageración de la pureza de creencias, contra la intolerancia y el ultraje sistemático a la persona humana. Estima que la libertad "es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieran los cielos".
La Inquisición se encargó de declarar al autor del Quijote "mal cristiano", la tumba fue profanada y hoy no sabemos donde descansa este Príncipe de las letras castellanas.
Hay muchos más detalles al respecto. Estas muestras bastarán. Hoy por hoy el debate sigue vigente: ¿Era Cervantes descendiente de judíos? Y si le damos vuelta a la frase, ¿quién en España no lo era? Un enigma se cierne sobre la obra traducida a todos los idiomas del mundo.
Cuatrocientos años más tarde, Miguel de Cervantes y Don Quijote están prácticamente identificados y éstos, a su vez, con la España eterna e irrepetible. Una España que tardíamente comienza a reconocer la herencia judía en su acervo humano y cultural.
Si cabe hablar de esencias, la de la hispanidad y la de la americanidad son incomprensibles y miopes sin El Quijote y sin el aporte milenario de los judíos sefardíes. ¿Clasificamos a Cervantes entre ellos?
Apenas se anuncia el siglo XVII y el primer quijotismo coincide con el furor desatado por la Inquisición española en contra de los judeo-conversos, llamados también judaizantes, y en el peor de los casos, "marranos", "chuetas", alboraicos y otros nombres despectivos. La célebre novela oculta un misterio dible: la identidad de Don Miguel y las alusiones judías que frecuentemente surgen a lo largo de su extensa redacción.
¿Quién es este Cervantes que se declara a sí mismo oriundo de "las montañas de León", zona próxima a Portugal y habitada en casi su totalidad por judíos que allí se refugiaron a raíz del infame Decreto de expulsión firmado por los Reyes Fernando e Isabel en marzo del año en que fue hallada América, 1492.
Por la presión de las circunstancias y el peligro que acechaba, Cervantes fue muy cauteloso en revelar sus orígenes y los de su familia.
Al Quijote hay que desleerlo o analizarlo entre líneas, pues sugiere muchos conceptos de su probable -recalco probable- trasfondo personal e ideológico judío. Doy algunos muestras: -el conocimiento profundo de textos y pasajes bíblicos, algo poco usual en la época. Conoce los personajes del Antiguo Testamento, de las festividades sagradas judías y de la mística judía, la Cábala.
Y la expresión "duelos y quebrantos los Sábados" ha sido entendida por expertos como el pesar de no poder celebrar adecuadamente el día del descanso semanal ordenado en la Ley de Moisés.
La carne de animales prohibidos está totalmente ausente del menú cotidiano de Don Quijote. ¿Es acaso Dulcinea del Toboso, su dama ideal, la divina presencia que vela siempre por el pueblo de Israel?
En el famoso libro hay una interrumpida crítica social. En el momento, España está rota entre cristianos y viejos y los nuevos. Y el Santo Oficio, que de santo nada tenía, se daba festín malsano persiguiendo, atrapando y procesando y ejecutando a quienes heroicamente permanecían fieles a la fe judía. Cervantes arremete contra la exageración de la pureza de creencias, contra la intolerancia y el ultraje sistemático a la persona humana. Estima que la libertad "es uno de los más preciosos dones que a los hombres dieran los cielos".
La Inquisición se encargó de declarar al autor del Quijote "mal cristiano", la tumba fue profanada y hoy no sabemos donde descansa este Príncipe de las letras castellanas.
Hay muchos más detalles al respecto. Estas muestras bastarán. Hoy por hoy el debate sigue vigente: ¿Era Cervantes descendiente de judíos? Y si le damos vuelta a la frase, ¿quién en España no lo era? Un enigma se cierne sobre la obra traducida a todos los idiomas del mundo.
Cuatrocientos años más tarde, Miguel de Cervantes y Don Quijote están prácticamente identificados y éstos, a su vez, con la España eterna e irrepetible. Una España que tardíamente comienza a reconocer la herencia judía en su acervo humano y cultural.
Si cabe hablar de esencias, la de la hispanidad y la de la americanidad son incomprensibles y miopes sin El Quijote y sin el aporte milenario de los judíos sefardíes. ¿Clasificamos a Cervantes entre ellos?
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