El Referéndum
Publicado 1999/10/03 23:00:00
- MilerickAlvendas
Cuando ganamos las elecciones en 1994, ya durante el mismo período de transición iniciamos nuestras actividades gubernamentales, realizamos giras internacionales a Europa y a las Américas promoviendo al país. Aquí en Panamá los ministros ya designados iniciamos conversaciones con el sector privado, para elaborar planes y cuando llegamos a las instituciones ya cada uno tenía su organigrama de colaboradores en el ámbito nacional confeccionado. Lo anterior nos permitió llegar al gobierno e iniciar ejecuciones de manera inmediata y no perder el tiempo en cuestiones accesorias consumidoras de tiempo y esfuerzo.
Los años de 1994, 95 y 96 fueron de ejecuciones en todos los campos con sus aciertos y sus errores. Hasta este momento no había intención de reelección, por ello fue que las últimas reformas al Código Electoral no contemplaron ningún tipo de reforma a la Constitución porque no se quería someter al país a un nuevo plebiscito.
No sabemos con certeza de dónde salió la idea de la reelección, suponemos que fue del círculo de amistades personales (no de las políticas) del Mandatario. En una ocasión éste le dijo en presencia de varios de nosotros a un hebreo de ese círculo "tú fuiste el que me metió en esto de la reelección". Pero eso no es lo importante. Lo que vale es que un buen día, a inicios del 97, hubo una decisión personal de ir al proceso. La verdad sea dicha, hubo consulta en el ámbito de todo nuestro partido y de todos los partidos aliados y grupos afines y existió el consenso necesario. La base de mi razonamiento para apoyar la idea y seguro estoy que de igual manera pensaron otros, era el gobierno de realizaciones que hasta ese momento habíamos llevado a cabo. Qué pensaron otros no lo sé, pero con seguridad hubo temor y amistad al Mandatario. Pero definitivamente que a todos nos falló el cálculo político.
El tratar de enmarcar las razones del fracaso del referéndum en un solo aspecto es imposible. Existieron muchas razones y todas con muy diferentes ponderaciones. Lo más evidente de ese pasaje histórico político fue el poco poder de convencimiento de la oposición de aquellos tiempos, con sus traídos argumentos de dictadura, asesinatos, etc. El pueblo actuó, con respecto a la oposición, ciega como un lazarillo.
Para muchos, al ponerle a este pueblo en la balanza las obras de gobierno y los rasgos negativos de la personalidad del Mandatario (ciertos como en todo ser humano pero también magnificados) daría como resultado una inclinación negativa para el SI. Este pueblo tiene sus maneras muy características de responder ante la disyuntiva que se establece entre el poderoso y el débil. Contra esto se puede argumentar que en el pasado han existido dirigentes con características de personalidad semejantes como lo fue el líder del arnulfismo y han sido favorecidos por el pueblo.
Otros, y en la etapa inmediata tras al referéndum hasta el mismo Mandatario, esgrimieron la tesis de la traición dentro del partido. No dudamos que existió el pase de factura por la Concertación, por la personalidad del Mandatario ya que al fin y al cabo el PRD también es pueblo y que existieron grupos familiares del partido que por estrategia se oponían a la reelección. Sin embargo, estimo que la masa del partido respondió de manera positiva, si no el resultado hubiese sido peor.
Otro factor que tuvo gran incidencia en el resultado adverso fue la participación en sentido contrario de muchos líderes de partidos y grupos aliados, honrosa excepción del Movimiento Nuevo Amanecer.
Considero que existieron muchas causas, pero la principal razón estuvo en darle una ponderación muy alta a la ejecutoria de gobierno, en primer lugar frente al inmediatismo del pueblo y en segunda instancia a la falta de solidaridad humana, que da como consecuencia que el yo individual y el yo disfrazado de colectivismo y gremialismo, tiene prelación sobre los intereses de las mayorías.
