El Morro y Taboga
Publicado 2007/03/20 23:00:00
- Ginela Escala M./
El antiguo hotel que está en tierra firme fue demolido y ahora existe el proyecto privado de construir moles urbanas en tierra firme y en la isleta de El Morro.
LOS POETAS SON muchos más acertados y claros en decir verdades. Así lo expresa Ytsel Vega de Schroeder en su "Oda al Morro" de reciente publicación:
Taboga y el morro/ juntos siempre deben continuar/en su estado original /como la brisa y el mar. Duele el alma al observar /plan de destrucción total /al hacer mole en el mar sobre isleta tropical. /Allí conviven la historia,/recuerdos, fauna y gloria /entre tierra, agua y cielo /y el verdor de sus entrañas.
No se puede destruir /por lucro y por avaricia /lo que Dios nos construyó /con tanto amor y lealtad. /Roguemos por nuestro suelo /que está siendo depredado /paso a paso con el tiempo /sin poder mirar atrás!
Los que han visitado Taboga ubican al Morro, la porción de tierra que durante la marea alta es una isleta y en la marea baja se junta a tierra a través de un banco de arena conocida como la playa La Restinga.
El antiguo hotel que está en tierra firme fue demolido y ahora existe el proyecto privado de construir moles urbanas hoteleras tanto en tierra firme como en la isleta de El Morro
Es importante afirmar que un proyecto de este tipo debe poseer, al mismo tiempo, tanto sostenibilidad ambiental como sostenibilidad socio cultural, pues la construcción de un edificio de varios pisos en el Morro, sería algo similar a erigir un rascacielos al lado de la torre de Panamá Vieja. Aunque sólo la parte oeste de Taboga y la isla Urabá al sureste, hay áreas protegidas (258 hectáreas).
Desde hace 20 años, cuando fueron declaradas Refugio de Vida Silvestre, el Morro es sede de mucha vida animal y vegetal.
En Taboga, El Morro, y en toda la isla Urabá son un importantes sitios de anidación y actividad de pelícanos pardos (Pelecanus occidentalis).
"En un momento dado pueden haber hasta 3000 pelícanos acá (marido y mujer) poniendo huevos y atendiendo chiquillos entre los meses de diciembre a julio. También se pueden encontrar mariposas morfo, iguanas verdes, ranitas dendrobates y otras aves como fragatas, garzas y cormoranes". (Ver Almanaque Azul, en Internet)
La Restinga, la mejor playa de Taboga, también corre peligro si se desarrolla el proyecto, pues si hoy el acceso a la misma es precario, habría que investigar cuál sería el acceso futuro a ese lugar para el visitante, pues quedaría aprisionada entre las dos enormes moles hoteleras, una en tierra firme una y la otra en la isleta.
Aunque es cierto, que el Morro fue habitado en el siglo XIX con la presencia de una empresa inglesa de vapores, cuya huella son los restos de navíos como el cementerio en la isleta, la presencia de esos inmuebles no fue agresiva con el paisaje, según muestran los grabados de la época.
Taboga no es una isla deshabitada, sino sede de una comunidad de profundas raíces en su historia y tradiciones, y de habitantes ocasionales que nos identificamos con esa identidad, los problemas de la isla y la búsqueda conjunta de soluciones.
El proyecto en cuestión ha sido excluyente en cuanto a la participación de la población y no debe ser así. Tampoco sentimos que las autoridades estén tomando cartas en el asunto para evitar la degradación del paisaje ambiental y cultural de la isla.
El progreso, entendido correctamente, va de la mano con el ambiente, la cultura y la equidad, pues si no poseen esas correspondencias, los proyectos mal concebidos se vuelven contra sus propios promotores.
¿Busca el turismo externo grandes edificios y autopistas, o más bien viene huyendo de esos ambientes?
¿No es mejor proyectos hoteleros de baja densidad y sin contaminar visualmente el paisaje?
Por ejemplo, no construir en el Morro, sino habilitar en su parte baja un parque temático histórico cultural y senderos interpretativos, que lo convertirían en un atractivo para los visitantes y para los ocupantes del hotel en tierra firme, que al mismo tiempo debería armonizar con su entorno.
Taboga, es la isla mágica de Sinán, por eso cuando te acercas a ella parece a lo lejos una sirena recostada, anhelante en su lecho marino, agitada entre peces, algas, cormoranes, pelícanos gaviotas y fragatas magníficas.
Haciendo guardia de honor estaba acompañada por dos tortugas enormes, a sus pies la isla Urabá y a su lado -más pequeña- el promontorio de El Morro, que con la pleamar se convierte en islote.
