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El prejuicio contra la raza negra en Panamá
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Hace pocos meses llamó la atención la manifestación de racismo, contra la etnia negra, en algunas discotecas de nuestra ciudad capital.Curiosamente nos informan que hechos muy similares se han dado recientemente en otras ciudades de América Latina, tales como Lima y Caracas.La información sobre estos hechos de abierto racismo, creó conjeturas en quienes, ingenuamente, creían que la discriminación racial en Panamá era una enfermedad desaparecida y enterrada a inicios del siglo XIX, cuando se abolió la esclavitud del hombre/mujer negros.Tonto error creer que un valor, como el ser negro, disminuido sistemáticamente mediante una ideología que se internalizó en toda la sociedad, durante siglos, pueda desaparecer fácilmente.Falso que el racismo ha desaparecido, sólo se ha transformado de abierto a solapado, camuflado e hipócrita.La mentira de ayer sobre la raza negroide, se hace presente, hoy en otras formas.Es una historia que, algunos por astucia y otros por verguenza no quieren mencionar.Si queremos erradicar los códigos de racismo, inculcados a nuestros antepasados y que han viajado mutándose de generación en generación, creo que es saludable poner, objetivamente, esa parte enferma de nuestro cuerpo/sociedad e introducirle el bisturí del análisis crítico para que evacue toda su purulencia.¿Cómo la minoría de población blanca panameña ha ejercido dominio sobre una mayoría negra, indígena y mestiza? Históricamente, la esclavitud del negro en Panamá, aparece desde el siglo XVI hasta el XIX, con la construcción de poblados, explotación de minas y fincas.Este sistema, tal como dijimos en artículos anteriores, fue justificado a través de una ideología (conjunto de valores) que crea una atmósfera de negatividad hacia la raza negra; elaborada por los españoles primero y después por los criollos herederos del poder económico-político-.Estos grupos de raza blanca, minoritarios en comparación en toda la población istmeña, hábilmente situaron su color como patrón de éxito.Se distorsionó la imagen y se buscó desarraigar su cultura.Todo lo que posee el negro es inferior a lo del blanco.Así, la paz, la justicia, la verdad, la honradez, el trabajo eficiente, la pureza del alma, la belleza; son acciones que sólo están asociadas al ser blanco.Sin embargo, el color de la piel, la nariz, el cabello del negro son sinónimos de fealdad, impureza, algo despreciable y rechazado.Ha sido de tal grado el racismo en Panamá, que en 1926, 1938 y 1940, fue incluido dentro de la política del Estado; pues había que -según palabras de dirigentes- "vencer ese problema biológico y mejorar o blanquear la raza", además de revertir la vergonzosa calificación que durante la anexión a Colombia se le había otorgado a Panamá: La Provincia Negra.Ese racismo se amplía y complica con la aparición del negro antillano y su trato por el gobierno norteamericano; como demanda en las obras para construir y mejorar el Canal.Indudablemente que, gracias a cambios socio-políticos, hemos logrado frenar levemente el desarrollo de conciencias racistas ; pero aún se requiere ejecutar nuevas acciones para minimizar ese mal, cuya complejidad llega hasta hacerlo -invisible y poco aceptado.Aún tenemos muchas manifestaciones de racismo escondido, disfrazado, en diferentes actividades de nuestro hacer social ; por ejemplo : muchos no creen que un negro(a) pueda llegar a ser Presidente de la República y si alcanza algún sitial político, ese hecho se destaca junto al color de su piel y no al de su capacidad o virtudes, como ocurrió con una Legisladora.En la televisión, igual que en eventos públicos muy sonados, difícilmente aparece una persona de raza negra como anunciante principal; y cuando aparece, es con la imagen de ridículo o servil.Existen puestos de trabajo, sobre todo en la empresa privada, que muy sutilmente crean condiciones para sólo aceptar gente de piel blanca.El racismo en su evolución e internacionalización en nuestra sociedad ha producido el endorracismo; que es la conducta asumida, por individuos víctimas de prejuicios raciales, contra seres de su raza, que bien tratan de esconder o rechazar su descendencia africana.Es decir, que se cae en el juego racista para desvalorarse, autoagredirse, y descalificarse; pues se trata de una persona que, en silencio, rechaza sus orígenes y rasgos físicos y como tal los descalifica en otro; tratando de escapar de la discriminación imperante.El racismo y endorracismo, con su secuela de prejuicio sólo se podrán eliminar, según mis modestos estudios u opinión, cuando:1.Nuestra descendencia africana sea incluida como contenido programático en la educación formal; por ende como elemento en la formación de nuestra identidad nacional; adquiriendo, cada uno de nosotros, el orgullo de esa descendencia; contribuyendo a crear una conciencia que acepte y destaque las diferencias raciales como elementos que nos enriquecen para el alcance de mayores grados de desarrollo.2.Se reconozca la existencia de la discriminación racial como una enfermedad social; la cual debemos denunciar, rechazar y debatir hasta su total destrucción.3.Se reconozca al mestizaje, como un cruce natural etno-cultural que nos enriquece y no como un mejoramiento racial.Científicamente sólo existen tres (3) razas: caucasoide, mongoloide y negroide.4.Se defina una política de Estado con propuestas adecuadas a poblaciones mayoritariamente de ascendencia negra, con énfasis en programas para el mejoramiento de servicios básicos de salud, educación, comunicación, transporte, vivienda y producción que aporte valor agregado con los recursos del medio; induciendo a la organización autogestionaria para la atención-participación en actividades de beneficio común; haciendo énfasis en la generación de la micro y pequeña empresa con la ayuda de asistencia técnica-financiera.