División del liberalismo en Colombia
Publicado 1998/02/09 00:00:00
La realización el mismo día de dos convenciones del liberalismo colombiano una para elegir como candidato presidencial al exministro del interior Horacio Serpa y otra para repudiar el continuismo de los asesores políticos del Presidente Ernesto Samper rubricó la división partidaria que venía arrastrándose y sedimentándose a raíz de las denuncias de la infiltración de subvenciones económicas de los carteles de narcotraficantes.
La convención que eligió a Serpa fue mayor en cantidad de asistencia, pero los disidentes reunidos en la convención paralela son de mayor calidad política, ya que en sus filas destacan el exvicepresidente Humberto de la Calle y un apreciable número de exministros, exembajadores y funcionarios de alto rango.
Sin embargo, las objeciones de fondo de los observadores políticos del hermano país no se circunscriben a las infracciones reglamentarias de la convención oficial (no se permitieron otros aspirantes, se impidió el uso de la palabra a una dirigente liberal) sino que se dirigen a la oficialización de la crisis interna del partido de gobierno que, a juicio de muchos colombianos, afectará las opciones de alcanzar un tercer gobierno sucesivo, vale decir, Serpa después de Gaviria y Samper.
En efecto, con el apoyo de la maquinaria política que imposibilitó las acusaciones contra Samper, Horacio Serpa ha ganado la convención. Pero no se trata de ganar la candidatura sino la presidencia, tal como dejó constancia un disidente liberal. Aún en la hipótesis de que Serpa llegara a ganar en la primera vuelta, en la segunda podría ser derrotado por una coalición de conservadores e independientes, de acuerdo a uno de los análisis expuestos en los medio de comunicación.
En teoría la división liberal beneficia al conservadorismo, y concretamente al candidato Andres Pastrana. Sin embargo, en las filas conservadores existen grietas. La exministra de Relaciones Exteriores, Noemí Sanín apunta a nuclear una candidatura independiente que acortaría votos al candidato oficial, que enfrenta, dentro del partido además la rivalidad del dirigente Juan Camilo Restrepo.
Por otro lado, el exfiscal Alfonso Valdivieso, militante liberal, está jugando la carta de una plataforma propia con el refuerzo posible del general Rosso José Serrano, popular por su actuación en la lucha antinarcóticos. Tampoco se descarta la ruptura en favor de independientes terceristas. Predomina en el escenario nacional un nítido desgaste del sistema por denuncias de corrupción que han llevado a prisión a ministros, parlamentarios, gobernadores o han teñido de sospechas, tanto a liberales como a conservadores.
Al controvertido panorama, se agrega factores negativos como el incremento del desempleo y la inflación y, sobre todo, la agresión constante de los grupos guerrilleros y paramilitares. En esta ocasión electoral los votantes estarán en la disyuntiva de continuar caminando por senderos bipartidistas trillados o buscar una salida independiente que logre atenuar o solucionar una crisis que parece eterna.
La convención que eligió a Serpa fue mayor en cantidad de asistencia, pero los disidentes reunidos en la convención paralela son de mayor calidad política, ya que en sus filas destacan el exvicepresidente Humberto de la Calle y un apreciable número de exministros, exembajadores y funcionarios de alto rango.
Sin embargo, las objeciones de fondo de los observadores políticos del hermano país no se circunscriben a las infracciones reglamentarias de la convención oficial (no se permitieron otros aspirantes, se impidió el uso de la palabra a una dirigente liberal) sino que se dirigen a la oficialización de la crisis interna del partido de gobierno que, a juicio de muchos colombianos, afectará las opciones de alcanzar un tercer gobierno sucesivo, vale decir, Serpa después de Gaviria y Samper.
En efecto, con el apoyo de la maquinaria política que imposibilitó las acusaciones contra Samper, Horacio Serpa ha ganado la convención. Pero no se trata de ganar la candidatura sino la presidencia, tal como dejó constancia un disidente liberal. Aún en la hipótesis de que Serpa llegara a ganar en la primera vuelta, en la segunda podría ser derrotado por una coalición de conservadores e independientes, de acuerdo a uno de los análisis expuestos en los medio de comunicación.
En teoría la división liberal beneficia al conservadorismo, y concretamente al candidato Andres Pastrana. Sin embargo, en las filas conservadores existen grietas. La exministra de Relaciones Exteriores, Noemí Sanín apunta a nuclear una candidatura independiente que acortaría votos al candidato oficial, que enfrenta, dentro del partido además la rivalidad del dirigente Juan Camilo Restrepo.
Por otro lado, el exfiscal Alfonso Valdivieso, militante liberal, está jugando la carta de una plataforma propia con el refuerzo posible del general Rosso José Serrano, popular por su actuación en la lucha antinarcóticos. Tampoco se descarta la ruptura en favor de independientes terceristas. Predomina en el escenario nacional un nítido desgaste del sistema por denuncias de corrupción que han llevado a prisión a ministros, parlamentarios, gobernadores o han teñido de sospechas, tanto a liberales como a conservadores.
Al controvertido panorama, se agrega factores negativos como el incremento del desempleo y la inflación y, sobre todo, la agresión constante de los grupos guerrilleros y paramilitares. En esta ocasión electoral los votantes estarán en la disyuntiva de continuar caminando por senderos bipartidistas trillados o buscar una salida independiente que logre atenuar o solucionar una crisis que parece eterna.
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