El control de la constitucionalidad
- Mario Luque
- - Publicado: 11/9/2002 - 11:00 pm
Ahora que está en boga el tema de las reformas constitucionales, constituyente paralela u originaria, queremos realizar unos breves esbozos relativos al mismo. Consideramos que el eje central de toda reforma debe radicar en la creación de un Tribunal o Corte Constitucional, dotado de la independencia necesaria para decidir las causas que en materia constitucional les sean sometidas.
Para ello, deberá reformarse el actual sistema que concentra en el Pleno de la Corte Suprema de Justicia la competencia para conocerlas y en su calidad de guardiana de los intereses de nuestra Carta Magna. ¿La razón? Sencilla. Con la creación aludida se evita la influencia político-partidista en las decisiones, se le otorgarían al ciudadano común mayor certeza en cuanto a la protección de sus derechos, garantías procesales e individuales, una mayor rapidez en la decisión de los recursos o demandas (e.g.) amparo de garantías constitucionales y demandas de inconstitucionalidad, de asignársele la competencia correspondiente a dicho Tribunal.
Pero lo anterior no serviría de nada si los Magistrados que sean nombrados en dicho organismo no reúnan los requisitos de probidad, capacidad académica, honestidad, experiencia comprobada e independencia de criterio para ser escogidos sobre la base de ello, previo concurso celebrado cumpliendo todas las formalidades de ley. Lo anterior debe ser un requisito sine qua non para poder acceder a dicha posición, sin el cual se estaría desvirtuando el propósito para el cual se hubiese creado. Esperamos haber contribuido humildemente a la solución, aunque parcial, de este tema de tanta actualidad.
([email protected])
En la noche fue allanada la casa de Yarelis en San Cristóbal de Río Abajo. "Revisaron todo, hasta mi carro, y no se encontró nada. Después, un fiscal me dijo que se me acusaba de tráfico de drogas".
Revivir aquel momento logró inquietarla. Su rostro, cabizbajo, transmitía frustración por "no saber qué estaba pasando, porque le juro que yo de drogas no sé nada, ni siquiera sabía quién me acusaba".
"Ella (su jefa) y yo no teníamos una amistad y la verdad ella era tan seria que yo no pensé que se dedicaba a eso. Ese día yo me quería morir. Jamás me imaginé que me podía pasar algo así", insiste y parece entrar en cólera.
A pesar de su desventura, su voz altisonante disfrazaba el dolor, que parecía esperar el momento de revelarse, pero una breve pausa pondría en evidencia el sufrimiento cuando nos dijo: "Me echaron nueve años, aunque mi caso está en apelación, esperando la libertad condicional o la reducción de la pena".
Han sido 22 meses de amargura, "de aprender a convivir con personas diferentes a lo que una no está acostumbrada, peor aún... de no ver a mi papá"... y entonces rompe en llanto, sus ojos, colmados en lágrimas, advirtieron antes que habían esperado suficiente y su corazón dio la orden. Yarelis se desplomó y con voz entrecortada añadió: "Esto es muy duro, aunque gracias a Dios mi familia confía en mí, me cree, porque sabe que esta señora se la pasaba invitándome a su casa y yo no le hacía caso".
222 Han sido 22 meses de amargura, "de aprender a convivir con personas diferentes. Peor aún... de no ver a mi papá"...
De quien la acusó no ha sabido nada. Presume que está detenida en la Dirección de Información e Investigación Policial de Ancón. Sin embargo, "hay muchas cosas que no se han esclarecido, como por qué me incriminó, por qué yo".
Yarelis, la menor de tres hermanos, encuentra sosiego en las palabras de su madre, "a quién me he unido más a raíz de este problema. Hemos encontrado la fuerza en Dios".
En cada segundo de la entrevista intentó dejar claro que ella, a diferencia de algunas de sus compañeras, "no tenía necesidad de vender droga. Yo ganaba B/. 492 de salario base y con los viáticos podía cobrar hasta B/. 900 por mes, viviendo con mamá y papá"...
No sólo perdió la libertad y las posibilidades de estudiar, por ahora, lo que más le gusta: turismo, también su carro tercel "del que pagaba B/. 164 mensual y aunque llevé las constancias de que estaba al día y de que me alcanzaba con lo que ganaba, de nada valió, me lo quitaron".
