¿Es usted un caníbal?
- Rómulo Emiliani, cmf. (opinion@epasa.com)
Se practicó el canibalismo por minorías tribales en épocas antiguas por razones de hambre, de supersticiones aberrantes como la de que el comer la carne de “del jefe” se asimilaba su espíritu, o por razones bélicas, ya que al comerme al enemigo derrotaba a los dioses del rival.
Pero esa clase de canibalismo no ha hecho tanto estrago como la que se ha practicado históricamente, en la medida en que el ser humano “se ha estado comiendo a otros” al reducir a las personas a cuerpos o máquinas con las que, por ejemplo, se construyeron las pirámides de Egipto, o la esclavitud que sirvió a la civilización griega y romana sin derecho.
No digamos el canibalismo practicado bajo el manto de la civilización cristiana y que transportó a miles de negros de África que luego eran vendidos en nuestras plazas de América y que terminaban sirviendo, sin respetar su dignidad en las plantaciones, haciendas, casas de los potentados y centros de poder administrativo colonial. Llamo caníbal a la persona que se “come” la vida de otro al medirlo y usarlo como una pieza útil para sus intereses, y que se llena el vientre codicioso de lo valioso de aquél, sea de su trabajo muy mal pagado, su tiempo, su voto en las elecciones, su cuerpo sexualmente.
Caníbal es aquél que no se da cuenta de que en todo ser humano hay un espíritu trascendente a lo terreno y con aspiración a lo infinito, a amar sin límites y a una eternidad con Dios. Caníbal es el ignorante y ciego que atropella la dignidad humana “usando a la gente para sus fines”. El caníbal es sádico, insaciable en sus apetitos, seductor para conquistar engañando, grotesco en la manera de explotar al otro y es capaz de “engullirse a su víctima”. El caníbal se “come la fama” de cualquiera, difamándolo, calumniándolo y acabando con la honra de su víctima, por placer, envidia o competencia. Hay canibalismo en los que hacen préstamos cobrando intereses altos que la víctima pasa años pagando varias veces lo prestado. Lo practican multinacionales y empresas nacionales que arruinan la producción a pequeña escala destruyendo humildes negocios. Todos tenemos algo de caníbales y para evitar eso le propongo:
1. Mirar a los seres humanos como espíritus encarnados, como entes superiores a la materia. 2. Vernos como parte de un todo donde el daño que le hago a otro me lo hago a mí mismo. 3. Evitar que mis deseos sin control me conviertan en un devorador de “carne humana” explotando al prójimo, codificando a las personas. 4. Buscar a Dios para que nos dé la iluminación. Señor, hoy te pido nos ayudes a dejar este canibalismo, ya que contigo podemos ser invencibles.
Monseñor.
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