Ese pueblo pobre y de muchas necesidades quiere sus respuestas para ya, no entiende, ni le queda tiempo para entender el mediano y el largo plazo y para colmo si la economía crece y él por estar fuera del sistema no le llega su respuesta, entonces alguien está quedándose con lo de él, le están robando. En este sentir popular fue que, cual rémora, se montó la oposición. Es decir, ellos no guiaron sino que fueron llevados.
Por otro lado, los colectivistas y gremialistas, muchos de ellos con tinte político, ya que muchos posteriormente en las elecciones de mayo fueron candidatos por partidos de oposición, en la defensa a ultranza de las conquistas y derechos adquiridos, no quieren reparar en que la realidad política y económica de esas conquistas exclusivas afectan a las grandes mayorías.
Estas probables causas con los otros aderezos mencionados, las repercusiones dentro del PRD de la concertación, los cálculos políticos de ciertos grupos internos que no remaron en la dirección adecuada y el tiempo precioso que se perdió con la propaganda negativa inicial, hicieron el estrago que significó la pérdida del referéndum.
Si la pérdida fue un trauma severo para el partido los hechos que se desencadenaron a renglón seguido fueron peores, porque inmediatamente después del referéndum entramos con puntos y actitudes negativas al proceso electoral. Considero que lo sucedido entonces es el origen de la situación en que hoy nos encontramos. No existió el temple ni la madurez necesaria para empinarse sobre la derrota. De esta situación no nos dimos cuenta sino meses posteriores.
Un error táctico por nuestra parte fue el no reconocer que el guerrero estaba caído, y por eso esa noche del 31 de agosto de 1998 al proponer salidas políticas ya conversadas y mencionadas anteriormente, la situación de hechos suscitados y ánimos negativos fue aprovechada por los lisonjeros resentidos, para meter la cizaña y la división en un grupo que hasta ese momento había enfrentado y vencido muchos retos. Así, después de ese primer revés el grupo se fracturó y la visión de grupo político fue reemplazada por la amical.
Por eso fue que se inició la búsqueda de chivos expiatorios, se creyeron las maledicencias otra vez del mismo entorno, como por ejemplo que yo tenía propaganda preparada para mi precandidatura, cuando era vox populi quienes sí tenían todo preparado. Por esa intriga, que toleramos por la integridad del partido, se empezó a pasar facturas como la mía y mis allegados en el Ministerio de Vivienda ante un caso de ratería suscitado después que salimos de la institución, ya que se me debía castigar no sé si por la supuesta traición o por la osadía, ya que algunos hasta decían que un negro no podía ser presidente y que en Chiriquí no íbamos a sacar un solo voto. El tiempo dirá la verdad.
Si hay un defecto en mí como político y espero nunca perder ese defecto a pesar de los múltiples reveses que en ese sentido he recibido, es el ser leal a mis amistades personales y políticas. Sabemos que en la política la lealtad y la confianza tienen poco espacio, pero no es así en mi integridad política.
Una vez que el partido entra en las primarias la percepción de traición dio origen a que se alentara a múltiples precandidatos en nuestras primarias con objetivo preciso. Con tantos candidatos de una misma corriente, se creaba el peligro de que el partido por medios democráticos, fuese tomado por fuerzas que en un pasado reciente lo adversaron y hasta auparon su destrucción por medio de la invasión y que además siempre lo han visto como un vehículo para satisfacer apetitos personales. Todo esto se logró sortear con habilidad y desprendimiento para que el partido sufriera las menores consecuencias posibles. Con esta estrategia logramos sacar un candidato que en ese momento nos garantizaba la integridad del partido.
Los detalles más íntimos de todos estos hechos pertenecen a mi persona, a los que las vivimos y discutimos con más intensidad y a mi partido. Una vez pasados todos los eventos electorales y hecha la reestructuración del partido las hemos querido compartir por varias razones.
Primero, para una tranquilidad personal, ya que nuestra conciencia nos decía que se le debía una explicación a la ciudadanía, para que ésta tenga más elementos de juicio. En segundo lugar, por nuestra dignidad que con vileza fue pisoteada sin razón ni fundamento y consecuencias de ello todavía estamos pagando. En tercer lugar, por mi familia y amistades que sufrieron la situación y en cuarto lugar y quizás lo más importante para y por la juventud de nuestro partido, como un mensaje que cuando se pertenece a un partido como el nuestro, donde sí existen cosas de honor, dignidad y capacidad, éstas tienen su momento y la forma para tratarlas si queremos de verdad al partido. Salirse de esos criterios es oportunismo y pescar en río revuelto y en ese caso la pelea no es buena.
