De que se van los gringos se van
Publicado 1999/06/07 23:00:00
- Toronto
De que se van los gringos se van, es el pregón de unos cuantos panameños quienes por contar con la influencia del poder, el despecho ideológico y personal, se jactan en pregonar de manera burlona y prepotente de que se van los gringos se van sin haber consultado públicamente al pueblo soberano los pro y los contra de ese acuerdo bilateral. Siempre he dicho que nadie en Panamá tiene el poder y la facultad de disponer del destino y del patrimonio de la nación sin antes consultarlo con el pueblo soberano, que tiene la última palabra, según el caso, como es costumbre en todo país demócratico y civilizado. Al hacer estas observaciones no quiero decir que esté en contra de la patria, su dignidad y su soberanía, como tampoco creer que otros panameños sean más patriotas ni que estén más dispuestos a defenderla en caso de ser mancillada, sino que hay que mirar el futuro de la nación y de los panameños con luces largas y no por los efectos de un revanchismo ideológico y personal que después tengamos que lamentar cuando ya es tarde.
Hasta el momento observo que los norteamericanos vienen cumpliendo al pie de la letra las cláusulas del Tratado Torrijos-Carter. Lo que hay que preguntar ahora es si nuestros negociadores han hecho una evaluación y estudios de factibilidad patriótico de los efectos económicos que ha de sufrir nuestro comercio, el turismo interno, la industria de bienes y raíces, la ayuda logística, la cooperación del buen vecino y sobre todo la tasa de desempleo doméstico y en las riberas del Canal, al momento de que los norteamericanos abandonen el territorio nacional. Estados Unidos de Norteamerica ha de cumplir su compromiso de la entrega del Canal el 31 de diciembre próximo a nuestra nación con el aval del respaldo moral de los países del mundo. Después de ello no perdemos nada y ganamos mucho al establecer algunos acuerdos bilaterales de interés común sin que ello lesione y viole la dignidad y la soberanía nacional. Algunos países de Europa, Asia, Medio Oriente, Africa y América donde existen potencias de todos los niveles, no pueden ser menos patriotas que nosotros los panameños, cuando mantienen intereses y convenios a base de conveniencias económicas sin perder el respeto de la soberanía de sus pueblos.
Quizás ellos tengan más capacidad patriótica que nuestros gobernantes que se apoyan de un nacionalismo sin respuesta y responsabilidad como lo estamos viendo en algunos bienes revertidos en completo abandono sin sacarle ninguna utilidad. Negociar con dignidad, inteligencia y responsabilidad no significa vender la soberanía y el orgullo de la patria, lo contrario sería egoísmo, rebeldía y mala fe con la patria y los panameños. Una consulta pública con ese complejo problema sería viable para la patria y sus negociadores porque en caso de triunfo o fracaso sobre el pueblo caería la responsabilidad como garante de los patrimonios de la nación.
Hasta el momento observo que los norteamericanos vienen cumpliendo al pie de la letra las cláusulas del Tratado Torrijos-Carter. Lo que hay que preguntar ahora es si nuestros negociadores han hecho una evaluación y estudios de factibilidad patriótico de los efectos económicos que ha de sufrir nuestro comercio, el turismo interno, la industria de bienes y raíces, la ayuda logística, la cooperación del buen vecino y sobre todo la tasa de desempleo doméstico y en las riberas del Canal, al momento de que los norteamericanos abandonen el territorio nacional. Estados Unidos de Norteamerica ha de cumplir su compromiso de la entrega del Canal el 31 de diciembre próximo a nuestra nación con el aval del respaldo moral de los países del mundo. Después de ello no perdemos nada y ganamos mucho al establecer algunos acuerdos bilaterales de interés común sin que ello lesione y viole la dignidad y la soberanía nacional. Algunos países de Europa, Asia, Medio Oriente, Africa y América donde existen potencias de todos los niveles, no pueden ser menos patriotas que nosotros los panameños, cuando mantienen intereses y convenios a base de conveniencias económicas sin perder el respeto de la soberanía de sus pueblos.
Quizás ellos tengan más capacidad patriótica que nuestros gobernantes que se apoyan de un nacionalismo sin respuesta y responsabilidad como lo estamos viendo en algunos bienes revertidos en completo abandono sin sacarle ninguna utilidad. Negociar con dignidad, inteligencia y responsabilidad no significa vender la soberanía y el orgullo de la patria, lo contrario sería egoísmo, rebeldía y mala fe con la patria y los panameños. Una consulta pública con ese complejo problema sería viable para la patria y sus negociadores porque en caso de triunfo o fracaso sobre el pueblo caería la responsabilidad como garante de los patrimonios de la nación.
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