Clamando en el desierto: Agricultores, ganaderos, maestros

Siembran con la esperanza de la cosecha del mañana. Foto EFE.

Todo parece oscuro para estos trabajadores que pasan por toda clase de pruebas y desventajas, pero hay gran tristeza en sus corazones por la forma indiferente como se manejan sus quejas.

Los agricultores tienen que luchar duramente en el campo porque cada día es diferente, hay cambios climáticos, ataques de plagas, insectos o animales que pueden destrozar las siembras, lluvia tardía o temprana, etc.

Muchos deben hacer préstamos para poder invertir, con la esperanza de la cosecha del mañana, pero cuando esta llega rechazan la cosecha porque, según los interesados, las bodegas están llenas de productos importados.

Con un buen inventario, sabrían con cuánto cuentan y cuánto recibirán.

Hace poco se dijo que el arroz tenía gusano, pero creo firmemente que los arroceros no iban a entregar un producto en esas condiciones.

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Todo tiene su tiempo y si el arroz no se hubiera colocado en bodegas por quién sabe qué tiempo, eso no habría sucedido.

Pareciera un castigo para esos hombres que día a día tienen que estar preocupados por cuidar su futura cosecha.

Los ganaderos tienen igual preocupación para que las enfermedades o plagas (muchas veces relacionadas con el clima) no afecten a sus rebaños, que llueva a tiempo, que las lluvias tempranas o tardías no afecten a sus reses, que el ganado tenga alimento.

Por otra parte están los maestros, quienes arriesgan sus vidas, viven las penurias de los pagos de quincenas atrasadas y cuando reciben sus cheques, ya lo deben.

No se trata de una dádiva, es un trabajo efectuado.

Mi madre fue maestra en La Venta de Chilibre y murió en el ejercicio de sus labores.

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Tenía yo la edad de 12 años y estudiaba en Panama School.

Las autoridades encargadas en cada ministerio deben ser justas, rectas en sus actuaciones para que los educadores reciban a tiempo el pago por sus labores, que se evite llegar al punto de la contienda, pues es posible que ellos reciban su pago calmados, sentados en sus oficinas con aire acondicionado.

Hay que ser justos, quizás algunos de ustedes cursaron sus estudios en colegios católicos, donde les enseñaron en sus clases de religión sobre la humildad, honradez y más que todo, el temor a Dios con relación a sus acciones.

Por eso, hoy les exhorto a tomar en cuenta lo que señala Isaías 40:22-23 "…Él convierte en nada a los poderosos y a los que gobiernan la tierra hace como cosa vana.

Proverbios 21:13 "El que cierra el oído al clamor del pobre, también él clamará y no será oído".

Job 34:28 "Haciendo venir delante de Él el clamor de los necesitados…".

Oficinista jubilada.