Los años de 1994, 95 y 96 fueron de ejecuciones en todos los campos con sus aciertos y sus errores. Hasta este momento no había intención de reelección, por ello fue que las últimas reformas al Código Electoral no contemplaron ningún tipo de reforma a la Constitución porque no se quería someter al país a un nuevo plebiscito.
No sabemos con certeza de dónde salió la idea de la reelección, suponemos que fue del círculo de amistades personales (no de las políticas) del Mandatario. En una ocasión éste le dijo en presencia de varios de nosotros a un hebreo de ese círculo "tú fuiste el que me metió en esto de la reelección". Pero eso no es lo importante. Lo que vale es que un buen día, a inicios del 97, hubo una decisión personal de ir al proceso. La verdad sea dicha, hubo consulta en el ámbito de todo nuestro partido y de todos los partidos aliados y grupos afines y existió el consenso necesario. La base de mi razonamiento para apoyar la idea y seguro estoy que de igual manera pensaron otros, era el gobierno de realizaciones que hasta ese momento habíamos llevado a cabo. Qué pensaron otros no lo sé, pero con seguridad hubo temor y amistad al Mandatario. Pero definitivamente que a todos nos falló el cálculo político.
El tratar de enmarcar las razones del fracaso del referéndum en un solo aspecto es imposible. Existieron muchas razones y todas con muy diferentes ponderaciones. Lo más evidente de ese pasaje histórico político fue el poco poder de convencimiento de la oposición de aquellos tiempos, con sus traídos argumentos de dictadura, asesinatos, etc. El pueblo actuó, con respecto a la oposición, ciega como un lazarillo.
Para muchos, al ponerle a este pueblo en la balanza las obras de gobierno y los rasgos negativos de la personalidad del Mandatario (ciertos como en todo ser humano pero también magnificados) daría como resultado una inclinación negativa para el SI. Este pueblo tiene sus maneras muy características de responder ante la disyuntiva que se establece entre el poderoso y el débil. Contra esto se puede argumentar que en el pasado han existido dirigentes con características de personalidad semejantes como lo fue el líder del arnulfismo y han sido favorecidos por el pueblo.
Otros, y en la etapa inmediata tras al referéndum hasta el mismo Mandatario, esgrimieron la tesis de la traición dentro del partido. No dudamos que existió el pase de factura por la Concertación, por la personalidad del Mandatario ya que al fin y al cabo el PRD también es pueblo y que existieron grupos familiares del partido que por estrategia se oponían a la reelección. Sin embargo, estimo que la masa del partido respondió de manera positiva, si no el resultado hubiese sido peor.
Otro factor que tuvo gran incidencia en el resultado adverso fue la participación en sentido contrario de muchos líderes de partidos y grupos aliados, honrosa excepción del Movimiento Nuevo Amanecer.
Considero que existieron muchas causas, pero la principal razón estuvo en darle una ponderación muy alta a la ejecutoria de gobierno, en primer lugar frente al inmediatismo del pueblo y en segunda instancia a la falta de solidaridad humana, que da como consecuencia que el yo individual y el yo disfrazado de colectivismo y gremialismo, tiene prelación sobre los intereses de las mayorías.
Ese pueblo pobre y de muchas necesidades quiere sus respuestas para ya, no entiende, ni le queda tiempo para entender el mediano y el largo plazo y para colmo si la economía crece y él por estar fuera del sistema no le llega su respuesta, entonces alguien está quedándose con lo de él, le están robando. En este sentir popular fue que, cual rémora, se montó la oposición. Es decir, ellos no guiaron sino que fueron llevados.
