El embrujo de la hamaca
- Flavio Velásquez E.
Un embrujo antiguo se agita en Panamá para destruir el nuevo capitalismo nacional. Un embrujo que hechiza las autopistas de las comunicaciones, que espanta las bases de la información, que oculta los insumos a la construcción, que desaparece las mercancías del consumo familiar, que paraliza los servicios de utilidad pública y que, recientemente, adormecen los servicios financieros y bancarios. Un embrujo que, finalmente, fermenta los precios y marchita la calidad de la vida en Panamá.
Un embrujo que hace gustar a muchos, como si fuera algo dulce, el sabor de la pobreza y que hoy, frente a los frutos desbordantes de la nueva riqueza, sienten en sus bocas la amargura de una bonanza incontenible, en la cual no creyeron. Que no esperaban y que no quieren. ("Empresarios y Gobernantes. /Hechizados por sus hamacas./ Siguen cobrando la plata./ Mientras el rancho se quema").
Pido a nuestros celosos custodios de la democracia, de la justicia y del sistema capitalista panameño; sobre todo a quienes nos cuidan fieramente contra las amenazas de las izquierdas latinoamericanas; que consideren que no todos los enemigos del nuevo capitalismo criollo están emboscados en los flancos extremos de la izquierda panameña. Tan amenazantes como éstos son los gatos de casa plácidamente acurrucados por el derecho público. Emboscados entre las mullidas poltronas del sistema.
La hamaca y la modorra son las hermanas menores de la incompetencia y del no me importa. ¡Qué familia ésta, de hermanitas mimadas, dichosas de acariciar con ternura a sus tres amorosas mascotas: la improductividad, el juega vivo y la inequidad!
Lamentablemente, la madre de todas las modorras es la modorra ancestral de las multitudes panameñas. Pero por fortuna, desde el fondo de la impaciencia popular ha iniciado una larga marcha para hacer valer con firmeza implacable los derechos del pueblo al consumo, sus derechos a la estabilidad de precios y sus derechos al fluir constante del tráfico de vehículos, de información, de productos y de servicios.
Y ya, de manera creciente, también veo que a estos clamores nativos se van sumando las multitudes extranjeras, porque ellas han llegado a Panamá para encontrar un destino de bienestar; exactamente como el que han buscado y nunca han encontrado las multitudes panameñas desde hace generaciones.
www.flaviovelasquez.com
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