Defensor del lector
QUÉ DIFICIL ES SER HUMILDE La humildad no es sinónimo de pobreza, sino de una virtud que se traduce en un profundo y noble sentimiento
QUÉ DIFICIL ES SER HUMILDE
La humildad no es sinónimo de pobreza, sino de una virtud que se traduce en un profundo y noble sentimiento de amor por la condición humana del prójimo; ser humilde significa reconocerse uno mismo que somos transitorios por este planeta y que estamos a merced, nosotros y nuestros seres queridos, a cualquier enfermedad o tragedia y por esa misma razón debemos ser comprensivos, tolerantes, mirar a ese otro como si fuera yo. Ser humilde significa, no olvidar nunca que vienes de abajo y si estabas arriba, pudieras un día quedar abajo.
La historia humana es rica en seres humanos, que perdieron la perspectiva de la buena gente, de la solidaridad; se transformaron en miserables, déspotas y cuando cayeron, algunos cambiaron, otros mordieron el pan de la amargura eterna; nunca pudieron recuperarse y alucinaron.
La humildad es un valor que no hace distinción humana alguna: conozco de adinerados que miran al otro con signos de respeto, les resbala su origen social; pero también he visto pobres diablos, arrogantes, soberbios, que cuando ostentan un poquito de poder o fortuna, no conocen a nadie; se vuelven irreverentes, malcriados y hasta vanidosos. ¡Ah! y se hacen llamar cristianos.
En estos vericuetos de la vida, he visto cómo seres humanos que se dicen pertenecer a esta condición, no asisten ni dan ayuda al atropellado, al herido o la mujer a punto de parir, por que aprecian más el cuero o la calidad de los asientos de sus carros; algunos hasta evitan o dan giro, para no comprometer su preciado bien.
La humildad no es sinónimo de debilidad, sino de amor, comprensión, tolerancia hacia quien desde la perspectiva humana es igual a nosotros.
ESCUCHAR AL CIUDADANO
Constato con tristeza un hecho que viene siendo muy frecuente últimamente en todas partes: el desprecio al ciudadano. Y es que, son muchas las organizaciones privadas (con o sin ánimo de lucro) o públicas que, a pesar de tener la intención de ofrecer un servicio al ciudadano, en la práctica actúan con desprecio hacia él. Las hay que no ponen a disposición de consumidores, usuarios o simples habitantes los datos de contacto, haciendo imposible que puedan exponer sus dudas, inquietudes, preguntas, quejas o agradecimiento. Las hay que tardan en contestar o nunca contestan, provocando desesperación en quien ha de recibir respuesta y, tal vez, haciendo que la información que se necesitaba sea ya inútil, porque se precisaba para determinada fecha que ya pasó. Las hay que contestan simplemente para decir que no pueden encargarse de tal o cual asunto, a pesar de que tenga mucho que ver con lo que hacen, y ni siquiera se toman el esfuerzo de redireccionar hacia otro organismo al ciudadano.
¿Esta es la sociedad en que vivimos? ¿Cuál es la finalidad de todas estas organizaciones: servir al ciudadano o servirse del ciudadano? Creo que desde hace algún tiempo están practicando lo segundo. Es necesario que vuelvan a los orígenes y aprendan de nuevo a escuchar las necesidades de aquellos a quienes han de servir. Sería muy bueno para todos y el mundo iría mejor.
NATÁ DE LOS CABALLEROS, 490 AÑOS DE FUNDACIÓN
La ciudad de Natá de los Caballeros, ubicada en la provincia de Coclé, es la más antigua que existe en el litoral pacífico de América. Fundada el 20 de mayo de 1522 por Pedro Arias Dávila, gobernador de Castilla del Oro, constituyó desde sus inicios y primeros días de colonizada, la base principal para las expediciones españolas hacia territorios centrales de Panamá, principalmente hacia los dominios de los caciques París y Urracá.
Al darse la fundación de Panamá la Vieja por parte de Pedro Arias Dávila, el 15 de agosto de 1519 se emprenden una serie de expediciones dirigidas al corazón del istmo de Panamá, una de ellas fue la de Gonzalo de Badajoz quien llega a los dominios del cacique Chirú, donde fue recibido sin enfrentamientos y le manifestó que más al sur encontraría un gran villorio, un lugar llamado Natá.
Según Gaspar Rosas Quiroz, en su obra ”Coclé de Natá”, todos los cronistas se refieren al asombro que causaron los españoles al llegar al gran pueblo indígena, haciendo referencia a lo que alude Héctor Conte Bermúdez donde nos dice que durante el encuentro los tuvieron como caídos del cielo y querían saber si morirían como los demás mortales.
Badajoz, luego de lograr obtener gran cantidad de oros y riquezas no solo de Natá sino también de los caciques París y Escoria, se enfrenta contra estos caciques siendo derrotado y forzado a regresar al Darién. Pedrarias decide vengar lo sucedido, encomendando la misión a Gaspar de Espinoza, que emprende el viaje hacia Natá acompañado de más de 250 hombres, entre los que se puede mencionar a Francisco Pizarro, Diego de Albites, Pascual de Andagolla, Fernando Ponce de León, Bartolomé Hurtado, entre otros.
Al llegar a Natá fue grande el asombro de Espinoza y de sus acompañantes, admirados por la extensa llanura y por la gran población indígena que existía le envía una carta al Rey de España, según Héctor Conte Bermúdez en su obra Documentos y Estudios Sobre Natá, la carta decía: “eran tantos los bohíos que allí existían, que no habría hombre que se espantase o tuviera temor en ver tan gran población, hallamos allí, infinito maíz, venados, pescado asado, y gran cantidad de algodón, y es la gente de ella de mucho más razón e más limpia que otra que se haya visto en todo lo descubierto”.
Espinoza marchó hacia los dominios del cacique París, llevando como prisionero al cacique Natá y Chirú. Se emprende la batalla, luego de varios días de lucha Espinoza logra la captura al cacique París.
Se dio la fundación oficial de Natá el 20 de mayo de 1522. Pedro Arias Dávila decide construir una iglesia para cristianizar los aborígenes, trazó las calles de la nueva ciudad en forma de cuadros, como si fuese un cuadro de ajedrez, igual que las ciudades de España, para poblar la cuidad el rey envía a 100 familias de notables españoles, de allí el nombre de Natá de los Caballeros que celebra 490 años de firmada esa acta de Fundación por parte de Pedro Arias Dávila.
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