Por otro lado, los colectivistas y gremialistas, muchos de ellos con tinte político, ya que muchos posteriormente en las elecciones de mayo fueron candidatos por partidos de oposición, en la defensa a ultranza de las conquistas y derechos adquiridos, no quieren reparar en que la realidad política y económica de esas conquistas exclusivas afectan a las grandes mayorías.
Estas probables causas con los otros aderezos mencionados, las repercusiones dentro del PRD de la concertación, los cálculos políticos de ciertos grupos internos que no remaron en la dirección adecuada y el tiempo precioso que se perdió con la propaganda negativa inicial, hicieron el estrago que significó la pérdida del referéndum.
Si la pérdida fue un trauma severo para el partido los hechos que se desencadenaron a renglón seguido fueron peores, porque inmediatamente después del referéndum entramos con puntos y actitudes negativas al proceso electoral. Considero que lo sucedido entonces es el origen de la situación en que hoy nos encontramos. No existió el temple ni la madurez necesaria para empinarse sobre la derrota. De esta situación no nos dimos cuenta sino meses posteriores.
Un error táctico por nuestra parte fue el no reconocer que el guerrero estaba caído, y por eso esa noche del 31 de agosto de 1998 al proponer salidas políticas ya conversadas y mencionadas anteriormente, la situación de hechos suscitados y ánimos negativos fue aprovechada por los lisonjeros resentidos, para meter la cizaña y la división en un grupo que hasta ese momento había enfrentado y vencido muchos retos. Así, después de ese primer revés el grupo se fracturó y la visión de grupo político fue reemplazada por la amical.
Por eso fue que se inició la búsqueda de chivos expiatorios, se creyeron las maledicencias otra vez del mismo entorno, como por ejemplo que yo tenía propaganda preparada para mi precandidatura, cuando era vox populi quienes sí tenían todo preparado. Por esa intriga, que toleramos por la integridad del partido, se empezó a pasar facturas como la mía y mis allegados en el Ministerio de Vivienda ante un caso de ratería suscitado después que salimos de la institución, ya que se me debía castigar no sé si por la supuesta traición o por la osadía, ya que algunos hasta decían que un negro no podía ser presidente y que en Chiriquí no íbamos a sacar un solo voto. El tiempo dirá la verdad.
Si hay un defecto en mí como político y espero nunca perder ese defecto a pesar de los múltiples reveses que en ese sentido he recibido, es el ser leal a mis amistades personales y políticas. Sabemos que en la política la lealtad y la confianza tienen poco espacio, pero no es así en mi integridad política.
Una vez que el partido entra en las primarias la percepción de traición dio origen a que se alentara a múltiples precandidatos en nuestras primarias con objetivo preciso. Con tantos candidatos de una misma corriente, se creaba el peligro de que el partido por medios democráticos, fuese tomado por fuerzas que en un pasado reciente lo adversaron y hasta auparon su destrucción por medio de la invasión y que además siempre lo han visto como un vehículo para satisfacer apetitos personales. Todo esto se logró sortear con habilidad y desprendimiento para que el partido sufriera las menores consecuencias posibles. Con esta estrategia logramos sacar un candidato que en ese momento nos garantizaba la integridad del partido.
Los detalles más íntimos de todos estos hechos pertenecen a mi persona, a los que las vivimos y discutimos con más intensidad y a mi partido. Una vez pasados todos los eventos electorales y hecha la reestructuración del partido las hemos querido compartir por varias razones.
Primero, para una tranquilidad personal, ya que nuestra conciencia nos decía que se le debía una explicación a la ciudadanía, para que ésta tenga más elementos de juicio. En segundo lugar, por nuestra dignidad que con vileza fue pisoteada sin razón ni fundamento y consecuencias de ello todavía estamos pagando. En tercer lugar, por mi familia y amistades que sufrieron la situación y en cuarto lugar y quizás lo más importante para y por la juventud de nuestro partido, como un mensaje que cuando se pertenece a un partido como el nuestro, donde sí existen cosas de honor, dignidad y capacidad, éstas tienen su momento y la forma para tratarlas si queremos de verdad al partido. Salirse de esos criterios es oportunismo y pescar en río revuelto y en ese caso la pelea no es buena.
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