En temas internacionales, preguntar no cuesta nada
Durante esta semana, el mundo occidental ha visto conmocionado cómo, en escalada, terroristas islámicos radicales atentaron contra inocentes en la capital de Francia, París. En ...
Durante esta semana, el mundo occidental ha visto conmocionado cómo, en escalada, terroristas islámicos radicales atentaron contra inocentes en la capital de Francia, París. En ...
- Guillermo Antonio Ruiz Q. ([email protected])
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- - Publicado: 19/11/2015 - 12:00 am
Durante esta semana, el mundo occidental ha visto conmocionado cómo, en escalada, terroristas islámicos radicales atentaron contra inocentes en la capital de Francia, París. En un ejemplo de barbarie sin límites, fríamente los asesinos ejecutaron a sus víctimas una a una, sin piedad por los lamentos y en medio de una operación evidentemente planificada.
Hay quienes aducen que suceden a diario eventos similares en otras regiones del mundo. Y es completamente cierto. Entiendo que la mayor parte de los que mantienen esta afirmación, con mucho esfuerzo pueden ubicar en un mapa dónde queda Nigeria, Irak o Líbano, por lo que me parece más opiniones sin mayor consistencia que afirmaciones con base.
Y es que no tenemos clara la dimensión de lo que sucede. Es una guerra de civilizaciones. Se le ha declarado la guerra a occidente. Y eso hay que manejarlo con mucho cuidado.
He escuchado a expertos indicar que, en el presente, estos terroristas son cada vez más jóvenes, y ni siquiera hablan árabe. Esto los lleva a la conclusión de que su adiestramiento en ideologías extremistas no es en una mezquita o una madraza. Es a través de internet.
El peligro con esto es que cualquier desadaptado, cualquiera con problemas extremos en casa es susceptible a ser adoctrinado en esta ideología del terror. Y lo peor de todo es que requiere de monitoreo muy sofisticado para dar seguimiento a innumerables pistas que pueden surgir cada minuto.
La defensa contra este nuevo tipo de enemigo es completamente complicada. La prueba es lo sucedido la semana pasada. Los servicios secretos europeos y norteamericanos no pudieron impedir la tragedia. Y eso es de preocupar.
Lo que en mi concepto es más grave es que si usted mira los videos que han producido los terroristas en los últimos días y que medios de información de todo el mundo han traducido y presentado, sobre todo en las redes sociales, se va a dar cuenta de un detalle espeluznante: ya no se tapan el rostro.
Así las cosas, occidente tiene en la acera del frente a un enemigo que le ha perdido el miedo a sus servicios de inteligencia. Que, identificación de por medio, aterroriza y amenaza utilizando los propios medios existentes.
Estamos hablando de una escalada de terror nunca antes vista. Global. Que puede afectar cualquier lugar en cualquier momento si no se cuenta con las herramientas y medidas de seguridad adecuadas.
El Gobierno de la República de Panamá ha manifestado su participación en la coalición de países que confrontaran a la fuerza antes descrita. Esto ha levantado una serie de objeciones por parte de la sociedad en general ante el raro anuncio.
La Cancillería de nuestro país ha aclarado que nuestra participación solamente será tangencial. Es decir, en temas financieros.
Me gustaría saber si esta aclaración, con sus aristas y explicaciones anexas, despeja el hecho real. Y es que estamos en una lista, en la cual ningún otro país de América Latina, ha querido pertenecer.
Y llama la atención porque, por ejemplo, Colombia tiene 50 años de lucha contra los barones de la droga y los terroristas que se disfrazan de guerrilleros. México libra una sangrienta lucha contra el narcotráfico. Perú pasó por la desgracia de vivir con grupos terroristas despiadados. Y a ninguno se le ha ocurrido la idea que a nuestro gobierno sí.
Estos temas son muy delicados. Es posible que una mala asesoría nos haya metido en un baile al cual nunca fuimos invitados. Y lo peor es que este baile pinta mal. Y nadie quiere sacarnos a bailar. Tenemos que valernos por nosotros mismos, sin ejército, sin inteligencia, con fronteras porosas.
Hay temas que se deben tratar como temas de Estado. Ya Panamá es signataria de cualquier cantidad de convenios internacionales que nos obligan como país a prestar colaboración en materia de información financiera cuando hay este tipo de temas.
Nunca se es tarde para enmendar un error. Y el incluir a nuestro país en una coalición internacional cuyos métodos de lucha no están bien definidos es peligroso. Y lo es aún más, si tomamos en cuenta que el enemigo tampoco es fácil de identificar, y puede aparecer en cualquier parte.
La consulta es importante en estos casos. Espero que esto termine como una anécdota mala y espero que para el futuro, nuestros gobernantes busquen asesoría de los mejores, pues en la tierra de Ricardo J. Alfaro hay muy buenos expertos en temas internacionales que seguramente, sin distinción de partidos políticos, pueden apoyar las iniciativas de nuestros gobernantes, de ser necesario.
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