Del otro lado de la isla, como la cara oculta de la luna, los barrancos deshabitados de gente, pero llenos de aves, peces y por qué no, de sílfides, duendes y monstruos marinos, donde existe un peñón donde cuentan los abuelos se amarraban a las ballenas con cuerdas trenzadas de lianas gigantescas.
raulleistr@hotmail.com
LOS POETAS SON muchos más acertados y claros en decir verdades. Así lo expresa Ytsel Vega de Schroeder en su "Oda al Morro" de reciente publicación:
Taboga y el morro/ juntos siempre deben continuar/en su estado original /como la brisa y el mar. Duele el alma al observar /plan de destrucción total /al hacer mole en el mar sobre isleta tropical. /Allí conviven la historia,/recuerdos, fauna y gloria /entre tierra, agua y cielo /y el verdor de sus entrañas.
No se puede destruir /por lucro y por avaricia /lo que Dios nos construyó /con tanto amor y lealtad. /Roguemos por nuestro suelo /que está siendo depredado /paso a paso con el tiempo /sin poder mirar atrás!
Los que han visitado Taboga ubican al Morro, la porción de tierra que durante la marea alta es una isleta y en la marea baja se junta a tierra a través de un banco de arena conocida como la playa La Restinga.
El antiguo hotel que está en tierra firme fue demolido y ahora existe el proyecto privado de construir moles urbanas hoteleras tanto en tierra firme como en la isleta de El Morro
Es importante afirmar que un proyecto de este tipo debe poseer, al mismo tiempo, tanto sostenibilidad ambiental como sostenibilidad socio cultural, pues la construcción de un edificio de varios pisos en el Morro, sería algo similar a erigir un rascacielos al lado de la torre de Panamá Vieja. Aunque sólo la parte oeste de Taboga y la isla Urabá al sureste, hay áreas protegidas (258 hectáreas).
Desde hace 20 años, cuando fueron declaradas Refugio de Vida Silvestre, el Morro es sede de mucha vida animal y vegetal.
En Taboga, El Morro, y en toda la isla Urabá son un importantes sitios de anidación y actividad de pelícanos pardos (Pelecanus occidentalis).
"En un momento dado pueden haber hasta 3000 pelícanos acá (marido y mujer) poniendo huevos y atendiendo chiquillos entre los meses de diciembre a julio. También se pueden encontrar mariposas morfo, iguanas verdes, ranitas dendrobates y otras aves como fragatas, garzas y cormoranes". (Ver Almanaque Azul, en Internet)
La Restinga, la mejor playa de Taboga, también corre peligro si se desarrolla el proyecto, pues si hoy el acceso a la misma es precario, habría que investigar cuál sería el acceso futuro a ese lugar para el visitante, pues quedaría aprisionada entre las dos enormes moles hoteleras, una en tierra firme una y la otra en la isleta.
Aunque es cierto, que el Morro fue habitado en el siglo XIX con la presencia de una empresa inglesa de vapores, cuya huella son los restos de navíos como el cementerio en la isleta, la presencia de esos inmuebles no fue agresiva con el paisaje, según muestran los grabados de la época.
Taboga no es una isla deshabitada, sino sede de una comunidad de profundas raíces en su historia y tradiciones, y de habitantes ocasionales que nos identificamos con esa identidad, los problemas de la isla y la búsqueda conjunta de soluciones.
El proyecto en cuestión ha sido excluyente en cuanto a la participación de la población y no debe ser así. Tampoco sentimos que las autoridades estén tomando cartas en el asunto para evitar la degradación del paisaje ambiental y cultural de la isla.
El progreso, entendido correctamente, va de la mano con el ambiente, la cultura y la equidad, pues si no poseen esas correspondencias, los proyectos mal concebidos se vuelven contra sus propios promotores.
¿Busca el turismo externo grandes edificios y autopistas, o más bien viene huyendo de esos ambientes?
¿No es mejor proyectos hoteleros de baja densidad y sin contaminar visualmente el paisaje?
Por ejemplo, no construir en el Morro, sino habilitar en su parte baja un parque temático histórico cultural y senderos interpretativos, que lo convertirían en un atractivo para los visitantes y para los ocupantes del hotel en tierra firme, que al mismo tiempo debería armonizar con su entorno.
Taboga, es la isla mágica de Sinán, por eso cuando te acercas a ella parece a lo lejos una sirena recostada, anhelante en su lecho marino, agitada entre peces, algas, cormoranes, pelícanos gaviotas y fragatas magníficas.
Haciendo guardia de honor estaba acompañada por dos tortugas enormes, a sus pies la isla Urabá y a su lado -más pequeña- el promontorio de El Morro, que con la pleamar se convierte en islote.
Del otro lado de la isla, como la cara oculta de la luna, los barrancos deshabitados de gente, pero llenos de aves, peces y por qué no, de sílfides, duendes y monstruos marinos, donde existe un peñón donde cuentan los abuelos se amarraban a las ballenas con cuerdas trenzadas de lianas gigantescas.
raulleistr@hotmail.com
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