¿Cómo se evalúa el aprendizaje en la escuela contemporánea?
La educación general requiere e intenta cambios en el proceso de evaluación, a una que responda a competencias, es decir, requiere que el docente asuma una actitud más crítica y reflexiva sobre los modelos para evaluar, de forma que se empleen instrumentos más completos que reflejen resultados basados en un conjunto de aprendizajes auténticos para enfrentarse a una vida cotidiana de forma autónoma y satisfactoria.
Es decir, que la evaluación sería el resultado de la asociación que el estudiante haga de diferentes conocimientos, asignaturas, habilidades, destrezas e inteligencias, aplicables a su círculo social, familiar, cultural y personal. La construcción del aprendizaje es una habilidad permanente, enfocada más en el proceso de transformación, y no de repetición de la información. El espacio de aprendizaje debe fomentar la construcción de conocimientos, basándose en el aprendizaje en ensayo y error, en el desarrollo del razonamiento lógico y crítico, y en la resolución de problemas.
La sociedad remunera más la capacidad de construir un nuevo conocimiento, que la de repetir, es una tarea que nos toca a todos. Estos cambios de enfoque y de actitudes buscan que la persona sea competente y alcance al egreso los fines que plantea la educación. Para lograrlo se requiere contemplar la utilización de todos los sentidos, a través de medios muy variados. Una actividad de evaluación se puede identificar como un proceso caracterizado por la recogida y el análisis de la información, la emisión de un juicio y la toma de decisiones de carácter pedagógico.
Las investigaciones actuales sobre evaluación y aprendizaje, hacen énfasis en la persona que aprende, y se llega a la conclusión de que solo el estudiante puede aprender si él lo quiere y él solo puede corregir sus propios errores, mediado por un adulto más competente.
Desde la perspectiva vivencial en el trabajo en educación, inclusive existen múltiples técnicas, analizando cuáles son más empleadas en las escuelas y cuáles necesitan los estudiantes para aprender. Se refleja que las pruebas escritas reinan como las más usadas.
Para valorar los aprendizajes de los estudiantes que enfrenten retos para aprender implica hacer cambios de fondo y forma. Todos aprendemos según nuestras características personales y se autentifica con el perfil positivo sacado para cada estudiante.
Las formas diferenciadas de aprender se refieren a cuando queremos aprender algo, cada uno utiliza sus propios métodos para lograrlo. Aunque las estrategias concretas varían según lo que quiere aprender, cada uno tiende a desarrollar unas preferencias específicas. Esas tendencias es lo que constituye el estilo de aprendizaje.
Para obtener lo deseado, usamos todos los recursos, métodos, conjuntos de estrategias y para seleccionar los apropiados dependen de la motivación, de la cultura, su desempeño académico, edad, personalidad, entre otros indicadores.
Según Howard Gardner tenemos múltiples inteligencias, la diferencia es que algunas están bien desarrolladas; es necesario la capacidad de aprender de distintas formas. Cada docente requiere conocer los estilos de aprendizaje preferidos de los estudiantes, para ayudarlos a establecer estrategias adecuadas para obtener un aprendizaje funcional, real y significativo.
El estilo de aprendizaje se basa en características biológicas, emocionales, sociológicas, fisiológicas y psicológicas, esto controla la manera en que comprendemos, procesamos, almacenamos, recordamos y usamos la información nueva.
La pregunta es ¿cómo se aprende y se evalúan los diferentes tipos de aprendizajes? Sabemos que los docentes son los artistas que emplean diversas técnicas para llegar a evaluar de forma adecuada las diferentes inteligencias, siempre contextualizando y organizando los contenidos actitudinales, conceptuales y procedimentales. Esto permite tener una idea objetiva de los comportamientos diarios y la forma en que están aprendiendo los estudiantes.
Revisando los instrumentos es muy débil la aplicación de técnicas diversas cualitativas que no sean las pruebas escritas. Lo bueno que ya hay otras medidas en la escuela competencial, como enfoque adaptado por ley por el país, desde los niveles superiores que intentan hacer el cambio a una evaluación auténtica, basada en competencias que abren más oportunidades para la diversidad.
Que hay mucho por aprender y hacer se requiere de una visión amplia y consolidar con políticas evaluativas, un plan estratégico en el que todos debemos participar adoptando las nuevas formas de evaluar usando rúbricas, criterios y escalas para valorar mejor lo que se visualiza desde la escuela para la sociedad.
Especialista en Educación Especial.
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