El costo social del analfabetismo
Publicado 2006/07/30 23:00:00
- MEREDITH SERRACIN
Y es que la condición de analfabeto significa para el individuo una desventaja tanto económica como social y psicológica.
Empecemos por aclarar aspectos muy importantes sobre el analfabetismo. Existe dentro de la categoría de "analfabetos" una división muy marcada que incluye dos clasificaciones: los llamados "analfabetos totales" y los "analfabetos funcionales". El "analfabeto total" es el individuo incapaz de leer, escribir, o hacer cuenta con su lengua de origen. El "analfabeto funcional" es, sin embargo, a diferencia del primero, el individuo que puede leer, escribir y hacer cuentas con una capacidad que corresponde aproximadamente al nivel del tercer grado de educación básica o más, pero que no ha completado entre los ocho y doce años de escolaridad, o sea que está desprovisto de un diploma de alguna institución educativa que certifique la aprobación de un cierto nivel de enseñanza.
No obstante, siempre es oportuno referirse -una y otra vez- al analfabetismo por considerarlo como uno de los males sociales que mayores costos ocasiona a la economía, un tanto incipiente, de nuestros países en desarrollo. Y es que la condición de analfabeto significa para el individuo una desventaja tanto económica como social y psicológica. A esto podemos agregar, en términos amplios, el criterio de prestigiosos economistas, quienes sostienen que analfabetismo es sinónimo de derroche nacional.
En efecto, el analfabetismo, desde este punto de vista, provoca la pérdida de salarios para el individuo y, por lo mismo, la pérdida, para la sociedad, de una contribución al producto nacional bruto. Numerosos estudios realizados al respecto, han demostrado que un alto porcentaje de los trabajadores con una educación de seis grados o menos, recibe el porcentaje de salarios más bajo. El analfabetismo es también un factor básico en los costos de los seguros de asistencia social y las asignaciones en conceepto de bienestar social.
El analfabetismo constituye, de igual manera, una rémora para la democracia funcional. El mal uso del derecho al sufragio -situación muy común en nuestro medio latinoamericano- es altamente peligrosa para la convivencia democrática. Se ha comprobado que esta situación se debe fundamentalmente a una carencia de noticias y de conocimientos relativos a los procedimientos y procesos de elección, así como también a una falta de información sobre los problemas y preocupaciones propios de la regla del juego. Ello justifica el por qué aspiramos a una ciudadanía informada y participante como una de las metas fundamentales de un programa de educación básico. Un gobierno democrático -como el nuestro- demanda un electorado debidamente informado y éste no funciona plenamente mientras exista en su seno un alto porcentaje de analfabeto, total o funcional.
Constituye, pues, un problema de la Nación panameña, la necesidad de elevar el nivel educativo de los adultos que se encuentran en las categorías de analfabetos -totalels y funcionales- porque es éste, precisamente, un imperativo que nos impone la tarea de la educación básica para adultos en esta primera década del siglo XXI. El analfabetismo en Panamá, incluyendo las dos clasificaciones anteriormente definidas, alcanza una taza aproximada de más del 35 por ciento.
Las consideraciones anteriores obligan a examinar muy cuidadosamente la situación educativa nacional en este aspecto. Esto es, darle la categoría e importancia que merecen los programas de alfabetización y educación básica para adultos, con personal capacitado, idóneo y responsable; asimismo se deberán proporcionar los recursos financieros necesarios para facilitar a todos los panameños y panameñas comprendidos en tales clasificaciones, los conocimientos suficientes, las habilidades básicas y la competencia para permitirles vivir y actuar independientemente dentro del marco de la vida comunitaria habitual.
(*) El autor es, además, Especialista en Planificación y Administración de la Educación.
No obstante, siempre es oportuno referirse -una y otra vez- al analfabetismo por considerarlo como uno de los males sociales que mayores costos ocasiona a la economía, un tanto incipiente, de nuestros países en desarrollo. Y es que la condición de analfabeto significa para el individuo una desventaja tanto económica como social y psicológica. A esto podemos agregar, en términos amplios, el criterio de prestigiosos economistas, quienes sostienen que analfabetismo es sinónimo de derroche nacional.
En efecto, el analfabetismo, desde este punto de vista, provoca la pérdida de salarios para el individuo y, por lo mismo, la pérdida, para la sociedad, de una contribución al producto nacional bruto. Numerosos estudios realizados al respecto, han demostrado que un alto porcentaje de los trabajadores con una educación de seis grados o menos, recibe el porcentaje de salarios más bajo. El analfabetismo es también un factor básico en los costos de los seguros de asistencia social y las asignaciones en conceepto de bienestar social.
El analfabetismo constituye, de igual manera, una rémora para la democracia funcional. El mal uso del derecho al sufragio -situación muy común en nuestro medio latinoamericano- es altamente peligrosa para la convivencia democrática. Se ha comprobado que esta situación se debe fundamentalmente a una carencia de noticias y de conocimientos relativos a los procedimientos y procesos de elección, así como también a una falta de información sobre los problemas y preocupaciones propios de la regla del juego. Ello justifica el por qué aspiramos a una ciudadanía informada y participante como una de las metas fundamentales de un programa de educación básico. Un gobierno democrático -como el nuestro- demanda un electorado debidamente informado y éste no funciona plenamente mientras exista en su seno un alto porcentaje de analfabeto, total o funcional.
Constituye, pues, un problema de la Nación panameña, la necesidad de elevar el nivel educativo de los adultos que se encuentran en las categorías de analfabetos -totalels y funcionales- porque es éste, precisamente, un imperativo que nos impone la tarea de la educación básica para adultos en esta primera década del siglo XXI. El analfabetismo en Panamá, incluyendo las dos clasificaciones anteriormente definidas, alcanza una taza aproximada de más del 35 por ciento.
Las consideraciones anteriores obligan a examinar muy cuidadosamente la situación educativa nacional en este aspecto. Esto es, darle la categoría e importancia que merecen los programas de alfabetización y educación básica para adultos, con personal capacitado, idóneo y responsable; asimismo se deberán proporcionar los recursos financieros necesarios para facilitar a todos los panameños y panameñas comprendidos en tales clasificaciones, los conocimientos suficientes, las habilidades básicas y la competencia para permitirles vivir y actuar independientemente dentro del marco de la vida comunitaria habitual.
(*) El autor es, además, Especialista en Planificación y Administración de la Educación.
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