Panamá
De malezas y buenazas
- Randy Atencio Valdespino
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- Profesor Especial de la Universidad de Panamá
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La sociedad panameña, como muchas otras, requiere la producción de cultivos que son prioritarios para la seguridad alimentaria de su población. En este sentido en Panamá la producción de rubros claves como el arroz, maíz, frijoles y tomate, entre otros, en diversas localidades del país por productores agrícolas forma parte de la columna vertebral que abastece de alimentos a la población, sobre todo a los grandes centros poblaciones como el caso de la ciudad de Panamá. Pero dicha población que se ve beneficiada de la producción de estos rubros de manera general desconoce los diversos problemas que conlleva la producción agrícola, que incluyen factores inherentes a cada zona como el tipo de suelo, las temperaturas, las lluvias, la dirección y velocidad de los vientos, así como factores fitosanitarios como el ataque de artrópodos plagas, enfermedades virales, fúngicas y bacteriales, que causan pérdidas en la producción.
Dentro de los factores fitosanitarios, uno de los elementos menos considerados en Panamá, pero que a nivel mundial y local causan millones de pérdidas en producción son las llamadas malezas, arvenses o buenazas.
El término maleza utilizado ampliamente desde el siglo pasado ha tenido contrastes los últimos años porque incluye a cualquier planta no deseada que se desarrolla dentro de la superficie establecida de un cultivo agrícola de interés y que de no ser controlada a tiempo, puede robarle nutrientes, agua y espacio al cultivo principal, pero que además estas plantas tienen la capacidad de liberar compuestos químicos que afectan el desarrollo del cultivo principal, albergar artrópodos y microorganismos nocivos a las plantas sujeto de cultivo. Estas plantas consideradas malezas, sobre todo desde el paradigma de la Revolución Verde, incluye malezas de hojas anchas (Diversas familias), ciperáceas (Cyperaceae) y gramíneas (Poaceae) que han sido sujeto durante las últimas décadas de un control basado en el uso de agroquímicos llamados herbicidas, como glifosato y gramoxone.
¿Por qué malezas o buenazas?
En la realidad las especies de plantas próximas a los cultivos principales pueden ejercer diversas funciones positivas como ser plantas hospederas de artrópodos benéficos que son enemigos naturales de artrópodos plagas, contribuyen a la fijación de nutrientes al suelo, modifican el microclima próximo al suelo donde las plantas cultivadas se desarrollan, albergan insectos polinizadores, mitigan los efectos nocivos de la erosión, entre otros elementos. El tema por tanto esta en reconocer cuales son las plantas que pueden ser consideradas malezas y cuales buenazas en el estricto sentido de la palabra.
Para ello se hace imprescindible continuar con el estudio de la malherbología en Panamá, que es la ciencia que se dedica al estudio de las malas hierbas, desarrollando conocimiento sobre su biología, ecología y manejo integrado para su control.
En la actualidad el estudio de estas plantas ha cambiado de perspectiva para las bien o mal llamadas malezas que forman parte del entorno agrícola y con la llegada de la agroecología se plantea un enfoque integrador con equipos multidisciplinarios de trabajo, donde los investigadores agrícolas, estudiantes asociados a las ciencias agropecuarias y productores agrícolas con la inversión privada y pública a través de proyectos de innovación y desarrollo, buscan medidas más amigables al medio ambiente, económicamente sostenibles y resilientes, que incluyen desde estudios taxonómicos de las arvenses, manejo adecuado de dosis de moléculas de herbicidas existentes, desarrollo de nuevos bioherbicidas, uso de drones para aplicaciones localizadas, uso de equipos tecnológicos fundamentados en la visión artificial, entre otras nuevas tecnologías disponibles y por crear a través de la innovación.
Si usted desconocía la importancia de las malezas, arvenses o buenazas, ahora ya sabe la relevancia que tienen para el sector agropecuario en Panamá.
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