Su novio, quien la noche del allanamiento estaba con ella, se ha mantenido fiel a la causa. La visita constantemente y "si todo sale bien, va la boda, pero no aquí, afuera... cuando yo salga".
Para ello, deberá reformarse el actual sistema que concentra en el Pleno de la Corte Suprema de Justicia la competencia para conocerlas y en su calidad de guardiana de los intereses de nuestra Carta Magna. ¿La razón? Sencilla. Con la creación aludida se evita la influencia político-partidista en las decisiones, se le otorgarían al ciudadano común mayor certeza en cuanto a la protección de sus derechos, garantías procesales e individuales, una mayor rapidez en la decisión de los recursos o demandas (e.g.) amparo de garantías constitucionales y demandas de inconstitucionalidad, de asignársele la competencia correspondiente a dicho Tribunal.
Pero lo anterior no serviría de nada si los Magistrados que sean nombrados en dicho organismo no reúnan los requisitos de probidad, capacidad académica, honestidad, experiencia comprobada e independencia de criterio para ser escogidos sobre la base de ello, previo concurso celebrado cumpliendo todas las formalidades de ley. Lo anterior debe ser un requisito sine qua non para poder acceder a dicha posición, sin el cual se estaría desvirtuando el propósito para el cual se hubiese creado. Esperamos haber contribuido humildemente a la solución, aunque parcial, de este tema de tanta actualidad.
([email protected])
En la noche fue allanada la casa de Yarelis en San Cristóbal de Río Abajo. "Revisaron todo, hasta mi carro, y no se encontró nada. Después, un fiscal me dijo que se me acusaba de tráfico de drogas".
Revivir aquel momento logró inquietarla. Su rostro, cabizbajo, transmitía frustración por "no saber qué estaba pasando, porque le juro que yo de drogas no sé nada, ni siquiera sabía quién me acusaba".
"Ella (su jefa) y yo no teníamos una amistad y la verdad ella era tan seria que yo no pensé que se dedicaba a eso. Ese día yo me quería morir. Jamás me imaginé que me podía pasar algo así", insiste y parece entrar en cólera.
A pesar de su desventura, su voz altisonante disfrazaba el dolor, que parecía esperar el momento de revelarse, pero una breve pausa pondría en evidencia el sufrimiento cuando nos dijo: "Me echaron nueve años, aunque mi caso está en apelación, esperando la libertad condicional o la reducción de la pena".
Han sido 22 meses de amargura, "de aprender a convivir con personas diferentes a lo que una no está acostumbrada, peor aún... de no ver a mi papá"... y entonces rompe en llanto, sus ojos, colmados en lágrimas, advirtieron antes que habían esperado suficiente y su corazón dio la orden. Yarelis se desplomó y con voz entrecortada añadió: "Esto es muy duro, aunque gracias a Dios mi familia confía en mí, me cree, porque sabe que esta señora se la pasaba invitándome a su casa y yo no le hacía caso".
222 Han sido 22 meses de amargura, "de aprender a convivir con personas diferentes. Peor aún... de no ver a mi papá"...
De quien la acusó no ha sabido nada. Presume que está detenida en la Dirección de Información e Investigación Policial de Ancón. Sin embargo, "hay muchas cosas que no se han esclarecido, como por qué me incriminó, por qué yo".
Yarelis, la menor de tres hermanos, encuentra sosiego en las palabras de su madre, "a quién me he unido más a raíz de este problema. Hemos encontrado la fuerza en Dios".
En cada segundo de la entrevista intentó dejar claro que ella, a diferencia de algunas de sus compañeras, "no tenía necesidad de vender droga. Yo ganaba B/. 492 de salario base y con los viáticos podía cobrar hasta B/. 900 por mes, viviendo con mamá y papá"...
No sólo perdió la libertad y las posibilidades de estudiar, por ahora, lo que más le gusta: turismo, también su carro tercel "del que pagaba B/. 164 mensual y aunque llevé las constancias de que estaba al día y de que me alcanzaba con lo que ganaba, de nada valió, me lo quitaron".
Su novio, quien la noche del allanamiento estaba con ella, se ha mantenido fiel a la causa. La visita constantemente y "si todo sale bien, va la boda, pero no aquí, afuera... cuando yo salga".
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